JUAN G. CABRAL: Un revolucionario olvidado en Cananea. Parte I.
Gustavo A. Moreno Martínez moremar@prodigy.net.mx
INTRODUCCIÓN
El Gral. Cabral, junto con algunos otros compañeros, fue el iniciador de la Revolución Mexicana en el norte y noreste de Sonora iniciando sus primeros planes en Cananea, mineral de donde fue expulsado por las autoridades porfiristas y tuvo que refugiarse en Arizona, desde donde solo unos siete meses después se lanza de lleno a la revolución, una vez iniciado el movimiento por Francisco I. Madero y formada la Junta Revolucionaria de Sonora cruza la frontera hacia el sur y después de unos pocos meses logra tomar Cananea sin disparar un solo tiro. Después de participar en la toma de todo el norte de Sonora como parte de la Revolución Maderista, es nombrado primero Jefe de los Rurales y después comandante de la Gendarmería Fiscal. En 1913, después del cuartelazo, desconoce a Huerta y se enrola con los constitucionalistas bajo las órdenes de Obregón a quien acompañó por toda la costa del Pacífico hasta llegar a Guadalajara y después a la capital del país. Para entonces ya había alcanzado el grado de General Brigadier y con la toma de la Cd. de México en 1914 fue nombrado Comandante militar de la Plaza. Un mes más tarde, por nombramiento de Venustiano Carranza, fue designado gobernador y comandante militar de Sonora con la idea de conciliar entre Maytorena y Plutarco E. Calles, aunque no tuvo éxito. Algunas fuentes señalan que en 1915 se separó de la política por voluntad propia y se fue a radicar a Tucson; sin embargo, otras afirman que salió del país porque las autoridades sonorenses lo expulsaron. En 1920, al triunfo del Plan de agua Prieta de abril de ese año, volvió a territorio nacional, reingresó al ejército y, un año después, obtuvo el grado de General de Brigada con antigüedad del 11 de noviembre de 1921. Después ocuparía algunos puestos militares, burocráticos, políticos y diplomáticos hasta su muerte en 1946. Nunca perdió su respeto por los ideales revolucionarios de libertad e igualdad. Cabral mantuvo su integridad y fidelidad a Madero en la búsqueda de los ideales de la Revolución por eso Juan G. Cabral es uno de los héroes más limpios y desconocidos de la Revolución Mexicana.
Este documento pretende dar a conocer la vida y participación de Cabral en los movimientos sociales, militares y políticos del país, pero haciendo énfasis en su participación en Cananea y Sonora, con la idea de establecer que al menos la Ciudad del Cobre, su hogar por adopción, ha sido injusta con él, ya que, como a otros hombres que igualmente participaron en los mismos eventos, debería habérsele honrado en Cananea como un héroe revolucionario desde hace mucho tiempo.
SUS ORÍGENES
Su padre Juan Cabral Acosta nace en San Miguel, Islas Azores, Portugal el 10 de abril de 1850, hijo de Juan Cabral y Margarita Acosta. Con fecha 23 de septiembre de 1880 adquiere la ciudadanía estadounidense en el Condado Mono de California por lo que se asume que migra a Estados Unidos antes de esa fecha.[1] Al parecer llegó a América en la década de los 1870´s, ya que para 1880 había explorado buena parte de Sonora y fue uno de los descubridores de Minas Prietas, Sonora donde establece su residencia.[2]
No se sabe si se casa con Trinidad González en esa localidad en 1882 o en Estados Unidos, pero allí nace su primogénito Juan G. Cabral González el 3 de abril de 1883 y tres años después nacería su hijo Ernesto el 5 de marzo de 1885 en esa misma población. Para 1888, al parecer, ya se encontraba de nuevo viviendo en Arizona, pues aparece registrado el 12 de octubre de ese año como votante con residencia en West Huachuca y de ocupación ranchero,[3] aunque no se sabe en qué fecha adquirió el rancho. Dos años después nace su hija Elena el 5 de octubre de 1890 en Lochiel, Arizona. Luis, el último de sus hijos nace el 18 de agosto de 1894 en Nogales, Arizona.[4]
Aunque dos de sus hijos nacen en Arizona todo parece indicar que compartía su tiempo entre Estados Unidos y Minas Prietas donde se empleaba como capataz en la Colorada-Creston Mining Co. en la mina La Colorada donde estuvo hasta mediados de 1901.[5] Para noviembre de ese mismo año se encontraba como encargado del desarrollo de la mina Escalante propiedad de Zubiate Mining Co. al sur de Minas Prietas.[6]
De acuerdo al Registro Consular de 1910 Juan Cabral padre llegó a radicar a Cananea el 4 de octubre de 1906, cuando su primogénito ya era residente de esta ciudad. Para antes de 1905 aparece como dueño de la mina La Abundancia ubicada cerca de Cuitaca, sin embargo, los años de 1907 y 1908 fueron sumamente activos, ya que aparece haciendo denuncios de las minas Luna Llena y Santa Elena en el distrito de Cananea; además, en el municipio de Fronteras hace los denuncios de las minas Yucatán No. 3, Jalisco, Reyna de Plata, Estrella del Norte y Providencia, aunque esta última la denunció su hijo. Ese mismo año aparece como Presidente de los consejos de administración de la Compañía Minera de Santa Elena y Anexas y de la Bacanuchi Mining and Development Company, S.A. Para principios de 1909 también aparece como presidente de Alden Mining Company, S.A. y para abril de 1911 como presidente de La Fortuna Gold Mining Co., S.A.[7]
Seguramente compartía su tiempo entre Cananea y Minas Prietas, pues para diciembre de 1909 seguía siendo el capataz de la mina Escalante.[8] Era una persona muy respetada en el medio minero por sus conocimientos e hizo su fortuna trabajando minas para otras empresas y para sí mismo, y vendiendo derechos mineros.[9] Para mediados de 1910 todavía tenían posesión de la mina La Abundancia donde se detectan minerales de cobalto.[10]
Juan G. Cabral González, cursó sus estudios primarios en la escuela oficial de su población natal, después continua su educación en el Colegio de Sonora en Hermosillo. En una carta fechada el 7 de marzo de 1899, Cabral fue altamente recomendado para ser aceptado como estudiante en la Universidad de Arizona por Louis Zeckendorf, un veterano de la Guerra Civil de la Unión Americana y prominente comerciante judío en Tucson. A la edad de 16 años ingresa a la universidad en septiembre de 1899,[11] donde obtuvo conocimientos sobre ejercicios y tácticas militares.[12] Cabral desde su adolescencia había condenado la dictadura, así lo demostró, entre otras ocasiones cuando apenas tenía 17 años, cuando estando en La Colorada de vacaciones pronunció un discurso el 15 de septiembre de 1900 y el presidente municipal lo quiso enviar a la cárcel por desacato a los altos funcionarios del Estado y de la Nación, pero todo el pueblo se opuso al cumplimiento de esa arbitraria determinación.[13]
Al término de sus estudios regresa y se emplea en la mina La Colorada durante el auge de esta población. Más tarde, probablemente hacia 1904, atraído por la fama y facilidades que se daban a los obreros, se trasladó a Cananea donde trabajó como cajero en la maderería de la 4C que regenteaba un americano de apellido Gooche;[14] aunque al parecer también se dedicaba a la minería, ya que para abril de 1905 se encontraba en Minas Prietas negociando la venta o sociedad de la mina La Abundancia junto con su padre.[15] Esta sociedad finalmente quedó realizada posteriormente con la Copper Queen Company.[16]
No existen evidencias de su participación en la huelga de 1906, ya que no es mencionado en ningún medio de comunicación de esas fechas que registraron los eventos del movimiento que si mencionan a todos los líderes principales y algunos otros participantes. Tampoco lo mencionan los libros escritos sobre la huelga; sin embargo, fue posible encontrar una fuente que si menciona su participación en estos hechos sin entrar en detalles.[17] Es probable que como empleado de la maderería de la 4C le tocó presenciar los eventos de violencia iniciados por George Metcalf y la muerte de varios obreros lo llevaría a renunciar y dedicarse junto con su padre únicamente a la minería, para posteriormente enrolarse en los eventos pre-revolucionarios que iniciaron con la campaña maderista a principios 1909.
