domingo, 5 de febrero de 2017

LOS ARNOLD: OTRA FAMILIA DE NEGOCIOS
Gustavo A. Moreno Martínez moremar@prodigy.net.mx

Introducción
Ya hemos comentado que no es posible hablar de la historia de La Francesa como tienda de ropa y mueblería, si no se hablaba de la vida de Don Ernesto R. Félix Rubio y su familia, de la misma manera, y aunque de manera marginal, la familia Arnold Edeza también estuvo ligada a esta tienda, ya que Ernesto R. Felix se casa con Laura Arnold Edeza proveniente de una familia de mineros, que después incursionan en los negocios y en la política. Eran originarios de Sinaloa y ligados, al menos en Cananea, al régimen de Porfirio Díaz y Ramón Corral, representado en Sonora por Rafael Izabal y Luis E. Torres. Los primeros miembros de la familia Arnold Edeza llegan a Cananea a finales del Siglo XIX, motivados, como todos los comerciantes e inversionistas de muchas partes de México y el mundo, por el auge económico y desarrollo urbano que esta ciudad estaba experimentando, basados en las grandes reservas mineras que se habían descubierto en este distrito, pero sobre todo, por el potencial que representaba la explotación del cobre, metal que la industria eléctrica mundial estaba demandando en grandes cantidades por el creciente uso industrial, urbano y doméstico que desde finales del Siglo XIX estaba en constante crecimiento. 
Aunque Laura Arnold es el pivote para abordar este tema, al igual que las otras mujeres de la familia solo se dedican al hogar por lo que es muy poco lo que se conoce de sus vida, pero sin duda, de la familia quien más destacó fue Eduardo R., ya que de los varones, fue el más inteligente para hacer negocios y enrolarse en la política de su época y llegó a ser Presidente Municipal de Cananea, propietario de una casa comercial y de algunas minas; por lo que este documento, se centra principalmente en este miembro de la familia.
Orígenes de los Arnold Edeza
Los Arnold Edeza eran siete hermanos nacidos todos en Cosalá, Sinaloa entre 1866 y 1886. Sus padres eran Rodolphe H. Anton Arnold y Laura Edeza Ayón. Su padre, quien nace en 1840 era originario de Suiza, su madre originaria de Cosalá nacida en 1848. No se sabe en qué año llega R. A. Arnold a Sinaloa, pero probablemente su matrimonio se lleva a cabo en 1865 o principios de1866, ya que su primogénito Segismundo, nace el 8 de diciembre de 1866.
Rodolphe H. Anton Arnold ~1890 (Foto: Martha Félix).

No se encontró evidencia de cuándo ni en qué condiciones llega R. A. Arnold a Cosalá, un pueblo cuyo potencial minero fue descubierto desde 1575 y se le denominó Real de Minas de Nuestra Señora de las Once Mil Vírgenes de Cosalá. De sus actividades empresariales tampoco se tiene conocimiento, pero probablemente, como muchos de los empresarios de la época, combinaban las actividades agropecuarias o comerciales con la minería. La evidencia de que se dedicaba a la minería se encontró en un periódico de octubre de 1903 en la que Eduardo R. Arnold, su cuarto hijo, quien era “representante de un rico grupo minero”, pone a la venta la mina Los Reyes localizada en San Andrés de la Sierra, municipio de Santiago Papasquiaro, Durango; mina localizada en plena sierra duranguense, a unos 80 km al norte de Cosalá y que se supone era propiedad de la familia, ya que desde antes de 1894 se encontraban viviendo en San Andrés. También recibió una oferta de $30,000 por la mina La Providencia en la misma localidad de parte de Wilson Company de Cincinnati.
La familia Arnold Edeza estaba constituida por 7 hijos, siendo el primogénito Segismundo Rodolphe (08/12/1866), después nace Jovita (15/02/1873), le seguiría Tamarita (04/06/1874), el cuarto hijo sería Eduardo Rodolfo (10/04/1876), posteriormente nace Cindirila (10/08/1877), cinco años después nace Reginaldo Rodolphe (26/11/1882) y por último nacería Laura (12/11/1886).
En 1894, año en que Cindirila, de acuerdo a la costumbre de la época, es presentada ante un juez, ya que iba a contraer matrimonio, evento donde se levanta un acta fechada el 19 de abril de 1894 en San Andrés de la Sierra, ya no aparece su padre, por lo que parece que el patriarca de la familia Arnold Edeza muere ese año o antes y la familia se encontraba viviendo en este sitio dedicados a la minería.
Para confirmar que la familia se dedicaba a la minería, Segismundo el mayor de los hijos, con fecha en julio de 1899 hizo denuncios cerca de Los Remedios en el municipio de Tamazula para las minas La Primavera y Venillas de Plata, además de otro denuncio para una mina de plata en Topia, municipio del mismo nombre, todas en el estado de Durango. También, con fecha 7 de diciembre de 1901 obtiene una concesión minera para la Ampliación Oriente de El Gavilán, mina ubicada en el distrito de Nombre de Dios, municipio de Poanas, Durango, concesión que años después perdería por caducidad al no explotarla.
Desde su estancia en Durango, Eduardo R. Arnold mostraba su gusto por la política, ya que en enero de 1902 es nombrado por el gobernador Juan Santa Marina, Jefe Político del Partido de Santa María del Oro, mejor conocido como El Oro, ubicado en la porción norte del estado, uno de los pocos jefes políticos que no fue reelecto al año siguiente, por lo que se asume que después de vender las minas en San Andrés de la Sierra a finales de 1903, Eduardo R. y Reginaldo R. Arnold migran a Cananea. Todo parece indicar que los Arnold, antes de migrar a Cananea, estuvieron muy activos como mineros en buena parte de Durango, y particularmente Eduardo, también estuvo muy activo en la política, por lo que no le fue difícil encajar en medio político de Cananea y de Sonora.
Los Arnold en Cananea
Todos los hijos de la familia nacen en Cosalá, por lo que se asume que la familia permaneció en esta población, por lo menos hasta 1886, año en que nace Laura, la más pequeña de la familia; migrando después a San Andrés de la Sierra, de donde la primera de la familia en migrar a Cananea fue Cindirila junto con su esposo Ángel Murillo, quienes al parecer llegan a Cananea en el año de 1897 o al año siguiente, ya que en 1898 nace en este lugar Conrada la segunda de sus hijos.
Segismundo sería el segundo de la familia en migrar a Cananea, quien al parecer llega en 1902, ya que en enero de 1903 nace en Cananea su hija Esperanza, la primera de sus hijos. Todo parece indicar que Eduardo R. y Reginaldo R. sería los siguientes en llegar a Cananea y esto probablemente sucede a finales de 1903 o principios de 1904, después de vender las minas de San José de la Sierra, cuya transacción se lleva a cabo entre noviembre y diciembre de 1903.
En San José de la Sierra permanecen probablemente hasta finales de 1906 o principios 1907, Laura Edeza y su hija Laura, época en que migran a Cananea para reunirse con sus hijos que ya se encontraban viviendo en este mineral. Ambas llegan a vivir en casa de Eduardo, quien vivía en la parte alta del edificio donde tenía el negocio.
Para 1904 ya estaban bien establecidos en este mineral y al menos Eduardo, quien por referencias familiares se sabe que instala un comercio, donde se vendía de todo (warehouse) y él vivía en la planta alta del edificio que se encontraba muy cerca donde después se construyó el puente en la Av. Juárez y Calle 1ª. Poco se sabe de la vida y actividades de los Arnold Edeza hasta principios de 1906, cuando Eduardo se enrolaría en la política local, ya que para febrero de este año aparece como miembro del cabildo o consejo de Cananea y a la postre sería el miembro de la familia que más destacaría en los negocios y el único que se involucra en la política.
La noche del 1 de junio de 1906, como miembro del cabildo municipal y del régimen porfirista y con el objetivo de reforzar a la policía, por instrucciones de Filiberto Vázquez Barroso, Eduardo R. Arnold junto con el Dr. Enrique Flores, se pone al frente de 20 hombres armados para vigilar la parte sur y baja de la ciudad, después de los sucesos de la huelga que había iniciado la madrugada de ese día.
Una vez que las revueltas aguas de la ciudad tomaron su nivel y Greene hizo el análisis del comportamiento de todos los involucrados en la represión de la huelga, a mediados de julio, Vázquez Barroso renuncia o es destituido como presidente municipal y Eduardo R. Arnold lo sustituye. Arnold se iniciaba de lleno en el ambiente de componendas políticas, la corrupción y represión de los obreros de Cananea, que años más tarde, a la caída del régimen porfirista, le traería el repudio de los cananenses y la persecución por defraudación de las arcas municipales.
Foto-pintura de Eduardo R. Arnold en la pared de los presidentes municipales de la Sala de Regidores del Palacio Municipal de Cananea. (Foto: D. P.).

Eduardo R. Arnold pronto se enrolaría en su papel de alcalde y para diciembre de ese año se encontraba trabajando en un proyecto para un centro recreativo ubicado a tres millas (4.8 km) de Cananea, donde se instalaría un centro de diversiones y “juegos de export” de todo género, las crónicas decían:
“Para llevar a cabo esta idea, que conceptuamos sumamente progresista y moralizadora, el señor Presidente Municipal, cuenta con la ayuda de la Compañía y con la cooperación de todos los hombres progresistas de ese lugar. La C. C. C. Co., construirá un ramal de vía angosta que llegue hasta el lugar mencionado y pondrá a disposición del público coches de pasajeros que harán varios viajes de excursión al día para llevar y traer a los turistas por un módico precio.”