Juan G. Cabral era de frente amplia, tenía bigote poblado y barba cerrada, de sonrisa fácil y de hablar pausado. Gentil en su trato y muy bondadoso, era un hombre bajito casi chaparro. A los amigos que más quería les daba el título de “libertadores” y en forma de toquilla en su sombrero texano le gustaba llevar con orgullo la banda tricolor. Por sus características físicas y temperamento bondadoso no parecía adecuado para el ejercicio del mando militar ni para el manejo de armas; sin embargo, llegado el momento en que sus convicciones le hicieron enrolarse en la revolución demostró decisión, valor y entereza. Cuando decide hacerse soldado tenía 28 años y llegaría a ser un jefe militar muy cumplido y estimado entre la tropa y la población, sobretodo en Cananea.
LA PRE-REVOLUCIÓN
Cananea, desde la huelga, se encontraba fuertemente guarnecida ya que sólo tres meses después de la huelga se inició la construcción del cuartel militar de la Mesa Sur para tener una guarnición permanente, además de los rurales. Al inicio del levantamiento de Madero, donde exigía respeto al derecho al voto y la no reelección, el gobierno vigilaba con gran celo este mineral, ya que seguían latente los reclamos laborales de los obreros y el resentimiento social por la discriminación de que eran objeto por los empleadores y trabajadores americanos.
Desde entonces en Cananea y sus alrededores la semilla de la revolución ya estaba sembrada, y algunos de los participantes de la huelga de 1906 desde 1909 ya estaban preparados para tomar las armas y defender su voto. Los conceptos revolucionarios vertidos a través de periódicos como Regeneración, órgano de difusión del Partido Liberal Mexicano (PLM), Diario del Hogar, El Demófilo, El Hijo del Ahuizote, El Padre del Ahuizote, El Nieto del Ahuizote, Vésper, Excélsior, La Voz de Juárez, El Colmillo Público y algunos otros; además de los hechos violentos de la huelga, habían hecho madurar la conciencia de muchos líderes mineros cananenses sensibles a la problemática social de México, que respondieron de inmediato al llamamiento de Madero en su campaña electoral desde principios de 1910, formando una sociedad antirreeleccionista en Cananea al que denominaban Club Constitución de 1857, integrado en su gran mayoría por mineros. Hacían sus reuniones en el subterráneo de una casa ubicada en la Calle 4ta Oeste, en las faldas de la Mesa Sur, propiedad de un chino llamado Chunguí, simpatizante de la causa revolucionaria, a donde llegaban los maderistas miembros del Club Antirreeleccionista y de otros grupos.
Era evidente que desde la visita de Madero a Sonora las actividades de los antirreeleccionistas y anarquistas no eran vistas con buenos ojos, tampoco lo eran en Cananea y el 16 de mayo en una redada encabezada por el presidente municipal Eduardo R. Arnold y el comandante de la policía, la casa del chino Chunguí es rodeada y son aprehendidas 29 personas: Domingo López, Juan López, Tomás A. Torres, Primo Garrido, Ramón Hernández, Quirino Torres, Emilio Meza, Demetrio Silva, Francisco Ochoa, Domingo H. Rodríguez, Antonio Romero, Miguel Loya, Salvador R. Sandi, José R. Tenorio, Teodoro Salgado, José P. Uribe, Juan Molina, David Andrade, Lucas Nieves, José Ma. Retes, Francisco Valdez, Ventura Palacios, Jacinto L. López, Guillermo Sánchez, Alfredo Aguirre, Rito Aguilar, Francisco Ruedas, Domingo Arzate y Arnulfo Iriarte. Los detenidos fueron llevados a la carcelita de El Ronquillo y después los trasladaron a la Cárcel de Cananea, donde permanecieron varios días. Probablemente al no encontrarles armas y no poder configurar otros delitos, fueron consignados como vagos y obligados a trabajos forzados en la apertura del tajo de lo que ahora es el puente de la Av. Juárez, trabajos que habían iniciado en ese año para abrir el paso a través de la pendiente occidental de La Mesa para comunicar El Ronquillo por esta avenida.
Como se puede observar en la lista de presos que ingresaron a la Cárcel de Cananea el 16 de mayo de 1910,[18] no aparece Juan G. Cabral quien junto con Salvador Alvarado, Rafael Romero y Pedro F. Bracamonte, ya habían iniciado planes para un levantamiento y estaban comprando armas en el sureste de Arizona. Tampoco aparece el chino Chunguí en la lista, de hecho ninguno de los líderes visibles de las etapas siguientes de la revolución aparece en ella. Hay versiones que incluyen a estos líderes en esa reunión, sin embargo en los registros de la cárcel de esa fecha no aparecen, por lo que es probable que estos líderes hayan negociado y prefirieron ser expulsados de Cananea que ingresar a la cárcel, como lo demuestran las declaraciones adjudicadas a Juan G. Cabral que publicaron algunos periódicos en mayo de 1911 donde manifiesta que fue expulsado del mineral por sus activismo político.
“Voy a regresar a Cananea y lamentarán verme. Regresaré de una manera que hará que se arrepientan de haberme expulsado.”[19]
Otra versión dice que la conspiración fue traicionada por Jesús Q. Hernández, quien se habría acobardado y denunció al grupo, pero según esto, Cabral supo a tiempo de la traición y se ocultó, previamente avisó a Alvarado y acordaron reunirse en las afueras de la ciudad a las once de la noche del 19 de junio de 1910 y juntos marcharon a pie rumbo a Douglas a donde llegan cinco días después.[20]
Antes de huir o ser expulsado era bien conocido por sus tendencias revolucionarias y se decía que se salvó de ir a la cárcel, que había escapado a un castigo grave por sus conversaciones contra el gobierno y porque tenía una fuerte influencia política en la sociedad cananense, ya que participaba activamente en los consejos de conspiradores del partido liberal contra el gobierno de Díaz.[21]
Después de esto, al menos Cabral, Alvarado y Romero cruzaron la frontera hacia Tucson y finalmente llegaron al mineral de Ray, Arizona. Con el objeto de allegarse, de nuevo, fondos para adquirir armas e implementos de guerra, Cabral se asoció con un tal Zarza, quien después alcanzaría el rango de Capitán, y establecieron una tienda que operaba bajo la razón social de Zarza & Cabral, un pequeño comercio con el que encubrieron sus actividades revolucionarias. Mientras estuvieron en Ray se establecieron en el Barrio Sonora donde habitaban puros mexicanos contratados para trabajar en ese pueblo minero.
Juan G. Cabral, Salvador Alvarado Rubio y Rafael T. Romero. |
Localización
del mineral de Ray, Arizona. (Plano:http://tucson.com/news/).