A partir de que lo nombran presidente municipal y de que se convierte en el propietario de la mina El Pilar que había denunciado a finales de 1906, Eduardo con mucha frecuencia viajaba con Greene en sus vagones privados a Santa Cruz, Nogales, Hermosillo, Guaymas y varios lugares de Arizona en viajes de negocios y de placer. También, con el apoyo del presidente de la 4C, pronto se afianzaría en el aparato político sonorense y cada que acudía Ramón Corral, Rafael Izabal y/o Luis E. Torres, organizaba grandes festejos y bailes en su honor, lo que le granjeaba el reconocimiento del aparato porfirista en Sonora, sobre todo con Luis E. Torres, quien tenía una casa en Cananea, obsequio de Greene, y gustaba pasar parte de los veranos en Cananea huyendo del calor de Hermosillo.
A pesar de que el juego estaba proscrito en Cananea, prohibición que había establecido el gobernador Rafael Izabal desde 1904, no se sabe desde cuándo, pero Reginaldo R. Arnold operaba una casa de juego protegido por su hermano Eduardo y a principios de febrero de 1907, Reginaldo es sorprendido por los rurales dirigidos por Francisco Aguilar, Prefecto de Hermosillo, y junto con su hermano Eduardo, 40 americanos y 35 mexicanos fueron apresados y llevados a la cárcel al encontrarlos jugando en este garito operado por los Arnold. Sin embargo, gracias a sus relaciones, muy pronto saldrían de la cárcel y Eduardo seguiría consolidándose dentro del aparato político del porfirismo, y por supuesto, como empresario, que en esa época una cosa iba con la otra para poder destacar en ambas actividades.
Probablemente como parte de la expansión de los negocios y al no poder seguir operando la casa de juego clandestina, en marzo o principios de abril de 1907 Reginaldo R. Arnold compra el Hotel Los Ángeles a L. E. Leggett. El hotel se encontraba localizado en la esquina de Calle Primera y Av. Sonora, en contra-esquina de la, en ese entonces en construcción, Parroquia de Nuestra Señora de Guadalupe.
Anuncio del Hotel Los Ángeles (Bisbee Daily Review 13/04/1907).

Al parecer en un viaje que realiza Eduardo R. Arnold con motivo de cerrar un contrato para enviar mineral de la mina El Pilar a la fundición de El Paso, se casa en esa ciudad con Gabriela Koppes Lecoffe el 23 de abril de 1907, no se especifica si el matrimonio fue por lo civil o religioso, ya que de acuerdo a los registros existentes, ya había nacido su hijo Edward August Arnold Koppes el 18 de octubre de 1906 en el condado de Navarro en Texas. Gabriela, a quien Eduardo R. seduce muy jovencita, era hija de Augustine Koppes un ingeniero de minas de origen francés radicado en Cananea.
Eduardo R. se seguía consolidando como porfirista y en 1907 fue ratificado como presidente municipal durante las elecciones de ese año y en el rol de miembro del porfiriato, a principios de julio de este mismo año, se encontraba preparando una gran recepción para la visita del Vicepresidente de la República, Ramón Corral, que llegaría el 7 de ese mes y venía acompañado de Rafael Izabal y el Gral. Luis E. Torres (El Triunvirato de Sonora); recepción que se llevó a cabo en el Palacio Municipal y a la que fueron invitados lo más granado de los industriales, militares, profesionales y de la sociedad civil. Previamente se realiza un gran desfile, y dicen las crónicas, que reúne entre 25 mil y 30 mil personas de Cananea y de toda la región, ya que todas las actividades empresariales de la ciudad y los alrededores se encontraban paralizadas por este evento.
Eduardo R. como presidente municipal y católico, junto con lo más granado de la sociedad cananense, entre ellos Ernesto R. Félix, quien se casaría año y medio después con su hermana Laura, el 25 de julio de 1907 participó en una reunión presidida por el Padre Russel, donde se conformaron los patronatos para la terminación de la Parroquia de Nuestra Señora de Guadalupe y la construcción de la iglesia de La Chivatera, donde los presidentes de los comités serían Ignacio Macmanus y el Padre Russel, respectivamente, patronatos soportados fuertemente por los Greene, quienes aportaron importantes cantidades para la construcción de ambas iglesias.
Para octubre de 1907, la 4C estaba en crisis, Greene había perdido el control de la empresa y los precios del cobre se habían derrumbado, por lo que la empresa cierra e inicia el despido masivo de obreros creando una fuerte crisis social y económica en el mineral, Eduardo R. Arnold, como presidente municipal, le toca enfrentar esta problemática y para paliar la crisis logra negociar con la empresa que los despidos sean paulatinos para que los obreros logren encontrar empleo en otras zonas, a la vez que negocia con el Gobierno del Estado, la reducción a la mitad los impuestos a los comerciantes y los pagos del impuesto predial, en tanto no se reactivaran las labores de la 4C que se estimaba estaría cerrada hasta principios de 1908; sin embargo, su apertura se realizó hasta mediados de ese año, cuando se terminó la reconversión industrial a la que fue sometida la empresa para bajar los costos de operación. Por este motivo, hubo una gran desbandada de residentes cananenses, de tal forma, que de los 22 mil habitantes que se estimaba había en 1906, para diciembre de 1907 se estimaba una población de unos 10 mil habitantes, motivo por el que muchos comercios fueron cerrados.
Como presidente municipal, a Eduardo R. también le tocó la etapa de interés y recuperación de Cananea. Con miras a la iniciación de las operaciones de la 4 C, con fecha 9 de marzo de ese 1908, llega a Cananea un tren procedente de Tucson con gran cantidad de personajes del mundo de las finanzas, aseguradoras, banqueros, comerciantes, bienes raíces, constructores, doctores y dentistas; quienes querían conocer de primera mano las condiciones imperantes en el mineral. En nombre de Cananea B. S. Peleyer dio un discurso de bienvenida lleno de frases de amabilidad y bienvenida, este fue seguido por el Presidente Arnold quien dio otro discurso en el mismo tono y otorgó la llave de la ciudad a los huéspedes, quienes iniciaron el recorrido por la ciudad y las instalaciones mineras, después de un sustancioso desayuno. De esta manera se promovían las inversiones en el municipio.
Dentro de los eventos, que ya desde mediados de 1908 se estaban llevando a cabo, estaba la creación de la Junta del Centenario de la Independencia en Cananea, para lo que se formó el Comité del Centenario de la Independencia que estaba formado por: Filiberto Vázquez Barroso, presidente; Pablo Rubio, Vice-Presidente; Lic. F. López Linares, Secretario; J. Luis Carranco, Prosecretario; Eduardo R. Arnold, Tesorero; y como vocales Espiridión Robles, Luis F. Castro, Alfredo Reyes González, Leopoldo Padilla y Simón Montaño, este último era el director de la Gaceta de Cananea.
De las pocas veces que se mencionaba en los medios de comunicación a los demás miembros de la familia Arnold Edeza, la mayoría era cuando se suscitaba un evento social, familiar o cuando se metían en problemas. Otro ejemplo de esto, es el que durante el mes de julio de 1908, se estuvo publicando en el periódico oficial del Estado de Sonora La Constitución, notificaciones de la promoción de un juicio ejecutivo ordinario radicado por Reginaldo R. Arnold en el juzgado de Cananea el 25 de junio de ese año, en contra de J. E. Leggett instaurando una demanda por la cantidad de mil pesos mexicanos, gastos, costas e intereses legales. Esta demanda probablemente tenía que ver con la compra-venta del Hotel Los Angeles que se había llevado a cabo en 1907, por lo que para la cobranza de esta deuda se estaba solicitando el embargo de los Lotes 1 y 3 de la Manzana 40 del fundo legal de Cananea.
Iniciando agosto de 1908, un acontecimiento vino a enlutar la familia, pues Segismundo, el mayor de los Arnold Edeza, quien era el superintendente de la mina El Pilar en Santa Cruz, muere en ese lugar a las 8:30 p.m. del día 5 de agosto de endocarditis aguda (inflamación de válvulas cardíacas) a la edad de 41 años. Después de que Segismundo muere, Reginaldo se hace cargo de los trabajos de la mina El Pilar sustituyéndolo como superintendente, por lo que traslada su residencia a Santa Cruz y al parecer se deshace del Hotel Los Angeles, ya que a partir de entonces cada vez que visitaba Cananea por asuntos personales o de negocios, siempre se hospedaba en el Hotel Alejandría, lo que hace suponer que el Hotel Los Angeles ya no le pertenecía.
Mientras tanto, Cananea volvía a tomar la ruta del auge económico, la 4C había concluido su modernización y habían iniciado trabajos en las minas Veta Grande, América, Luz Cananea, Oversigh, Enriqueta, Cuatro, Elisa y Puertecitos; además, con fecha 25 de julio de 1908 había iniciado a trabajar la nueva concentradora y la siguiente semana iniciarían dos hornos de la fundición, para esto ya se tenían contratados de nuevo miles de obreros.
Al igual que en la 4C, el auge económico también había llegado a las propiedades mineras de Arnold y lo obligaba a abandonar sus funciones municipales para atender sus negocios particulares, dejando las riendas de la administración municipal en manos del Primer Regidor Rafael C. Martínez, situación que se había estado repitiendo desde que adquirió las minas en Santa Cruz. Para esto, el presidente Arnold, quizás tratando de mejorar la administración del Municipio y/o delegar más funciones, en sesión de fecha 26 de septiembre de 1908 se toman acuerdos para nombrar comisiones de trabajo:
1ª Comisión.- Instrucción Pública, Hacienda Municipal y Mejoras Materiales a cargo de Eduardo R. Arnold y Rafael R. Martínez.