Desde ese momento Cananea estuvo resguardada por dos compañías del 27º. Batallón de Infantería y una compañía de rurales bajo el mando del Col. Emilio Kosterlitzky que estaban custodiando las tres entradas más importantes de la ciudad, además, la policía local estaba en alerta y en armas para que actuasen si era necesario. Quinientos soldados ya se encontraban en Cananea, pero se creía que se necesitarían más para prevenir un brote en contra del gobierno. El general Torres avisó a las autoridades municipales que en el momento que se requiriera, él enviaría 400 hombres más en un tren especial, sin embargo, los enviaría por tierra el día 18 de junio.
En esos días hubo varias detenciones por contrabando de armas, sin embargo, a pesar de las detenciones algunos grupos siguieron planeando el levantamiento armado, trabajaban activamente para colectar armas y municiones. Además, se unieron a un grupo de rebeldes bajo el liderazgo de Luis Arvizu, quien había incursionado en Cananea hacía varios meses, uno de los comprometidos en ese grupo era Jesús Q. Hernández, quien también había participado en la huelga de 1906.
Estos líderes estaban reuniendo armas con la intención de lanzarse a la lucha armada, ya que se había registrado de nuevo la fórmula Díaz-Corral para las elecciones presidenciales y la maquinaria electoral estaba en manos del gobierno y no habría medio alguno de que se disputara el poder al dictador con probabilidades de éxito; por lo que se preparaba la lucha armada sí, como estaba previsto, Díaz ganaba las elecciones.
LA REVOLUCIÓN EN EL NORTE DE SONORA
Desde la llegada al mineral de Ray, los líderes al mando de Cabral habían estado reuniendo armas en espera del momento adecuado para lanzarse en contra de lo que representaba Porfirio Díaz. Juan G. Cabral, Salvador Alvarado, Rafael T. Romero y Pedro F. Bracamonte; levantaron un acta en la cual se hacía constar que se elegía a Cabral como Jefe de la Revolución en Sonora y que todos se sacrificarían para derrocar a la dictadura. La elección de Cabral como líder de la revolución en el norte de Sonora no fue fortuita, ya que era el único que tenía cierto conocimiento sobre tácticas militares, aunque carecía de experiencia.
Previo al inicio de la revolución en noviembre de 1910, se reunieron con Francisco I. Madero en San Antonio, Texas para acordar y buscar apoyo para iniciar la rebelión en el norte de Sonora. Posteriormente volvieron a ponerse en comunicación con Madero, quien aún se encontraba en San Antonio, Texas. Finalmente estos cuatro líderes fueron autorizados por Madero para realizar la revolución en Sonora, que de acuerdo a sus instrucciones debería empezar 20 de noviembre de 1910. Después del estallamiento de la fase armada de la Revolución Maderista, en diciembre de ese año, estos líderes empezaron a sufrir persecuciones en Arizona y a principios de enero de 1911 decidieron establecerse en Douglas, ya con ánimo de cruzar la frontera a la primera oportunidad, donde se reunieron con José María Maytorena y con la ayuda económica de éste, se preparaban para cruzar la frontera.[22]
Para el mes de enero de 1911 había llegado Francisco I. Madero a la ciudad de El Paso, Texas con el propósito de ponerse en contacto con sus correligionarios levantados en armas en el Estado de Chihuahua y penetrar al territorio del estado para asumir el mando personal de todos ellos, cruzando el Río Bravo el día 14 de febrero. Días antes de internarse en Chihuahua, a principios de febrero, Madero nombró al general José Perfecto Lomelín, quien desde 1897 se encontraba retirado del ejército, jefe de todos los grupos antirreeleccionistas que operaban en el Estado de Sonora con la finalidad de unir a estos grupos.
Por aquellos días Salvador Alvarado se había separado del grupo y se encontraba en Ray, Arizona cumpliendo con algunas comisiones. Cabral quien había podido reunir hasta esas fechas 20 rifles Winchester 30x30, unos 10,000 cartuchos y 17 hombres, incluidos él y Alvarado, se encontraba listo para iniciar esta aventura. Con este pequeño ejército, los escasos elementos de guerra y la ayuda de Juan Faraz; temerariamente Cabral entró a territorio mexicano por la Calle 2a de Agua Prieta la noche del 13 de febrero de 1911.[23] Afortunadamente, ese mismo día había sido atacada Sahuaripa por los revolucionarios y los federales tenían toda su atención en esta población por lo que no hubo ningún inconveniente durante el cruce de la frontera, apareciendo de esta manera el primer núcleo revolucionario en el norte de Sonora al mando de Juan G. Cabral. La falta de armas y gente retrasaría unos tres meses el ingreso de Cabral a Sonora. Cuando ellos cruzan la frontera hacia el sur, Cabral tenía el grado de Coronel, Alvarado el de Capitán y Romero el de Teniente.
Cabral y sus hombres, de Agua Prieta se dirigen al sur por la cuenca del Río Fronteras y en la Hacienda de Cuchuta, propiedad de Roberto V. Pesqueira, se abastecieron de comida en abundancia. Otro día toman Cuquiárachi sin disparar un solo tiro y se refugian en la Sierra de Los Ajos,[24] donde establecen la Junta Revolucionaria del mismo nombre,[25] por ser un lugar estratégico que se localizaba en los linderos de los terrenos de Greene, lejos de todos los caminos principales de la época, donde tenían bosque, cacería, leña, agua y ganado de la Cananea Cattle Company.[26] Mientras estuvieron reclutando adeptos, el resto del mes de febrero se mantuvieron en los alrededores de Fronteras evitando todo encuentro con los destacamentos de la Gendarmería Fiscal y los federales.
El día 27 de febrero Cabral al frente de 37 hombres divididos en dos columnas, una por el panteón y otra por el Camino Real, en la madrugada ataca la plaza de Fronteras, ordenando un fuego nutrido sobre la guarnición que ya estaba pre-venida para un ataque. Después de dos horas y media de lucha los defensores de la guarnición anuncian su rendición enarbolando una bandera blanca y se ordenó cese al fuego.[27] Este sería el bautizo de sangre para la causa revolucionaria en el norte de Sonora, ya que en la primera hora de combate, el pequeño ejército tuvo cuatro bajas. Se levantó un acta de todo lo sucedido y los revolucionarios tomaron posesión de la plaza, comportándose Cabral muy benévolo, pues no solo perdonó la vida al Presidente Municipal, además dejó la estructura municipal intacta, solo tomó todas las armas y el poco dinero que había en las arcas municipales. Durante el día, los revolucionarios se abastecieron de ropa y alimentos, voluntariamente se les unieron 10 soldados de los que horas antes defendían la plaza.
Juan
G. Cabral (Cortesía de H. de Hoyos).
La noticia de la toma de Fronteras por Cabral, ese mismo día se extendió por todo el estado como reguero de pólvora a través del telégrafo, siendo recibido por un azorado Luis E. Torres, que no daba crédito a la noticia; pero peor fue recibida en Cananea por el Presidente Municipal. Desde ese momento, Cabral era considerado como una esperanza para la revolución, ya que todos los habitantes de Cananea estaban desesperados por sacudirse la oprobiosa tiranía que campeaba en el municipio operada por el Presidente Municipal, por lo que el Jefe Revolucionario era causa de múltiples elogios y su nombre se pronunciaba con respeto.[28]
Ese mismo día 27 de febrero, después de abastecerse y reclutar gente para la causa, Cabral abandona Fronteras y se dirige hacia el Cerro Tordillo donde pernocta para continuar otro día rumbo Bacoachi a donde entra el 28 de febrero sin que las autoridades opongan resistencia, siendo recibidos por la población con los brazos abiertos.[29] En este sitio se unieron a su contingente algunos vecinos, entre ellos, el antiguo capitán del ejército, Evaristo Ramírez, que por su conocimiento de la zona y su prestigio entre los habitantes ayudó a reclutar más gente, en esta población se unieron a las fuerzas de Cabral 21 personas.[30] Evaristo Ramírez, junto a Enrique Esqueda, era uno de los personajes a los cuales la policía vigilaba desde 1906 por encontrarse relacionado con Ricardo Flores Magón.