2ª Comisión.- Policía, Cárceles, Comercio y Casas de Empeño a cargo de Alfredo Pesqueira.
3ª Comisión.- Alumbrado Público, Rastro, Higiene, Tolerancia y Sanidad a cargo del Dr. Jesús D. Martínez.
4ª Comisión.- Ornato, Diversiones Públicas y Vehículos a cargo de Miguel Molina.
Síndico del Ayuntamiento a cargo de Dr. Jesús D. Martínez.
Después de un tiempo de que Doña Laura Edeza y su hija Laura llegan a Cananea, Ernesto R. Felix empieza a frecuentar a Laura Arnold y después de aproximadamente un año de noviazgo, E. R. Félix decide pedir la mano de la novia a Doña Laura, a lo que ella le contesta que no podía dársela porque como la había criado como hija menor, no sabía cocinar ni hacer la limpieza de la casa; él le replica diciéndole que no le importaba, que él no la quería para que cocinara y limpiara, que ella siempre tendría quien le hiciera los quehaceres domésticos, y así fue durante toda su vida. Se casan el 2 de diciembre de 1908 y antes de partir en tren a El Paso, Tx, donde pasan su luna de miel, E. R. Félix ya había comprado una casa de madera en la calle 3ra Este y callejón Allende.
Por esas mismas fechas se termina el ramal del ferrocarril Cananea-Nogales y el 15 de diciembre de ese mismo año se hace una gran ceremonia de inauguración para lo que se conforma un comité para su organización que preside Eduardo R. Arnold y cuyo personaje central en los festejos era el Gobernador Luis E. Torres, quien además de inaugurar la línea del ferrocarril, hace los mismo con dos hornos de la fundición de la 4C y después de varias actividades durante ese día, los festejos concluyen con un gran baile que termina a las cuatro de la mañana.
Parados al centro Eduardo R. Arnold y Luis E. Torres, acompañados por varios vecinos en la estación del ferrocarril de Cananea (Foto: H. de Hoyos).

Terminado 1908 que había tenido muchas emociones para la familia Arnold Edeza, tanto desde el punto de vista familiar como en la política y los negocios; 1909 sería un año relativamente tranquilo, y en esta tesitura, Eduardo R. como presidente municipal, lleva una gestión bastante tranquila.
Eduardo R. Arnold seguiría afianzando sus pasos en el porfirismo, ya que en octubre de 1909, junto con Ignacio Macmanus, F. Vázquez Barroso, el juez Arturo Carrillo y el comisario Pablo Rubio, fueron invitados a Cd. Juárez y El Paso para formar parte de la comitiva que recibiría a Porfirio Díaz, quien el 16 de octubre se reúne en esa frontera en una histórica entrevista con el presidente de Estados Unidos, William Howard Taft, desempeñando Arnold, un papel prominente como representante de Sonora en las fiestas que acompañaron a la reunión de los presidentes de México y Estados Unidos.
Días después de regresar de Cd. Juárez y El Paso, en noviembre inicia la gestión ante Gobierno del Estado para la autorización de 30 mil pesos de las arcas municipales se utilizaran para la ampliación de la cárcel y la nivelación de la Av. Juárez, donde en 1910 se construye un puente de tubos y rieles sobre la Calle 1ª, puente que después sería sustituido por el de mampostería y concreto que prevale hasta la actualidad.
Para que nadie tenga duda de este ascenso político de Arnold, solo cinco meses después de haberse entrevistado con Díaz en Juárez, a finales de marzo de 1910 el alcalde viajaría a la Ciudad de México como delegado a la convención del Partido Nacional Reeleccionista que tenía como objetivo nombrar al candidato a la presidencia de la república mexicana. Por supuesto, el candidato fue Porfirio Díaz y aunque había otros candidatos para la vicepresidencia, después de unos jaloneos, se elige a Ramón Corral, a quien Arnold siempre había apoyado.
Aunque trataban de negarlo, conforme se acercan las elecciones de julio de 1910, el ambiente político y social en Cananea se tensaba, ya que los grupos afines a Madero estaban muy activos y se había detectado compras masivas de armas en el sureste de Arizona, armas que estaba siendo traídas a Cananea, pero además había reuniones clandestinas de todos los grupos anti-porfiristas que operaban en la región, en donde las autoridades ya habían detectado armas y encarcelado a varias gentes relacionados con los grupos anarquistas. Por esto, Arnold y las autoridades municipales estaba muy presionados, al grado que Luis E. Torres, candidato a gubernatura de Sonora, llega a Cananea para esperar el resultado de las elecciones, por cierto, muy manipuladas y con gran cantidad de gente armada que inhibía el voto de las personas relacionadas a grupos políticos contrarios al porfirismo. Por supuesto las elecciones fueron ganadas por el porfirismo en los dos niveles de gobierno (Presidencia de la República y Gubernatura del Estado).
Después de las elecciones para elegir presidente de la república y gobernador del estado, aunque soterradamente los grupos anti-porfiristas seguían operando, todas las autoridades se relajan, incluso el Gral. Torres, como acostumbraba, pasa buena parte del verano en Cananea y el domingo 7 de agosto, Eduardo R. Arnold organiza en honor al recién gobernador electo, un día de campo en El Jaralito a donde acuden cientos de personas de Cananea.
Las elecciones para elegir a las autoridades municipales de Cananea estaban planeadas para el 28 de agosto de ese mismo año y la planilla oficialista estaba constituida por las personas siguientes:
            Presidente:               Eduardo R. Arnold
            Primer Vocal:           Rafael G. Martínez
            Segundo Vocal:      Miguel Molina
            Tercer Vocal:            Alfredo F. Pesqueira
            Cuarto Vocal:           Dr. Jesús D. Martínez
            Suplentes:                Tomás L. Linares y Manuel Ainsa
Se decía que Eduardo R. Arnold sería reelecto sin ningún problema, ya que: “sus pasados servicios como alcalde habían sido de la más alta calidad”. Por supuesto las elecciones fueron ganadas por los candidatos oficialistas y Arnold seguiría gobernando el municipio de Cananea por algunos meses más.
Lo vientos de la revolución a la que había llamado Madero empezaban a soplar fuertemente en Cananea y el día 18 de noviembre los servicios de vigilancia de la ciudad liderados por Arnold permiten arrestar a 11 personas en Buenavista que fueron llevados a la cárcel con los cargos de agitadores en un movimiento anti-americano, aunque pronto fueron liberados después de una reprimenda verbal por los oficiales; sin embargo, la revolución pronto sería una dura realidad para los porfiristas. Para el 20 de noviembre de 1910 se reportaba que cerca de Cananea se encontraban cerca de mil indios yaquis dispuestos a tomar la ciudad para a poyar a los grupos revolucionarios que operaban en Sonora.
Tan críticos se estaba poniendo el ambiente en el noreste de Sonora, que a finales de noviembre de 1910, el Gral. Luis E. Torres se reúne en Naco con Earl D. Thomas Comandante del Departamento del Colorado del ejército de USA, para charlar sobre la seguridad de la frontera, pero sobre sobretodo, bajo el pretexto de las leyes de neutralidad, evitar el contrabando de armas hacia México por parte de los grupos revolucionarios que operaban en la región. Por supuesto, en la reunión estuvo presente Eduardo R. Arnold como representante de una de las principales ciudades generadoras de fondos para el Gobierno del Estado, por lo que era necesario protegerla con todos los medios a disposición de los tres niveles de gobierno.
En este ambiente de guerra que se respiraba en el estado de Sonora, Reginaldo R. Arnold, el hermano del presidente municipal, se casaría en Hermosillo el 28 de diciembre de 1910 con Alicia Cubillas, la hija del vice-gobernador Alberto Cubillas, con lo que las relaciones de la familia con el porfirismo se ampliaban y se hacían más cercanas, para ese entonces Reginaldo ocupaba un puesto en el Banco Mercantil de Cananea y de nuevo residía en Cananea.
Eduardo R. Arnold desde que asume la presidencia municipal en julio de 1906, empieza a recibir presión por parte de los obreros de las minas, a quienes generalmente nunca apoyaba sin importar el motivo, pero además, conforme fue pasando el tiempo y se le identificaba cada vez más con el aparato represor del porfirismo, la presión y las denuncias en su contra fueron en aumento, ya que soterradamente seguían persistiendo los grupos anarquistas, también, desde 1909 los grupos que se relacionaban con las huestes maderista, constantemente estaban llamando a los obreros a denunciar todas las anomalías e integrarse a los movimientos anti-porfiristas.
Después de que Cabral cruza la frontera por Agua Prieta con su pequeño ejército de 17 hombres, él incluido, los rumores de presencia de revolucionarios en los alrededores se multiplican, por lo que el presidente Arnold temeroso había solicitado la presencia de mayor número de miembros del ejército, que llegan a mediados de febrero e inmediatamente se envía un grupo de exploradores para detectar donde se encuentran los revolucionarios, sin embargo, después de algunos días de patrullaje no les fue posible ubicar al grupo de Cabral, regresando a Cananea. Para ese entonces la ciudad estaba custodiada por 125 soldados federales y unos 300 voluntarios organizados por Arnold, y para finales del mes, en esta región había unos 550 efectivos, muchos de ellos estacionados a lo largo de la frontera.