Enrique Esqueda Orosco, quien había sido Presidente Municipal y se encontraba retirado a su vida privada como comerciante, cargaba con una cruda moral desde 1909 al haberse excedido en el celo con la Dictadura al haber perseguido a unos vecinos que proclamaban la revolución, que después se aclaró solo fue producto de una tremenda borrachera. Con esta loza a cuestas, Esqueda solicitaba a Cabral que le diera alguna comisión para demostrar su adhesión al Maderismo.
Ante la insistencia de Esqueda, después de redactar un comunicado firmado por el propio Cabral y Rafael T. Romero, como presidente y vice-presidente de la Junta Revolucionaria de Los Ajos, respectivamente; dirigido al Prefecto de Arizpe Ignacio L. Pesqueira. Cabral mandó de emisario a Enrique Esqueda y Francisco “El Zarco” Romero a pedir que le entregaran la plaza de Arizpe, en el pliego petitorio explicaban que Esqueda lo pondría al tanto de las intenciones que tenían para evitar perjuicios a la población. Esqueda le entrega el pliego comentándole que Cabral y su gente les habían amenazado de muerte a él y su familia si no entregaba el documento y solicitaba la entrega de la plaza.[31] Pesqueira estimando que los informes de Esqueda eran alarmantes, ya que le había dicho que Cabral contaba con 500 hombres bien armados y montados en Bacoachi listos para marchar sobre Arizpe, por lo que vía telégrafo se dirigió al Gobernador Interino del Estado comunicándole su situación, ya que la prefectura no tenía armas, ni gente para defender la ciudad. Pesqueira creía que le ordenarían evacuar Arizpe, sin embargo recibió la orden de remitir inmediatamente a Esqueda y Romero a Hermosillo, pero no quiso obrar arbitrariamente y los consignó al Juez de Primera Instancia, quien practicó las diligencias y los declaró formalmente presos al implicarlos en la rebelión junto con Cabral. Como la cárcel de Arizpe no era segura, los remitió a Hermosillo con Francisco Siqueiros y otros dos guardias.[32] Después serían asesinados antes de llegar a Ures por unos enviados del gobernador. Este cruel e inútil derramamiento de sangre escandalizó a todo el Estado y sirvió para que, poco después, un gran número de hombres del Río de Sonora se unieran a Cabral.[33]
Cabral, de nuevo apertrechado con alimentos, municiones y nuevos adeptos, se preparaba para dejar Bacoachi rumbo a la Sierra del Oro el día 2 de marzo a sabiendas de que una columna de federales al mando del Teniente Coronel Luis Anguiano, había salido de Cananea en su persecución. Mientras tanto, Cabral se enfrentaba a la indisciplina de sus hombres, ya que Arturo “Red” López, uno de los que habían cruzado la frontera con él, en estado de embriaguez había cometido algunos excesos pretendiendo cometer actos de violencia con los vecinos y fue llamado al orden, determinándose que se separara de la columna y con otros hombres más toma camino rumbo a Fronteras.[34]
Mientras tanto, el Teniente Coronel Luis Anguiano que había salido de Cananea en persecución de Cabral, iba al mando de dos oficiales, ochenta soldados y dos guías, llegando a Bacoachi días después que Cabral desocupara la plaza. Por un momento los oficiales de Cabral le propusieron regresarse y atacar a las fuerzas de Anguiano, ya que seguían cerca de este poblado, a lo que Cabral se opuso argumentando que lo que necesitaban de Bacoachi ya lo habían obtenido, por el contrario, hizo maniobras evidentes para que los federales los vieran y los siguieran, dirigiéndose rumbo al Rancho El Rodeo ubicado en lo más intrincado de la sierra, donde por lo abrupto del terreno podían lograr ventaja sobre los federales. El día, 13 de marzo fueron alcanzados por los hombres que venían en la retaguardia, quienes le informan que Anguiano se encontraba muy cerca. Para ese entonces, entre Bacoachi y el Rancho Rodeo, se habían unido a la fuerzas de Cabral los Capitanes Valencia y Ernesto Cárdenas, quienes se habían levantado en armas en Cananea desde febrero y habían permanecido en la sierra; por lo que el ejército de Cabral contaba ya con 183 hombres.[35]
Cabral al tener noticia de que Anguiano estaba cerca, tomó la decisión de salir a su encuentro con el objetivo de nulificar su fuerza, ya que la ocasión era propicia y el terreno se prestaba. Mientras Anguiano marchaba confiado por el centro del Cañón del Carrizo pensando que Cabral seguía huyendo. Cuando el encargado de la vigilancia le comunica que los federales se encuentran a unos dos kilómetros, Cabral toma posiciones en ambos lados del cañón construyendo precarias fortificaciones y manda cortar la retaguardia. Al momento de pasar el ejército federal por el sitio de la emboscada, Cabral rompe el fuego iniciándose el combate, respondiendo inmediatamente los soldados federales. Al cabo de 45 minutos de combate la batalla había terminado, ya que del lado de los federales se encontraban gravemente heridos 20 hombres, incluyendo los tres oficiales, había 21 muertos, y se habían rendido 13 soldados. Terminada la batalla, los heridos y prisioneros fueron llevados al campamento de Cabral, donde los revolucionarios enfurecidos por la muerte de Esqueda y Romero, sin que Cabral lo pudiera evitar, fusilan a los oficiales.[36] En documentos que se le encontraron a Anguiano, además de las órdenes militares para perseguir a Cabral, se le encontró un papel donde se ofrecía una recompensa de 10 mil pesos por la cabeza de Cabral, mil pesos por cada uno de sus capitanes y cien pesos por cada uno de sus soldados.[37]
Terminada la batalla, Cabral levanta el campamento y recoge todo el armamento y bastantes municiones. Los heridos fueron trasladados a Arizpe, mientras que los prisioneros fueron puestos en libertad. Cabral marchó con el grueso de su ejército de regreso y se movió por todo el Río de Sonora penetrando en todos los pueblos, rancherías y ranchos que encontraba a su paso, donde pudo aprovisionar a su gente. El día 28 de marzo llega a la Sierra de Aconchi, donde otro día llega un emisario de parte de Juan Antonio García, avisándole que su hermano Belisario García y el Col. Anacleto Girón con el grueso de sus tropas se encontraba sitiado por los federales en la Hacienda de San Rafael cerca de Ures. Cabral en un viaje muy rápido de más de 150 km deja atrás Arizpe, instalándose muy cerca de donde se estaba librando la batalla. Una vez reconocido el campo, se da cuenta de lo comprometida que esta la situación para las tropas de Girón y García. Inmediatamente manda una columna al mando del Cap. Luis Arvizu, quien inició un ataque por la retaguardia de los federales, pudiendo los sitiados romper el cerco el día 30 de marzo y llegar a Ures con sus tropas completamente destrozadas.[38]
En Ures se concentraron casi todas las tropas de la revolución sonorense después de la Batalla de San Rafael, reuniéndose cerca de 1400 hombres comandados por los coroneles Juan G. Cabral, Juan Antonio García, Anacleto Girón y Ramón V. Sosa; comandantes Rosario y Belisario García; Teniente Rafael T. Romero y el Mayor Pedro F. Bracamonte. Todos ellos acordaron poner las tropas a las órdenes del Col. Juan Antonio García, reconociéndole una mayor capacidad militar con el objetivo de que hubiera entre todos ellos elementos para una mayor cohesión y armonía en todos los movimientos que pensaban realizar en el Estado.[39] Posteriormente, la mayor parte de las tropas se dirigieron a la Sierra de Aconchi en las cercanías de Banamichi, donde celebraron un consejo entre los Jefes y oficiales de la Revolución, planeando la campaña que emprenderían en el norte del Estado, procurando esencialmente, apoderarse de las poblaciones fronterizas o cercanas a la frontera como Magdalena, Nogales, Naco Agua Prieta y Cananea; donde podrían tener más facilidades para obtener armas y municiones. Cananea era el objetivo principal de Cabral, ya que estaba convencido de que al tomar este importante centro minero, se haría de valiosos recursos económicos y miles de combatientes se unirían a las filas de la Revolución, lo que permitiría posteriormente rendir al resto del Estado.[40]
Después de que surgen diferencias entre los Jefes Revolucionarios en la Sierra de Aconchi, el Gral. Lomelín se traslada a principios de abril a Arizona y se puso en contacto con el Gobernador Provisional José María Maytorena, nombrado por Madero en San Antonio, Texas poco antes, quien se encontraba establecido en Douglas, reuniéndose también, con la Junta Revolucionaria con la finalidad de cohesionar a los diferentes grupos rebeldes e impulsar la Revolución en el Estado. La Junta Revolucionaria de Estado de Sonora con sede en Nogales, Arizona cuya función era acumular elementos de combate y organizar grupos de hombres armados que se internaran al territorio sonorense a revolucionar en contra del gobierno federal; aunque en realidad, esta Junta poco ayudó a los grupos revolucionarios del Estado, ya que estos reclutaban hombres, se alimentaban y apertrechaban de la ayuda incondicional de los pueblos por donde pasaban, y al principio actuaban por instinto conforme se daban los hechos, más que con una estrategia definida desde un mando central.
Después de la reunión de jefes, a sabiendas de que Medina Barrón y su tropa se dirigen hacia Arizpe, Cabral el 8 de abril se enfila rumbo al norte estableciendo de nuevo su campamento en la Sierra de Los Ajos, frente a Cananea, con el objetivo de atacar en cuanto las condiciones le fueran favorables. Mientras estaba en este campamento, veía aumentar su ejército casi a diario con gente que venía de todos los alrededores, pero en un buen porcentaje de Cananea, ya que en esta ciudad había una gran excitación política y social, tanto por la actitud de las autoridades municipales, como por la presencia de Cabral en la zona.[41]
Mientras Cabral permanecía en su campamento de Los Ajos se decide tomar Agua Prieta el día 13 de abril, para esto, “Red” López detuvo un tren proveniente de Pilares cargado de concentrado de cobre en Estación Izabal (hoy Estación Esqueda) y en varios vagones colocaron a los revolucionarios y lo obligaron a ponerse en marcha, una vez en tránsito destruyeron grandes tramos del cableado telegráfico. Al llegar la frontera con tremenda sorpresa los federales veían bajar a los revolucionarios disparando sobre el cuartel y la aduana, haciendo estragos entre los fiscales y federales, quienes después de la sorpresa inicial respondieron el fuego, sin embargo, después de dos horas de combate se rindieron unos pocos de federales, refugiándose el resto al otro lado de la frontera.[42]
Por la importancia de la plaza, además de que era la primera ciudad fronteriza que pasaba a manos de las fuerzas revolucionarias, los federales querían recuperarla y el día 14 por la tarde se presentan 1400 federales dirigidos por Col. Ojeda, Barrón y Francisco Chiapa, comandados todos por el Tte. Col. Díaz, y estratégicamente se distribuyen rodeando Agua Prieta.[43]
El sábado 15 de abril, los federales inician hostilidades en contra los revolucionarios que resguardan la ciudad causándoles 22 bajas. Por la tarde de este mismo día, dos columnas de revolucionarios aparecen en el horizonte al oeste de Agua Prieta, una de ellas era comandada por Cabral, la otra por una mujer, que versiones la mencionan como “Madame” Talamantes, aunque otras dicen que no era ella.[44] También se dice que Cabral llegó tarde para auxiliar a Belisario García y que los federales ya habían tomado Agua Prieta. Después de unos disparos de advertencia por parte de los federales, los revolucionarios, unos 1,200 hombres, detienen su avance y esperan hasta las 06:30 a.m. del día siguiente para iniciar las hostilidades contra los federales; el 18 de abril en la mañana, las tropas revolucionarias se quedan sin municiones y tienen que huir, unos en desbandada y otros en formación más o menos ordenada y se remontan a la sierra. Esta población fronteriza sería recuperada por los federales comandados por el teniente coronel Reinaldo Díaz después de 24 horas de lucha.
Cabral no quiso desperdiciar la oportunidad de encontrarse cerca de la frontera y el mismo 18 de abril, dejando a sus tropas cerca de Agua Prieta, aprovechó para cruzar a Douglas y abastecerse de armas y municiones, adquiriendo algunas cajas de rifles 30x30 y unos 18 mil cartuchos, regresando a su campamento de Los Ajos con este valioso arsenal.[45] Por estos días, Cabral de nuevo en su campamento, tuvo el enorme gusto de recibir al Cap. Salvador Alvarado, quien había terminado con los asuntos para los que fue comisionado en Ray, Ariz.
Para mediados de abril la situación del Gobierno del Estado era muy difícil y comprometida, ya que en pocos días las fuerzas revolucionarias le habían demostrado su valor, poderío táctico y decisivo para enfrentar las batallas, así como la astucia para burlar los planes de los federales. En estas circunstancias llega a Cananea el Gral. Luis E. Torres, visita cuyo objetivo era entrevistarse con Juan Cabral (Padre) y convencerlo de que hablara con su hijo para que dejara las filas de la Revolución. La entrevista tuvo lugar y Luis E. Torres inicia diciendo:[46]
“Que era una labor muy anti-patriótica la que se habían impuesto los trastornadores del orden público, al lanzarse a los campos en son de guerra en contra del gobierno constituido, cuando al alterar la paz, no hacían otra cosa que hundir a la República en la ruina, máxime cuando todos ellos tenían la plena seguridad de ser aniquilados muy pronto, ya que el gobierno contaba con elementos sobrados para ello y además, con el apoyo de todas las clases sociales y que veía con suma tristeza que jóvenes de porvenir, de talento y honorables, equivocadamente se hubiesen lanzado a la revuelta, en donde serían confundidos con bandidos de baja ralea que por diversas partes habían aparecido y que lo estaban obligando a tomar muy serias y enérgicas medidas.”