Era tal la situación, que cuando se dieron los primeros escarceos de la revolución en el noreste de Sonora y veía Arnold como el régimen perdía terreno, estaba temeroso, sobre todo cuando Fronteras cae en manos de Juan G. Cabral el 27 de febrero de 1911. El mismo día la noticia se extendió por todo el estado como reguero de pólvora a través del telégrafo, siendo recibido por un azorado Luis E. Torres, que no daba crédito a la noticia; pero peor fue recibida en Cananea por el Presidente Municipal Eduardo R. Arnold, quien había conquistado el odio de los cananenses por sus medidas extremistas y su servilismo al Gobernador de Sonora, por lo que al conocer la noticia, no pudo ocultar su contrariedad y el pánico que le produjo este evento. Desde ese momento, Cabral era considerado como una esperanza para la revolución, ya que todos los habitantes de Cananea estaban desesperados por sacudirse la oprobiosa tiranía que campeaba en el municipio operada por el Presidente Municipal, por lo que Cabral era causa de múltiples elogios y su nombre se pronunciaba con respeto.
A pesar de que había presencia de tropas a lo largo de la frontera y en el poblado de Naco, para el 28 de febrero entre 200 y 300 revolucionarios al mando de Rafael T. Romero y Juan Cabral, habían rodeado el poblado y habían enviado al presidente Arnold (Naco en ese entonces era parte del municipio de Cananea) una petición para que el pueblo se entregara sin combatir, a lo que Arnold solicitó una tregua para parlamentar, sin embargo, dado que la población estaba resguardada por federales bien pertrechados y con dos ametralladoras, Romero y Cabral optaron por retirarse al campamento de la Sierra de Los Ajos.
Previendo un ataque, dado que Cananea estaba bajo la inminente amenaza de las fuerzas de Cabral, el día 1 de marzo, procedente de Estados Unidos, llega un tren cargado con 3 ametralladoras y 70 mil cartuchos para reforzar la defensa de la ciudad, como parte de los refuerzos que estaba solicitando Arnold, pero a quien más favorecían es a las propiedades de Greene, incluso se decía que las armas las había comprado él.
Sin embargo, el resto del mes de marzo y abril, la atención estuvo puesta principalmente en Agua Prieta, puerto fronterizo donde estaban concentrados los planes de las fuerzas revolucionarias quienes estaban al mando de Alejandro Mackeneri, Juan J. Medina, Arturo “Red” López y Antonio Rojas tomaron el 13 de abril, aunque días después es recuperada por las fuerzas federales en una desastrosa batalla para las fuerzas revolucionarias.
Por esos días de abril, la situación del Gobierno del Estado era muy difícil y comprometida, ya que en pocos días las fuerzas revolucionarias le habían demostrado su valor, poderío táctico y decisivo para enfrentar las batallas, así como la astucia para burlar los planes de los federales. En estas circunstancias llega a Cananea el Gral. Luis E. Torres, visita cuyo objetivo era entrevistarse con Juan Cabral (padre) y convencerlo de que hablara con su hijo para que dejara las filas de la Revolución. Sin embargo, el Gral. Torres se regresa precipitadamente a Hermosillo totalmente decepcionado y enojado, después de amenazar con colgar a Juan G. Cabral donde sea atrapado, ya que Juan Cabral (padre) lo enfrenta y le dice que su hijo es lo suficientemente mayor para decidir por el mismo que es lo que debe hacer, que es mexicano y lucha por su patria y no puede impedirlo, y que para colgarlo, primero tendrá que agarrarlo.
Días después la atención estaría puesta en Cd. Juárez, ya que ante la fuerza que estaba tomando la Revolución Maderista, Porfirio Díaz, a través de Limantour, Secretario de Hacienda, ya que el Vicepresidente Ramón Corral había pedido licencia por motivos de salud, solicitó a Madero una reunión para tratar de dar término a la guerra, reunión que se llevó a cabo en el campamento de Madero en Cd. Juárez que era una casa de adobe ubicada muy cerca del Río Bravo, rodeada de casas de campaña; donde se había incorporado el gobernador provisional de Sonora, José María Maytorena, desde su cuartel en Douglas. En esta reunión se estableció un armisticio por cinco días a partir de las 12 horas del 23 de abril, por lo que desde entonces no hubo batallas en todo el país. El 28 de abril, el armisticio fue prorrogado por cinco días, y el 3 de mayo por otros tres, que se vencieron el 6, sin que los representantes de La Revolución: doctor Francisco Vázquez Gómez, Lic. José María Pino Suárez y Francisco I. Madero y el delegado Carbajal, hubieran podido llegar a un acuerdo. El 8 en la mañana, los maderistas iniciaron el ataque a Ciudad Juárez, que culmina con la rendición del general Navarro a las dos de la tarde del día 10. El presidente provisional, Madero, hizo su entrada a la población esa misma tarde, inició la organización del gobierno de la Revolución y se reanudaron las pláticas de Paz.
En Cananea, ya para entonces, el Presidente Municipal Eduardo R. Arnold, se encontraba aislado y solo, abandonado incluso por sus correligionarios con quienes usufructuaba las arcas municipales, quienes se habían unido al pueblo y ahora le demostraban desprecio y coraje, ya muchos habían salido de la ciudad. Arnold, como ya se dijo, se había comportado como un dictadorzuelo que no tenía otra meta más que enriquecerse y había logrado una regular fortuna con base en lágrimas ajenas, oprimiendo, pisoteando y violando los derechos de los ciudadanos; y sabía que sus días como opresor estaban contados, por eso evitaba las reuniones públicas. Tan se daba cuenta de su situación, que cuando tuvo noticias de la toma de Fronteras por Cabral, uno de sus primeras acciones fue presentarse ante el Juez de Primera Instancia y otorgar en instrumento público su testamento cerrado, hecho que permite inferir que veía claramente que tenía pocas posibilidades de sobrevivir, en caso de un ataque a Cananea.
Cabral quien no participó el día 10 de mayo en la ocupación de Agua Prieta, se encontraba en el campamento de la sierra y desde allí envía un mensajero al Presidente Municipal exigiéndole la rendición de Cananea, diciéndole que tenían que parlamentar las condiciones de rendición y que si no iban, el vendría de todas maneras. Hubo gran consternación entre la élite de Cananea, por supuesto, solo entre los partidarios del porfirismo, y nadie sabía qué hacer. La fuerza de Cabral era desconocida. La ciudad solo contaba con una guarnición de 750 efectivos federales. Hubo una gran excitación hasta que Greene se propuso para ir a parlamentar con Cabral. Greene trataba de convencerlo de no atacar, pero este se mantuvo firme y le dijo que tenía una gran fuerza de hombres bien armados y que iría a Cananea y habría sangre en las calles si oponían resistencia. Le dijo que regresara y dijera a los líderes militares y funcionarios de la ciudad que era su última oportunidad. Greene volvió y se reunió con el alcalde y los oficiales militares y les dijo que tenía una fuerza de tamaño importante y después enviaron un telegrama al Gral. Torres en Hermosillo comunicándole la situación.
El Gral. Torres, que se caracterizaba por siempre sacrificar a sus subordinados, vía telegráfica le ordena a Eduardo R. Arnold que por ningún motivo rindiera la plaza al enemigo, orden que cuido muy bien de no mostrar a los Jefes Militares Chiapa y Girón, ya que ellos estaban también convencidos de no entregar la plaza sin antes dar pelea. Ese mismo día, en Palacio Municipal, tuvieron otra reunión Arnold y los dos Jefes militares, en la cual discutieron la situación que prevalecía en Cananea. Chiapa y Girón expresaron que morirían en el cumplimiento de su deber, sin embargo, les parecía extraño que no recibieran órdenes directas del Gral. Torres. Después de la reunión desde la torre del Palacio Municipal, donde había una ametralladora, los tres funcionarios observaron cómo estuvieron llegando las tropas de Cabral al Ojo de Agua de Arvayo.
Otro día, el jueves 11 de mayo Cabral envía dos carretas a Cananea a comprar comestibles y con ellas también envía una nota al Presidente Municipal donde le dice que como el armisticio está vigente, le permita hacer las compras, Arnold violando el armisticio, mete a la cárcel al mensajero y decomisa los $1,000 que llevaba. Al siguiente día, Cabral envía otra nota para el alcalde donde le advierte que debe liberar al primer mensajero, regresar el dinero y le permita cumplir la misión encomendada, de lo contrario, iniciaría un ataque contra Cananea.
Después de la última nota enviada por Cabral, la tarde del día 12 de mayo, Arnold y otros funcionarios salen de la ciudad para interceder ante Cabral, rogándole que no atacara. Ya tarde, aún se daba la conferencia entre Cabral, Arnold y otros funcionarios, quienes le decían a Cabral que un ataque a Cananea se traduciría principalmente en el daño a los intereses estadounidenses, mientras que la ganancia para los revolucionarios sería mínima. Decían que solo había tres ametralladoras y que eran propiedad de la 4C y no del gobierno federal. De hecho, quien estaba atrás de toda esta negociación era William C. Greene, ya que en un hipotético ataque, sus empresas serían las más perjudicadas.