Juan Cabral (Padre) quien se caracterizaba por sus costumbres honestas y buenos principios, le contesta:
“No niego que en la revolución haya bandidos, pues en todas las que se habían efectuado en el mundo habían tenido estos malos elementos, pero es indudable que hay un gran descontento en contra del gobierno, suponiendo la existencia misma de la revolución.”
a lo que Torres le responde:
“Si es Usted hombre patriota, Sr. Cabral, si ama Usted a este país, en donde por tantos años ha vivido y se ha identificado con nuestras costumbres, si siente Usted, el cariñoso afecto que todo padre debe sentir por sus hijos, debe Usted, cuanto antes hacer lo posible por que su hijo Juan se aparte de sus malos compañeros y vuelva a seno de su familia, en donde yo le daré toda clase de garantías.”
el Sr. Cabral responde de esta manera:
“Yo no puedo mandar a mi hijo, Sr. General, él ya tiene la edad suficiente para dirigirse por sí solo y ama tanto a México, como Usted y yo.”
todavía en tono conciliatorio, el Gral. Torres le dice al Sr. Cabral:
“Pero usted podría llamarlo y exhortarlo con buenos y cariñosos consejos, que no podría menos que acatar, pues tengo noticias de que es un buen hijo, obediente y respetuosos con sus padres.”
de la misma forma, el Sr. Cabral responde:
“Es cierto, pero Juan es mexicano, el lucha por su patria y yo no puedo impedirlo.”
el Gral. Torres, visiblemente contrariado por el fracaso de la entrevista, añadió:
“Pues siento mucho Sr. Cabral; su hijo es un candidato a la horca y hoy mismo daré la orden terminante para que lo cuelguen en cualquier parte en donde lo cojan mis soldados.”
el Sr. Cabral, igualmente indignado, levantando los puños a la altura de la cara del Gral. Torres, contestó:
“Primero cójalo Usted y después cuélguelo.”
La entrevista se dio por terminada y el Sr Cabral comentaba que le había contestado al Gral. Torres tal como se lo dictaban sus sentimientos. Por otro lado, el Gral. Torres daba instrucciones de que colgaran a Juan G. Cabral en el sitio donde fuera aprehendido y después partió para la Capital de Estado sabiendo que las cosas no estaban fáciles y se estaban complicando al grado que ya no se sentía seguro en la parte norte del Estado.
Las tropas federales también tenían toda su atención en Cananea y cerca del centro de la ciudad, en una elevación conocida como colina Swansea (El Fortín), fue fortificada con sólidas y altas murallas en su cima. A ninguna persona se le permitía acercarse a esta zona y se creía que estaba minada. Una ametralladora se encontraba en La Mesa, entre los dos hoteles más grandes (hoteles La Mesa y Los Ángeles); otra en la Mesa Sur y una más sobre una pendiente en el oeste, más allá de la fundición (probablemente cerca de Buenavista). Cananea comenzó a prepararse para una invasión. El Palacio Municipal y la cárcel fueron fortificados y coronados con ametralladoras, posiblemente suministradas por Greene. La pequeña guarnición de tropas federales se armó hasta donde pudieron, pero temían por el futuro de la ciudad.
Para principios de mayo, después de varios armisticios y mientras se llevaban a cabo las negociaciones para dar por terminada la guerra entre los revolucionarios y el porfirismo, llamado por Madero, Maytorena se había trasladado a Cd. Juárez y el 4 de mayo le presentó un informe planteando lo siguiente:[47]
“Por la prensa, sin duda, habrá usted sabido los encuentros habidos y sus respectivos resultados. Los nuestros, al mando del jefe Cabral, tomaron Bacanuchi y Fronteras y pudieron hacerse de algunos elementos. Por La Dura comenzó a operar como jefe Juan Antonio García, en compañía de sus hermanos, que pudieron tomar aquel mineral, Tónichi, Cumuripa, Otates, Onavas, Tecoripa, etc., habiendo derrotado en varias ocasiones al general Lorenzo Torres que salió en su persecución. En el Distrito de Moctezuma, no obstante que el señor prefecto Chapa (Chiapa) fusiló al jefe de la revolución y sus dos hijos, existen varias pequeñas partidas aunque con escasos elementos. En Ures, después de la toma de la plaza, y del combate de San Rafael, puede decirse que virtualmente está en poder de la revolución y lo mismo puede decirse de los demás distritos del Estado, con excepción de los de Hermosillo, Guaymas y Magdalena.....”
Por un lado, los revolucionarios no veían bien las negociaciones de Madero y se hablaba de que podían cambiarlo como líder y había algunas deserciones. Por el otro, para los federales la situación estaba peor, las deserciones eran de todos los días y constantemente estaban colocando boletines y amenazando a los soldados con matarlos si desertaban; habían cerrado todas las cantinas y destruido todo el licor que encontraron. También habían reforzado la fortificación de Cananea colocando cordones de centinelas, más artillería y barricadas en las calles previendo un ataque al término de los armisticios.
Los jefes revolucionarios Cabral, Camberos, Medina, García, Girón y Gómez; que desde que iniciaron los armisticios el 23 de abril, estaban inactivos, a partir del día 6 de mayo se pusieron en plena actividad en sus respectivas zonas de influencia, en el noreste de Sonora. Con la ruptura del armisticio y con Juárez bajo el fuego, en Sonora los revolucionarios se empezaron a mover hacia el valle de Nacozari para planear la toma de Agua Prieta. Enviaron mensajeros a todos los campamentos, llamando a una concentración de fuerzas para este movimiento. Entre los esperados para participar en el ataque estaba Rojas con 400 hombres acampados cerca Cumpas; Anacleto Girón con aproximadamente el mismo número de hombres en Pilares, cerca de Nacozari; Juan Cabral y su gran banda estacionados al oeste de Fronteras con 900 hombres; Antonio García con 600 hombres que para el día 8 de mayo se había unido con Cabral; y Escobosa que contaba con 500 hombres que rodeaban Moctezuma.
Cuando los Acuerdos de Paz que se estaba llevando a cabo entre los emisarios porfiristas y Madero en Cd. Juárez se suspendieron e inició el ataque a la ciudad por los maderistas, los federales que tenían posesión de Agua Prieta y el día 9 de mayo habían estado construyendo trincheras, esa misma noche las destruyen y otro día, el 10 de mayo, ante la caída de Juárez desalojan la ciudad rumbo a Naco, para posteriormente seguir a Nogales. Por la tarde entra el ejército revolucionario, y para la noche de ese día, el Gral. José Perfecto Lomelín al mando de los coroneles Camberos y Medina, se instala en la ciudad a la espera de que arriben los demás grupos revolucionarios que vienen del sur, con la intención de instalar el gobierno provisional en esta ciudad.
LA TOMA DE CANANEA
Eduardo R. Arnold, Presidente Municipal de Cananea, era un incondicional de la Dictadura, pero principalmente de Luis E. Torres, de quien había obtenido permisos para explotar de manera descarada casas de juego, se había ganado el odio del pueblo, tanto por las casas de juego que consideraban inmorales, como porque se había convertido en un dictadorzuelo que no desperdiciaba medio para expoliar al pueblo.[48] Arnold tuvo la virtud de despertar el enojo popular y se encargó de aumentar el espíritu revolucionario prevaleciente en Cananea, por lo tanto fue uno de los mejores factores de conflagración para la causa de la revolución, ya que sus actos y presencia hacían que los obreros se unieran, cada vez en mayor número a la causa revolucionaria.