Al regreso, Eduardo R. Arnold y los jefes militares que defendían la plaza discutieron acaloradamente la situación de la ciudad. Los oficiales federales se oponían a cualquier pacto que consideraran fuera vergonzoso para la dignidad de ellos y sus soldados, mientras que Arnold apoyaba la idea de una rendición para evitar que se perjudicaran los interés extranjeros, idea que finalmente prevaleció, acordando enviar a unos comisionados a negociar la capitulación sin derramamiento de sangre. Finalmente se acordó enviar como representantes del Presidente Municipal y de los Federales a Tomás López Linares y José Carmelo, respectivamente.
Por la mañana, muy temprano, del día 13 de mayo se presentaron en el Ojo de Agua Tomás López Linares y José Carmelo, quienes fueron recibidos por los revolucionarios, con quienes pactaron las condiciones bajo las cuales sería entregada la ciudad, levantando un acta que en términos generales protegía a todos los funcionarios públicos incluyendo propiedades, la salida del ejército con todas sus armas y avituallamiento y que los revolucionarios entrarían 6 horas después que el ejército desocupara la ciudad.
Después de haber entregado con todos los honores de guerra la plaza de parte de los federales, los revolucionarios marcharon hacia a la ciudad a las 3:30 de esa tarde. Los federales, además de sus armas de cargo, se llevaron todas sus armas y municiones, caballos y todo su almacén de forraje. El palacio municipal y la cárcel fueron completamente despojados de su mobiliario.
Una vez firmada la rendición de la plaza, Arnold ya no tenía nada que temer, ya que las condiciones impuestas en el acta de capitulación, le otorgaban el perdón de los revolucionarios, su deber era permanecer en el puesto y hacer entrega del municipio a Cabral; sin embargo, temiendo por su seguridad, ya que a donde volteaba solo veía rostros airados y encolerizados, y a punto de estallar, prefirió huir de la ciudad al no sentirse seguro, ya que tanto tiempo de comportarse como un tirano le habían granjeado el odio y coraje del pueblo.
Entre los oficiales y autoridades municipales que salieron con las tropas estaban Lucas Pico, ex prefecto de Arizpe; Rafael Flores, Comandante de los Rurales; T. F. Bracamontes, Inspector de Telégrafos; Rafael López, Jefe de la Policía Municipal; Pablo Rubio, Comisario de El Ronquillo; Lucas Rodríguez, Tesorero de Cananea; Augusto Ferrera, Juez Federal; y Eduardo R. Arnold, Presidente Municipal de Cananea.
Eduardo R. Arnold (El Imparcial 15/05/1911).

Ante el inminente ataque a Cananea, días antes, Eduardo R. Arnold había enviado a su familia a Bisbee de donde se trasladarían a Tucson, lugar en el que esperarían a Eduardo R. quien se encontraba en Nogales, Arizona hospedado en el Hotel Moderno desde que abandonara Cananea. De Tucson se suponía que toda la familia viajaría a Los Angeles, sin embargo, solo su esposa y sus dos hijos arribarían a esa ciudad el 19 de mayo, junto con la Señora Amelia de Torres, esposa del Gral. Luis E. Torres y sus hijos, además de la madre del general, Doña Amelia, y otro grupo de personas allegadas al gobernador de Sonora; mientras que Eduardo R. Arnold permanecía en Nogales al tanto de sus propiedades en Santa Cruz.
El 26 de mayo unos quince federales fueron arrestados por órdenes de Juan Cabral y puestos bajo custodia en el cuartel, entre ellos había hombres que se identificaban de manera prominente con el gobierno anterior de una manera no oficial y extra-oficial, siendo Reginaldo R. Arnold uno de ellos. No había acusaciones específicas contra esos hombres, su arresto fue un medio para protegerlos de la ira de las personas que parecían estar ansiosas de descargar sus frustraciones contra todo lo que tuviera alguna relación con el porfirismo.
Cabral sabía que en el acta de capitulación y entrega de Cananea existía una cláusula que protegía a todos los familiares y propiedades de los funcionarios de la administración anterior, viendo la posibilidad de alguien saliera perjudicado y pensando que él mismo sería responsable de lo que pudiera suceder, ordenó su detención para que estuvieran a salvo de persecuciones y evitar que pudieran salir lesionados. Hubo muchas especulaciones sobre la causa de su arresto, pero Cabral insiste en que no hay cargos contra ellos.
El jueves 25 de mayo por la noche y el viernes 26 por la mañana Reginaldo R. Arnold, Arturo Carrillo y José Luis Carranco fueron puestos en libertad. Apenas habían salidos cuando un gran número de personas hizo una protesta contra la liberación de esas personas y se dirigieron al palacio municipal para protestar. En unos cuantos minutos en el palacio se congregó un buen número de personas que querían hablar con Cabral, pero él estaba ausente y quien habló con la multitud fue el Vice Gobernador Gayou. La multitud además de pedir la encarcelación de los recién liberados, también pedían la renuncia de S. Robles recientemente nombrado Secretario de Gobierno, ya que no querían que ocupara un cargo de responsabilidad, ante esto les dice Gayou que la próxima semana habría de renunciar.
La multitud regresó a El Ronquillo, donde varios hombres dieron discursos y la gente estaba muy excitada, cuando Cabral apareció en el lugar y explicó a la gente la situación y después de media hora la multitud se dispersó, aunque seguían inconformes, principalmente por la liberación de Reginaldo R. Arnold y Arturo Carillo. Más tarde Arnold apareció en el cuartel y se entregó, ya que se sentía más seguro en custodia de los soldados que libre en las calles o en su casa. Cabral sabía que los prisioneros deberían ser liberados pronto y que deberían abandonar la ciudad, ya que, declaró, no podría ser responsable de su seguridad si permanecían en Cananea. Decía que podrían regresar a Cananea después de pasar unas semanas o un mes en Estados Unidos, cuando la población estuviera más calmada. Se sabía también, que algunos de los capitanes bajo el mando de Cabral estaban ansiosos por hacer de los federales un ejemplo si permanecían en el cuartel, pero las órdenes de Cabral eran terminantes de que no debían molestarlos. Finalmente fueron liberados de forma oculta el miércoles 31 de mayo y viajaron hacia Bisbee.
Ángel Murillo, esposo de Cindirila Arnold, quien todavía seguía viviendo en Cananea y cuya casa había sido cateada buscando armas después de la entrega de la ciudad a Cabral, el día 8 de junio proveniente de Guaymas, llega a Nogales y un par de soldados pretenden arrestarlo justo en la línea fronteriza, dándose un forcejeo con uno de ellos y ambos caen al suelo, pero en territorio estadounidense, el soldado saca su arma y trata de llevar a Murillo a México, el otro soldado le grita que no dispare que Murillo esta en suelo estadounidense. Murillo desde el suelo trata de sacar su arma pero es desarmado por un agente de migración, quien evita una tragedia que podría haber tomado proporciones internacionales. De esta manera Murillo evita su aprehensión y logra internarse en los Estados Unidos, a donde iba a reunirse con su familia.
El intento de detención de Murillo, tenía que ver con el hecho de que este se había convertido en un agente del porfirismo, ya que desde finales de abril, había estado viajando a El Paso para recabar información sobre la situación de Madero en Cd. Juárez y la evolución de la guerra en esa frontera, incluso, es probable que haya estado acarreando armas para los federales, ya que en esos días que Murillo regresa de El Paso, el gobierno de Hermosillo recibe un cargamento de seis cajas de rifles y unos 25 mil cartuchos.
Los Arnold como mineros en Sonora
A finales de 1906, con fecha 22 de noviembre, Eduardo mostraría sus orígenes de minero, cuando en sociedad con Eduardo Fierro y Rafael Martínez, solicitan en la agencia de Magdalena una concesión minera por 110 hectáreas, recibida con No. 1710, localizada a 15 km al oeste de Santa Cruz a la que se denominaría Mina del Pilar y de donde se pretendía extraer cobre, plata y oro. Para la explotación de este fundo minero y otros que denunciaría posteriormente, Eduardo R. constituye la empresa Arnold Mining Company, S.A.
Para marzo de ese año, Segismundo R. Arnold ya se encontraba en Cananea y con fecha 15 marzo de 1907, el y Antonio Preciado, por si y a nombre de su socio Eduardo R. Arnold, solicitaron una concesión de 12 pertenencias mineras bajo el nombre de Santa Lucía para la extracción de oro y plata, ubicada en la municipalidad de Bacoachi en las estribaciones occidentales de la Sierra Los Ajos. En abril de ese mismo año, como referencia para otra concesión, aparece una solicitud realizada por Segismundo para una mina denominada La Suiza, localizada en el municipio de Santa Cruz, muy cerca de la mina El Pilar de sus hermanos, lo que implicaría que Segismundo llego a Cananea a finales de 1906 o a principios de 1907 involucrándose inmediatamente en la minería. Estos afloramientos minerales habían sido descubiertos por Eduardo R. a finales de 1906.
El recientemente descubierto potencial del distrito minero de Santa Cruz, estaba siendo solicitado tanto por los miembros de la familia Arnold como por Greene, quien ya había solicitado concesiones mineras en la misma zona y los Arnold estaban buscando asociarse con él, sobre todo para el envío de los productos de las minas a la concentradora y fundición de la 4C. Sin embargo, eso tendría que esperar ya que ese mismo mes cerraría contrato con la fundidora de El Paso para el manejo de 1,000 toneladas al mes, mientras construía su propia fundidora planeada para procesar 3 toneladas diarias. Mientras tanto, Santa Cruz estaba creciendo y para esas fechas había cerca de 40 casas en construcción y recientemente se había inaugurado un sistema de alumbrado público a través de una planta que costó 100 mil pesos y el municipio había invertido 50 mil pesos en construir una fuente y aceras en el parque del poblado, de acuerdo a lo declarado por Eduardo R. Arnold.
Con fecha 30 de junio de 1907, en Santa Cruz le fue dada concesión sobre la mina La Suiza a Segismundo R. Arnold para extraer oro, plata y cobre, y otro día, el 1 de julio, solicitaría otra concesión en esa misma zona por 20 hectáreas para la explotación de los mismos metales que fue registrada con el nombre de Leonor.
En julio de 1907, quizás emulando la forma de hacer negocios de Greene, se publica la noticia de que Eduardo R. había puesto bajo fianza la mina El Pilar por una suma de 500 mil dólares, sin conocerse los detalles de la transacción, lo que demuestra el gran interés en el distrito minero y en las proyecciones tan valiosas que se esperaban sobre este terreno minero, donde ya varios residentes de Cananea tenían concesiones, incluyendo a Greene.
Aunque la empresa Arnold Mining Company aparece en las estadísticas de 1906 como productora, es hasta el 3 de octubre de 1907 que ante el Juez 20 de Primera Instancia de Cananea, fue registrada esta empresa con un capital de 10,000 acciones con un valor de $4.00 dólares cada una, cuyos socios eran Eduardo R. Arnold, Eduardo Fierro, Rafael G. Martínez, Segismundo R. Arnold, Dr. Luis G. González, Dr. Enrique D. Flores y Dr. Jesús D. Martínez; todos ellos hombres de negocios de Cananea. Meses antes, una compañía de Nueva York había ofrecido un millón de dólares por esta empresa minera, pero visionariamente la oferta no fue aceptada, ya que en los últimos 3 o 4 meses había generado utilidades por cerca de medio millón de dólares.
Mientras tanto, para finales de octubre de ese año, los Arnold continuaban enviando mineral a la fundición de El Paso y el desarrollo de los trabajos mineros en las montañas de Santa Cruz seguía sin cesar; para entonces, Greene había iniciado la colocación de los monumentos para deslindar sus propiedades mineras en la zona.
Posteriormente, a principios de febrero de 1908, se publicaba la noticia de que Eduardo R. había vendido sus minas de Santa Cruz en $500 mil dólares, aunque es probable que haya sido solo una de las minas: la mina Leonor que con fecha 1 de julio de 1907, Segismundo R. había solicitado, ya que anteriormente habían rechazado ofertas mayores por la mina El Pilar, que ya estaba en plena producción, además ese mismo mes estaba adquiriendo equipo y maquinaria para su mina en esta zona.
Para principios de marzo de 1908, estaban por iniciar las operaciones a gran escala en la mina El Pilar de Santa Cruz, zona que el gobernador del Estado de Sonora había recorrido en compañía de Arnold, por supuesto, esta supervisión tenía que ver con el pago de impuestos y demás beneficios personales que estas actividades mineras dejaban a los políticos de la época. Así mismo, en la mina El Pilar de Arnold y socios, se había descubierto una veta muy rica, por lo que junto con Cananea, estaban detonando económicamente la región.
Para diciembre de ese 1908, Arnold Mining Company, de acuerdo a las crónicas, llevaba un buen desarrollo y ya tenía un túnel de unos 320 pies con metales de buena calidad que pronto empezarían a ser enviado a la fundición de Cananea, que al modernizarse y ampliarse, podía hacer contratos con mineros externos a la 4C, además, el ramal del ferrocarril Cananea-Nogales se inaugura el 15 de diciembre de ese mismo año y pasaba por sus propiedades, por lo que los costos de transporte se reducirían en gran porcentaje, dando un impulso económico a la empresa.
Contrario a lo que se comentaba en enero de 1909, cuando se decía que Greene compraría la mina El Pilar, los Arnold estaban ordenando toda una línea de maquinaria que incluían equipos para sacar el mineral, calderas y un tranvía adyacente a la vía del ferrocarril que se inauguró solo un mes antes. V. R. Walling fue quien elaboró los planos y especificaciones para los depósitos de mineral (chutes), que estarían ubicados a un costado del ferrocarril. Para ese entonces, el mineral se estaba enviando a la fundición de Cananea en pequeñas e irregulares cantidades, pero cuando se terminaron las nuevas instalaciones, el producto de la mina era enviado conforme se extraía y en cantidades mucho mayores, mineral que era comprado por la 4C, según contrato de ese mes de enero. Para finales febrero de ese mismo año, el tren de vía angosta de la mina El Pilar al entronque de la vía Cananea-Nogales, ya estaba en construcción y se decía que una vez concluido, se estarían enviando 100 toneladas diarias a la fundición de Cananea.
Por cuestiones económicas y políticas durante el periodo de 1909 a noviembre de 1912, la mina El Pilar estuvo parada o trabajando a muy baja escala, ya que poco se menciona sobre la situación de la mina.  Para noviembre de ese mismo año Arnold ya estaba listo para enviar un nuevo cargamento de mineral a Cananea, pero tenía el inconveniente que la vía del ferrocarril estaba interrumpida, ya que algunos puentes habían sido quemados por las facciones que se disputaban el poder en Sonora. Aunque desde principios de 1912 se estaba planeando la instalación de una nueva concentradora con capacidad para 50 toneladas diarias que se esperaba estuviera terminada para finales de marzo de ese mismo año, y se esperaba que lo envíos a Cananea se incrementaran a 15 por mes, con promedio de 10% de cobre, esto no sucedió. Ya sea por cualquiera de las causas expuestas anteriormente, la concentradora no se inició y la mina paró su explotación. Para finales de junio se preparaba de nuevo para trabajarla y tenía trabajando unos cuantos hombres en la limpieza de la mina, cuyos trabajos estaban a cargo del Ingeniero de Minas Augustine O. Koppes, quien era su suegro, mientras él seguía residiendo en Nogales, Arizona, ya que no podía cruzar a México sin el riesgo de ser aprehendido.
Para finales de 1912 parecía que todo estaba mejorando en la vida de Arnold, su extradición de los Estados Unidos había sido desestimada y los trabajos en la mina El Pilar habían mejorado, los planos de la concentradora se habían terminado y se esperaba que pudiera iniciar su construcción en febrero de 1913, aunque iba a tener la mitad de la capacidad originalmente planeada. Ahora tenía unos 35 hombres trabajando y ya estaban enviando a Cananea unas 8 toneladas por día de mineral con un promedio de 13.1% de cobre.
En enero de 1913 se tienen noticias de que se había descubierto una nueva veta a unos 100 m de profundidad con minerales comerciales y en diciembre anterior se habían hecho tres envíos de mineral a Cananea, mientras que en los primeros días de enero se había hecho otros dos.
Quizá por toda la problemática que estaba viviendo Eduardo R. Arnold, tanto en la mina que no terminaba de despegar, como en su vida personal que se había vuelto un torbellino desde que Cabral entra a Cananea, a finales de mayo de ese año vende la mayor parte de las acciones de la mina a Manhattan Development Company en 88 mil dólares, desligándose parcialmente de la minería en la zona de Santa Cruz. En marzo de 1916 todavía se mencionaba que tenía intereses en la mina El Pilar, donde se presentaba ocasionalmente.
Los Arnold después de Cananea
Solo dos semanas después de que Reginaldo R. Arnold, había sido liberado del cuartel de Cananea, llega la noticia de que había sido arrestado en Hermosillo junto con Rafael Flores excomandante de los rurales y un hijo del Gral. Lorenzo Torres, bajo los cargos de conspiración para derrocar a Madero y atentar contra la vida de Maytorena y Gayou, usando como base para su ejército a los antiguos rurales. Se pensaba que los autores intelectuales de este plan, eran personas ligadas al Gral. Luis E. Torres y que se encontraban en esos momentos en Estados Unidos.
Las quejas en contra de los Arnold y otros funcionarios de Cananea seguirían presentándose, incluso ante los diputados, como la presentada en sesión ordinaria de fecha 24 de agosto de 1911 ante el XXII Congreso de Sonora por Plácido G. Moreno como representante del pueblo de Cananea, quien presenta una queja en contra del Juez de Primera Instancia de este lugar, por haber puesto en libertad a los señores:
“Reginaldo Arnold, Arturo Carrillo, José Luis Carranco, Pablo Rubio,  Eduardo R. Arnold, Luis Monreal, José Domínguez y Juan Camargo, acusados de actos criminosos y a quienes titula defraudadores de los intereses del pueblo. Igualmente se queja de haber sido desoído en la acusación que ante el C, Gobernador presentó contra el citado Juez de Primera Instancia.”
Incluso para septiembre de ese año, todavía se quejaban los trabajadores de impuestos que había establecido Eduardo R. Arnold, como el que se les cobraba para el mantenimiento de las escuelas públicas, impuesto que se aplicaba únicamente en Cananea.
Con fecha 24 de octubre de 1911, a través de Carlos H. Jury, el municipio de Cananea puso una demanda en contra de Eduardo R. Arnold y Miguel Wehby por el desvío de cerca de 60 mil pesos del erario municipal para el pago del ejército de 250 civiles desde principios de marzo de ese año hasta el término de su gestión como presidente municipal.
Posteriormente, en seguimiento a esta demanda, en sesión del XXII Congreso del Estado de fecha 5 de marzo, el Juzgado de Primera Instancia de Cananea, en el juicio seguido por responsabilidad civil en contra de Eduardo R. Arnold, solicitaba informes acerca de la expedición de una ley que autorizara al Ejecutivo Estatal en los Ramos de Hacienda y Guerra, para pagar ejércitos particulares.