El levantamiento de Madero en noviembre de 1910 modificó de manera sustancial el ambiente político en Cananea, pues al aflojarse los amarres que ejercía la dictadura porfirista sobre los trabajadores se dio un resurgimiento del movimiento anarquista, por lo que el regreso de Cabral a los frentes de lucha también estaba causando agitación en Cananea y los clubes liberales seguían actuando en la clandestinidad, pero fueron detectados y el 28 de marzo de 1911 fueron detenidos un buen número de “agitadores políticos” en Buenavista, aunque la mayoría fueron liberados por ser trabajadores de la 4C y solo fueron encarcelados los líderes.[49] Era tal la agitación política y la exaltación de ánimos en Cananea por los triunfos que estaba obteniendo Cabral, que los ciudadanos empezaron a perderle el miedo y el respeto a las autoridades municipales, de tal manera que, hasta cuando la policía arrestaba a un borracho en las calles, inmediatamente se reunían grupos de mineros que se oponían a esta, obligándola a que soltara a quien llevaba detenido, inclusive, en varias ocasiones los policías fueron desarmados por los obreros y aunque era notorio para los federales este espíritu de insubordinación, siempre evitaron intervenir en estos asuntos.
En Cananea, el Presidente Municipal, se encontraba aislado y solo, abandonado incluso por sus correligionarios con quienes usufructuaba las arcas municipales, quienes se habían unido al pueblo y ahora le demostraban desprecio y coraje.[50] Arnold, como ya se dijo, se había comportado como un dictadorzuelo que no tenía otra meta más que enriquecerse y había logrado una regular fortuna con base en lágrimas ajenas, oprimiendo, pisoteando y violando los derechos de los ciudadanos; y sabía que sus días como opresor estaban contados, por eso evitaba las reuniones públicas.
Mientras en Naco, los funcionarios porfiristas y oficiales del ejército decidieron no correr riesgos. Acordaron con la 4C para que proporcionara algunos vagones y una góndola colocados en una vía lateral para ellos. Cargaron todos sus bienes a bordo y por la tarde del 11 de mayo de 1911 desalojaron Naco y llegan a Cananea con 500 hombres al mando del Coronel Chiapa.
Cabral quien no participó el día 10 de mayo en la ocupación de Agua Prieta, de Fronteras con Juan Antonio García y Frank Langston, se encontraba en el campamento de la sierra y desde allí envía un mensajero al Presidente Municipal exigiéndole la rendición de Cananea, diciéndole que tenían que parlamentar las condiciones de rendición y que si no iban, el vendría de todas maneras.[51] Hubo gran consternación entre la élite de Cananea, por supuesto, solo entre los partidarios del porfirismo, y nadie sabía qué hacer. La fuerza de Cabral era desconocida. La ciudad solo contaba con una guarnición de 750 efectivos federales. Hubo una gran excitación hasta que Greene dijo:
“yo estaría dispuesto a ir y hablar con Cabral."
e inmediatamente envió por sus caballos y el buggy.
Greene tuvo la entrevista con Cabral tratando de convencerlo, pero este se mantuvo firme y le dijo que tenía una gran fuerza de hombres bien armados y que iría a Cananea y habría sangre en las calles si oponían resistencia.[52] Le dijo que regresara y dijera a los líderes militares y funcionarios de la ciudad que era su última oportunidad. Greene volvió y les dijo que tenía una fuerza de buen tamaño, informando además que había cabezas surgiendo detrás de cada roca. Parecía como si tuviera 500 hombres, y parecía tener buenas armas.
Después de su reunión con el alcalde y los oficiales militares, enviaron un telegrama al Gral. Torres en Hermosillo comunicándole:
“Acabamos de regresar de entrevista con Cabral. Dice que está resuelto a tomar Cananea, que tiene hombres suficientes para capturar el lugar, incluso si se tarda dos o tres días de lucha y la pérdida de muchos hombres. Ahora que han evacuado Agua Prieta recomendamos que usted pida la evacuación de Cananea y guardar la pérdida innecesaria de vidas y bienes. Si la lucha comienza, todos los mineros se unirán a Cabral tan pronto como la lucha comience y la batalla en Cananea se traducirá en la pérdida innecesaria de vidas y la destrucción de la propiedad sin ninguna posibilidad de que pueda retener la ciudad por más de dos o tres días.”
El Gral. Torres, que se caracterizaba por siempre sacrificar a sus subordinados, vía telegráfica le ordena al Presidente Municipal que por ningún motivo rindiera la plaza al enemigo, orden que cuidó muy bien de no mostrar a los Jefes Militares Chiapa y Girón, ya que ellos estaban también convencidos de no entregar la plaza sin antes dar pelea.[53] El día 10 de mayo, en Palacio Municipal, tuvieron una reunión Arnold y los dos Jefes militares, en la cual discutieron la situación que prevalecía en Cananea. Chiapa y Girón expresaron que morirían en el cumplimiento de su deber, sin embargo, les parecía extraño que no recibieran órdenes directas del Gral. Torres. Después de la reunión, desde la torre del Palacio Municipal, los tres funcionarios estuvieron observando como llegaban las tropas de Cabral al Ojo de Agua de Arvayo.
El jueves 11 de mayo Cabral envía dos carretas a Cananea a comprar comestibles y envía una nota a Arnold, donde le dice que como el armisticio está vigente, le permita hacer las compras, Arnold mete a la cárcel al mensajero y decomisa los $1,000 que llevaba.[54] Otro día, Cabral envía otra nota para el Presidente Municipal donde le advierte que debe liberar al primer mensajero, regresar el dinero y le permita cumplir la misión encomendada, de lo contrario, iniciaría un ataque contra Cananea.[55]
Para ese mismo día algunos de los grandes grupos comandados por los jefes revolucionarios habían desaparecido de los alrededores de Agua Prieta y se pensaba que se estaban reuniendo con Cabral para marchar sobre Cananea, entre ellos Pedro F. Bracamonte. Cabral acampado en el Ojo de Agua, ya había mandado quemar de nuevo los 4 puentes del ferrocarril entre Naco-Cananea-Nogales. Para este día Cabral contaba con al menos 2,000 hombres listos para atacar la ciudad, mientras el ejército federal tenía acuartelados 750 efectivos para defenderla.[56]
Cabral había decidido renunciar a su ataque a Cananea y proceder contra Hermosillo cuando se supo que el Coronel Chiapa, que estaba con la guarnición federal que abandonó Agua Prieta, se había separado del resto del ejército en Naco y había entrado a Cananea para reforzar la guarnición. Chiapa era uno de los más odiados oficiales federales y se le acusaba de haber ordenado la ejecución del coronel Severiano Talamante y sus dos hijos, cuando Chiapa era prefecto de Moctezuma. Durante tres meses los revolucionarios habían estado buscando a Chiapa, pero él siempre había logrado evadirlos. Al conocer de la estancia de Chiapa en Cananea, mediante un documento Cabral exige su rendición incondicional, antes de discutir las condiciones para no atacar a Cananea, dando un plazo perentorio para su respuesta.[57]
Cabral, previendo el ataque, también había enviado un mensaje al cónsul de Estados Unidos, George Wiswall, diciéndole que deben retirarse los estadounidenses de Cananea a un lugar seguro.[58] Expresó especial preocupación por las mujeres y niños y dijo que iba a conceder suficiente tiempo para una evacuación segura. Los americanos en el sur de Arizona al conocer del inminente ataque a Cananea, por la noche del día 12, enviaron automóviles desde Naco y Douglas con el objeto de evacuar de Cananea a tantos estadounidenses como fuera posible, principalmente mujeres y niños.[59] En Naco durante toda la madrugada y mañana del día 13, estuvieron llegando vehículos cargados de americanos provenientes de Cananea, que venían a refugiarse ante lo inminente de un ataque a la Ciudad.