Por esos días, otra desgracia cae sobre Eduardo R., cuando el 29 de marzo un incendio, al parecer provocado, destruye en Cananea el comercio de su propiedad que estaba siendo atendido por R. G. Martínez, con un stock de mercancía general con valor de unos 20 mil dólares. Ni Arnold ni Martínez eran populares entre la gente de la ciudad por estar relacionados con el porfirismo. El incendio comenzó alrededor de las 11 de la noche y antes de que los bomberos llegaran el fuego ya estaba fuera de control, por lo que los esfuerzos de los bomberos se dirigieron a salvar los edificios contiguos, uno de ellos era el Hotel Alejandría, que estuvo muy cerca de ser consumido por el fuego.
Para mediados de abril de ese mismo año, Eduardo R. Arnold, ya había regresado a vivir con toda la familia a Nogales, Arizona donde estaría viviendo por lo menos hasta 1913.
Días más tarde, ese mismo mes de abril, el Juez de Primera Instancia en Cananea había decretado un embargo sobre las propiedades de Arnold, como garantía para el gobierno municipal por el dinero gastado indebidamente durante su gestión, de acuerdo a la nueva administración municipal.
En los primeros días de agosto el Lic. Alejandro de la Vega y Bringa, Juez de Primera Instancia, había ratificado la responsabilidad de Arnold en el desfalco de 57,255.76 pesos a las arcas municipales, usados para el pago, insistía, del mantenimiento del ejército, que según las autoridades fue pagado con fondos de la ciudad sin la autorización legal apropiada. Por lo tanto, la propiedad de Arnold seguía embargada hasta que se pagara la cantidad desfalcada, pero además, en septiembre se solicitó su extradición hacia México y fue arrestado el 14 de octubre en Nogales, Arizona, la detención fue hecha por un marshall pero no se dio a conocer públicamente, solo se sabía en los círculos oficiales. Su arresto se dio luego que el Departamento de Justicia de Washington recibió los documentos de parte del Gobierno Mexicano con los cargos de malversación de fondos públicos y por utilizar prisioneros para reparar casas de su propiedad. Estos documentos habrían llegado a finales de noviembre a Nogales y Arnold sería presentado ante el comisionado de los Estados Unidos en Nogales el 9 de diciembre, fecha en que se decidiría si la solicitud de extradición procedía.
El general Luis E. Torres, ex gobernador del estado de Sonora, también estaba involucrado en la evidencia presentada por el gobierno mexicano para apoyar la acusación contra Arnold, pero no se hizo ninguna solicitud de detención de Torres y otros funcionarios menores acusados también de mala administración por hacer viajes de placer que fueron cargados al erario público.
Como estaba previsto, el día 9 de diciembre a las 11 de la mañana, Eduardo R. Arnold fue presentado ante Allen T. Bird Comisionado de los Estados Unidos en Nogales. A nombre de los Estados Unidos compareció O. T. Richey asistente del abogado de los Estados Unidos. Arnold estaba representado por el S. F. Noon, de la barra de abogados del condado de Santa Cruz, quien estaba asistido por el Lic. Arturo Guajardo de Cananea. Aunque no tomó parte en la conducción del caso, el juez M. Marsteller, del tribunal del condado de Santa Cruz, estaba en la sala para atender los intereses del gobierno mexicano, en caso necesario. R. E. Lee era el taquígrafo oficial del Tribunal Superior del condado, quien hizo el informe de los procedimientos, que se prolongaron desde el mediodía hasta la tarde de ese día.
Primero se escuchó ante el Comisionado al representante del gobierno mexicano quien expuso los cargos y pruebas contra Arnold y después se escuchó a la defensa, de tal manera que al final del día, el comisionado desestimó los cargos y falló en contra de la extradición por considerar que no había suficiente evidencia y Arnold fue liberado. Aunque fue exonerado en Estados Unidos, en Sonora seguía su proceso judicial, y fue hasta finales de febrero que el tribunal supremo estatal también lo exoneró de los cargos, por lo que legalmente estaba libre de las acusaciones hechas por los revolucionarios.
Poco se sabe de lo que hacía Reginaldo R. Arnold desde que en junio fue puesto preso en Hermosillo, de donde al parecer fue liberado a finales de julio de 1911, ya que está registrada su entrada a los Estados Unidos el 27 de julio de ese año, donde al parecer estuvo trabajando, pero también seguía en los grupos políticos dentro de México y Estados Unidos que luchaban por recuperar los privilegios de los que gozaban en el porfirismo, ya que a principios de julio de 1913, la familia recibiría otro golpe, cuando el gobierno estatal confisca las propiedades de Reginaldo R. Arnold y Ángel Murillo, además las del Dr. Jesús Martínez, Lic. José Guajardo, Jesús de Icaza, F. M. Fernández, Rafael Flores, Sostenes Leibe, Cap. Francisco Ortiz y Bibiano Arévalo; todos ellos eran considerados simpatizantes del usurpador Victoriano Huerta, de la misma forma que antes estaban ligados al porfirismo.
Probablemente después de perder sus propiedades en Sonora, Reginaldo decide permanecer en los Estados Unidos y para 1914 se encontraba radicando en Calexico, California y para el 12 de septiembre de 1918 ya era ciudadano, ya que con esa fecha es registrado como militar para la Primera Guerra Mundial, con residencia en Calexico, pero trabajando en México como propietario de un rancho. También, con la misma fecha se registra en el ejército Eduardo R. pero con domicilio en Los Angeles y con trabajo en Calexico como dueño de una granja, quien después de vender parte de la mina en Santa Cruz, se fue a residir a esa ciudad.
Registro de Reginaldo R. Arnold a la Primera Guerra Mundial (Imagen: Martha Félix).

Registro de Eduardo R. Arnold a la Primera Guerra Mundial (Imagen: Martha Félix).
Para mayo de 1919 Eduardo R. Arnold todavía se encontraba viviendo en Los Angeles en donde también se había refugiado un buen número de políticos sonorenses ligados al porfirismo y por esos días se encontraban terminando de formar una coalición de mexicanos para trabajar por la reconstrucción de México y restablecer la constitución de 1857, cuyo objetivo era de formar un comité como núcleo de una organización a la que se denominó "Alianza Nacionalista".
Prácticamente todas las facciones mexicanas que se oponían al régimen de Carranza estaban representadas en el comité, cuyos miembros eran: Dr. Leopoldo Paullada, Eugenio de la Sierra, D. Ortiz, Pedro de León, Miguel B. Álvarez, José M. Gutiérrez, Ricardo Gómez Robelo, I. McManus, Mariano Ruiz, Ignacio L. Montenegro, Eduardo R. Arnold, José Carmona, Dr. Fernando Zárraga, Luis E. Torres, R. Ramos, Jacinto Pimentel, Heliodoro Fuentes, Jorge Vera Estanol, Federico García y Alva. El Dr. Fernando Zarraga era el presidente y Heliodoro Fuentes el secretario.
Los fundadores de la alianza expresaban la confianza de que la organización uniría a muchas facciones hasta ahora incapaces de trabajar juntas y que, a través de la actividad política, eventualmente traería mejores condiciones y mejor gobierno en la República Mexicana.
El objeto de la "Alianza Nacionalista" estaba enunciado en el siguiente programa:
Primero.- Restauración de la constitución de 1857.
Segundo.- Estudio y ejecución de medios prácticos para resolver equitativamente el problema agrícola y agrario mexicano.
Tercero.- El estudio y ejecución de los medios prácticos para lograr la elevación mental, moral, económica y social del trabajador mexicano.
Cuarto.- El establecimiento en México de la educación universal de las masas.
Quinto.- Dirigir la política nacional de México hacia una relación cordial con las naciones extranjeras y con los ciudadanos, y particularmente con los latinoamericanos, así como con los anglosajones.
De esta manera los Arnold seguían operando políticamente para regresar a México y obtener el poder que habían disfrutado en Cananea, al menos durante 5 años. Quizás pensando en esto y ya calmados los ímpetus políticos de la lucha por el poder entre Carranza y Obregón, deciden regresar a México en 1921, instalándose en San Blas, municipio de El Fuerte en el estado de Sinaloa, ubicado unos 40 kilómetros al norte de Los Mochis a orillas del Río Fuerte, para dedicarse a la agricultura en la Hacienda de Buenavista.
Tan pronto se instalaron en la zona, Eduardo y Reginaldo empezaron a tener problemas con los vecinos quienes los acusaban de despojarlos de sus tierras, iniciando el despojo por los más débiles y con quienes habían comprado y no se les reconocía el derecho, acciones que estuvieron repitiendo hasta que son denunciados por despojo mediante documento de fecha 4 de septiembre de 1929 ante la Comisión Local Agraria por los vecinos del poblado Rancho de los Pacheco, quienes decían en el documento, que el último atentado de despojo perpetrado por los Arnold había sucedido en junio de ese año.
Ese mismo año de 1929, Eduardo R. Arnold y Gabriela Koppes se divorcian después de 22 años de matrimonio y ella regresa al parecer a Cananea. Por otra parte
Del modo que fuere, los Arnold para principios de la década de los 1930´s ya se habían convertido en prósperos agricultores y políticamente habían hecho muchas alianzas, sobre todo Eduardo, quien como siempre, era el que más destacaba cuando de hacer política y negocios se trataba. Primero se había convertido en un eficiente agricultor de legumbres en el Valle de El Fuerte y se hizo líder de los agricultores de la región, después, al promulgarse la Ley de Organizaciones Agrícolas del Estado de Sinaloa de fecha 19 de noviembre de 1932, bajo su amparo, entre el 22 y el 25 de ese mismo mes, se crearon cinco asociaciones agrícolas, donde para ser miembro de una asociación se requiere ser agricultor de la región correspondiente, ya sea como propietario, arrendatario, aparcero o colono. Fue así como el 25 de noviembre de 1932, un grupo de 83 agricultores del Valle del Fuerte fundó la "Asociación de Productores de Legumbres de la Región Agrícola del Río El Fuerte", de la que Eduardo R. Arnold era miembro. Solo tres días después, el 28 de noviembre, se firma el acta constitutiva de la Confederación de Asociaciones Agrícolas del Estado de Sinaloa (CAADES), cuyos miembros se dedicaban principalmente a la producción de hortalizas y garbanzo para la exportación, de la cual, Eduardo fue el primer presidente durante el periodo 1932-1935.
A principios de la década de los treinta, una de las quejas principales de los agricultores del centro y norte del estado de Sinaloa, se refería a la carencia de créditos bancarios en la entidad. A causa de ello, argumentaban, tenían que recurrir al financiamiento de las empresas norteamericanas comercializadoras de sus productos. Hecho que los convertía en “simples trabajadores” de las citadas compañías. Fue por ello que uno de los primeros acuerdos del Consejo de Administración de la CAADES, se refiere al otorgamiento de un crédito de avío para la producción de legumbres y se dieron los pasos iniciales para la creación del Banco de Sinaloa. Una de las principales instituciones bancarias que canalizarían recursos de sinaloenses destinadas al desarrollo de la agricultura.
En abril de 1933, un grupo de agricultores sinaloenses y la Comisión Monetaria fundaron el Banco de Sinaloa, S. A., con domicilio en Culiacán, duración de 30 años y capital social de un millón de pesos, suscrito como sigue:
ACCIONISTA
NO. ACCIONES
SERIE
MONTO
Comisión Monetaria
5,000
A
$500,000
Jesús Díaz Gómez
1,000
B
$100,000
Alberto Sánchez
1,000
B
$100,000
Santiago Gaxiola
1,000
B
$100,000
Amado Robles
1,000
B
$100,000
Procopio Ramos
930
B
$93,000

Eduardo R. Arnold y otros trece inversionistas, adquirieron 5 acciones de la serie B cada uno, para un total de 70 acciones y un monto de 7 mil pesos. Quedó estipulado en la escritura constitutiva que: “la Comisión Monetaria concedía a la Confederación de Asociaciones Agrícolas del Estado de Sinaloa, agricultores y personas mencionadas, el derecho de comprar sus acciones dentro de un año, pasando a formar parte de la serie B”. Aunque su acta constitutiva fue otorgada el mes de abril, sus operaciones al público las inició hasta julio de 1933. Eduardo formaría parte del primer Consejo de Administración como presidente del banco.
En 1929, Eduardo R. Arnold y Gabriela Koppes se habían divorciado después de 22 años de matrimonio y ella, al parecer, regresa a Cananea. Por otra parte, Reginaldo R. para 1932 vivía en Guadalajara y se dedicaba a la agricultura, pero ya se encontraba muy enfermo de cáncer y muere ese año en la capital tapatía.
Eduardo seguiría manteniéndose en las actividades agrícolas y bancarías, motivo por el cual cambia su residencia a Culiacán, donde vive hasta su muerte el 29 de mayo de 1951 a la edad de 75 años.
RESUMEN FAMILIAR
RODOLPHE H. ANTON ARNOLD ZIMMERMAN
Nace en Suiza alrededor de 1840, no hay información de cómo y cuándo llega a México y/o a Cosalá, Sinaloa. Se casa con Laura Edeza probablemente en 1865 con quien tuvo 7 hijos. Segismundo, Jovita, Tamarita, Eduardo Rodolfo, Cindirila, Reginaldo Rodolfo y Laura. No se conoce la fecha de su fallecimiento pero muere antes de abril de 1894, probablemente a la edad de 54 años.
LAURA EDEZA LANDAVAZU
Nace en Cosalá, Sinaloa en 1848 y se casa con Rodolphe H. Anton Arnold, muere en Cananea el 26 de mayo de 1931 a la edad de 83 años.
SEGISMUNDO
Nace en Cosalá, Sinaloa el 8 de diciembre de 1866, se casa con Espectación Núñez con quien tuvo 3 hijos: Esperanza quien nace en Cananea el 26 de enero de 1903 y al parecer muere muy pequeña; Segismundo Alfredo nace en Victoria de Durango, Durango el 24 de abril de 1906; después nacería María Consuelo en Cananea el 13 de mayo de 1908. Muere en Santa Cruz, Sonora el 5 de agosto de 1908 a la edad de 41 años, mientras que su esposa muere el 1 de septiembre de 1912 en Cananea a la edad de 30 años.
JOVITA
Nace en Cosalá, Sinaloa el 15 de febrero de 1873, se casa con José María Beltrán con quien tiene dos hijos: María Laura Jovita quien nace en Mazatlán, Sinaloa el 21 de marzo de 1897 y Eduardo Rodolfo quien nace en Guadalajara, Jalisco el 28 de febrero de 1904. Jovita muere en su casa el 5 de octubre de 1944 en Cosalá, a la edad de 71 años.
TAMARITA
Nace en Cosalá, Sinaloa el 4 de junio de 1874, se casa con Rodolfo Rodríguez con quien tiene dos hijos: Librada quien nace en 1891 y Rodolfo nace en Victoria de Durango, Durango en 1896. Tamarita muere el 23 de marzo de 1969 en Guadalajara, Jalisco a la edad de 94 años, mientras que su esposo muere en la Ciudad de México el 6 de marzo de 1978 a la edad de 82 años.
EDUARDO RODOLFO
Nace en Cosalá, Sinaloa el 10 de abril de 1876, se casa en el Paso, Texas con Gabriela Koppes Lecoffe el 23 de abril de 1907 quien tenía 15 años, no se especifica si el matrimonio fue por lo civil o religioso, ya que de acuerdo a los registros existentes, ya había nacido su hijo Edward August el 18 de octubre de 1906 en el condado de Navarro, Texas. Después nacería Luis Guillermo el 5 de marzo de 1909 en Cananea. Con fecha 23 de septiembre de 1910 nace María Amelia también en Cananea. Cuando se encontraban viviendo en Nogales, Arizona el miércoles 22 de mayo de 1913 nacería otro hijo, al parecer nace muerto, ya que es enterrado ese mismo día y no hay registro de su nacimiento.  Viviendo en la Hacienda de Buenavista en El Fuerte, Sinaloa se divorcia de Gabriela en 1929. No se especifica si se casa, pero con Octaviana Miranda quien tenía 20 años procrea dos hijos: Alfonso R. quien nace el 30 de octubre de 1930 en Buenavista, Sinaloa y Reginaldo R. quien nace en 1933 en la misma población. Posteriormente, al parecer en un intento de reconciliación con su exesposa, nace Dolores en 1936 en Cananea. Eduardo R. muere el 29 de mayo de 1951 en Culiacán, Sinaloa a la edad de 75 años.
Eduardo R. Arnold Edeza como presidente de CAADES (Foto: CAADES).

CINDIRILA
Nace en Cosalá, Sinaloa el 10 de agosto de 1877, se casa con Ángel Murillo el 19 de abril de 1894 en Victoria de Durango, Durango con quien tiene siete hijos. Ángel Pelagio quien nace el 4 de mayo de 1896 en San Andrés Victoria, Durango. Conrada nace en 1898 en Cananea. José Guadalupe nace en diciembre de 1898 o enero 1899 en San Andrés de la Sierra, Durango, pero muere de 9 meses. Después nacería Maximiliano el 6 de julio de 1904 también en San Andrés de la Sierra. Posteriormente nace Enrique el 15 de noviembre de 1907 en Cananea. Alicia nacería en 1908 y Fernando en 1915 sin especificar lugar de nacimiento. Finalmente se menciona el nacimiento de Eduardo, pero no se especifica fecha ni lugar de nacimiento. Cindirila muere el 2 de septiembre de 1933 en Guaymas, Sonora a la edad de 56 años.
Cindirila Arnold Edeza (Foto: Martha Félix).

REGINALDO RODOLFO
Nace en Cosalá, Sinaloa el 26 de noviembre de 1882, se casa con María Alejandra Alicia Cubillas Bernal el 28 de diciembre de 1910 en Hermosillo, Sonora, con quien no tuvo hijos. Muere el 18 de febrero de 1932 en Guadalajara, Jalisco a la edad de 49 años de cáncer en el estómago.
LAURA
Nace en Cosalá, Sinaloa el 12 de noviembre de 1886, se casa con Ernesto Roberto Félix Rubio el 2 de diciembre de 1908 en Cananea, Sonora, con quien tuvo 5 hijos nacidos en Cananea. Ernesto Victor quien nace el 23 de diciembre de 1909. María Laura Lidia nace el 30 de agosto de 1914 y muere a la edad de 11 meses. Eduardo William nace el 4 de mayo de 1916. Héctor nace el 9 de septiembre de 1917. Oscar nace el 6 de diciembre de 1918. Laura muere en Nogales, Sonora el 25 de marzo de 1966 a la edad de 79 años.
Laura Arnold Edeza (Foto: Martha Félix).

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