Después de la última nota enviada por Cabral, la tarde del día 12 de mayo, Arnold sale de la ciudad para interceder ante Cabral, rogándole que no atacara.[60] Ya tarde, aún se daba la conferencia entre Cabral, Arnold y otros funcionarios, quienes le decían a Cabral que un ataque a Cananea se traduciría principalmente en el daño a los intereses estadounidenses, mientras que la ganancia para los revolucionarios sería mínima, decían que solo había tres ametralladoras y que eran propiedad de la 4C y no del gobierno federal. De hecho, quien estaba atrás de toda esta negociación era William C. Greene, ya que en un hipotético ataque, sus empresas serían las más perjudicadas.
Después de regresar, el Presidente Municipal y los Jefes Militares que defendían la plaza, discutieron acaloradamente la situación de la ciudad, sin embargo, los oficiales federales se oponían a cualquier pacto que consideraran fuera vergonzoso para la dignidad de ellos y sus soldados, mientras que Arnold apoyaba la idea de una rendición para evitar que se perjudicaran los interés extranjeros, idea que finalmente prevaleció, acordando enviar a unos comisionados a negociar la capitulación sin derramamiento de sangre. En realidad Chiapa era el único oficial federal que se oponía a entrar en negociaciones con Cabral por temor a que al momento de su entrega, Cabral lo mandara ejecutar, por lo que él seguía insistiendo en la no rendición, sin importarle el destino de la ciudad. Finalmente se acordó se enviara como representantes del Presidente Municipal y de los Federales, a José Carmelo y Tomás López Linares.[61]
En la mañana, muy temprano, del día 13 de mayo se presentaron en el Ojo de Agua los comisionados, quienes fueron recibidos por los revolucionarios, con quienes pactaron las condiciones bajo las cuales sería entregada la ciudad, levantado un acta que entre otras cosas establecía que los militares podían retirarse con todas sus armas sin ser molestados, el horario de entrada de los revolucionarios a Cananea, el respeto a las autoridades municipales y a los extranjeros y sus propiedades.[62]
Juan
G. Cabral y su Estado Mayor en el Ojo de Agua mostrando el acta de evacuación
de Cananea en la mañana del 13 de mayo de 1911 (Cortesía de J. A. Durazo).
Por otra parte, el Gral. Lomelín había enviado un mensajero desde Agua Prieta para darle la orden a Cabral que no atacara Cananea,[63] sin embargo, esto no fue necesario, ya que finalmente, cerca de la 09:30 a.m. del sábado 13 de mayo los comisionados de los federales y de las autoridades locales, y los revolucionarios llegan a un acuerdo sobre la rendición de Cananea, en la que los coroneles Girón y Chiapa abandonarían la plaza con los elementos de combate. Inicialmente se había calculado que Cabral ocuparía la plaza a eso de las 5:00 p.m., una vez desocupada por los federales. Después de haber entregado con todos los honores de guerra la plaza de parte de los federales, los revolucionarios marcharon hacia a la ciudad a las 3:30 de esa tarde. Los federales, además de sus armas de cargo, se llevaron alrededor de 25 mil rondas de municiones (un millón de cartuchos), sus ametralladoras, caballos y todo su almacén de forraje.[64] El palacio municipal y la cárcel fueron completamente despojados de su mobiliario.[65]
Después de firmada la rendición de la plaza, Arnold ya no tenía nada que temer, ya que las condiciones impuestas en el acta de capitulación, le otorgaban el perdón de los revolucionarios, y su deber era permanecer en el puesto y hacer entrega del municipio a Cabral; sin embargo, temiendo por su seguridad ya que a donde volteaba solo veía rostros airados, encolerizados y a punto de estallar, prefirió huir de la ciudad al no sentirse seguro, ya que tanto tiempo de comportarse como un tirano le habían granjeado el odio y coraje del pueblo.
Desde que se supo, en la mañana, que los acuerdos para la rendición de Cananea habían llegado a su fin, mucha gente de Cabral entró a la ciudad y estuvo conviviendo con la población, incluso muchos comieron en los restaurantes y el comercio funcionó casi en forma normal.[66] De la misma manera, la empresa minera siguió trabajando sin paro de labores, lo que más le interesaba a las autoridades locales y por supuesto a William C. Greene.
Antes de la entrada triunfal de Cabral, ya todo Cananea celebraba la ocupación por el ejército revolucionario, y gritos de "Viva Cabral", y "Viva Madero", llenaban festivamente el ambiente.[67] Cabral, quien consideraba a Cananea su casa, recibió una excepcional bienvenida de parte de toda la población. Miles de personas fueron al campo de béisbol, ubicado al oriente de la estación, cerca de la empacadora, para festejar con los revolucionarios, llegaban en todo tipo de vehículos, entre los que estaba uno en el que iba su padre y otros miembros de la familia.[68]
Cuando todo estuvo listo para la entrada triunfal, bandas de música encabezaron la procesión y Cabral iba al frente de 300 hombres de caballería. Cuando la columna llegó al parque de béisbol, Cabral fue casi arrastrado de su caballo por sus admiradores y le colgaron coronas de flores en el cuello, al igual que a todos los oficiales.[69] El desfile triunfal recorrió las principales calles y finalmente acampó en los terrenos, en ese entonces vacíos, donde actualmente se encuentra la escuela Benito Juárez y el Centro de Salud, enfrente de la Iglesia en construcción y muy cerca de la residencia de Greene.[70]
Entrada de Juan G. Cabral a Cananea. Foto tomada en la Av. Sinaloa frente a la estación del FFCC la tarde del 13/05/1911 (Cortesía de J. A. Durazo). |
A las 8:30 p.m. Cabral dio órdenes de que pararan las detonaciones de las armas que se estuvieron disparando durante todo el recorrido de la celebración, ordenando también, que todas las personas estuvieran resguardadas en sus hogares a las 9:30 p.m. estableciendo el toque de queda.[71] Escogió 80 de sus mejores hombres para vigilar la ciudad y ordenó que todas las cantinas se mantuvieran cerradas. Entre los 24 hombres que formaban la guardia personal de Cabral, había tres americanos, uno de ellos era Herman Mahlow con el grado de Teniente y jefe de la guardia, originario de Bisbee.[72]
En la noche se supo que durante la evacuación de Cananea, el general Chiapa había colocado en el sótano del Palacio Municipal, dinamita suficiente para hacerlo estallar con Cabral y los revolucionarios dentro. Esta bomba estaba conectada a un fusible con un reloj que se activaría a las 9:00 p.m. de ese mismo sábado.[73] Estando en palacio, la gente de Cabral descubrió el artefacto explosivo y este manda cortar el fusible justo a tiempo para salvarse él y sus hombres, y por supuesto, salvar al propio palacio de una inminente destrucción.[74]
Por la mañana del día 14 de mayo, los líderes revolucionarios en un plebiscito presidido por el Jefe Revolucionario, seleccionan a los funcionarios provisionales de Cananea.[75] Por la tarde, los nuevos funcionarios municipales entraron en la plaza y fueron recibidos por la gente iniciando una gran manifestación popular. Después se hicieron cargo de los asuntos municipales y Cabral anunció que un civil sería nombrado jefe de la policía municipal y que sería dado a conocer al siguiente día por la mañana, quedando finalmente como jefe Francisco Bórquez.
Ese mismo día, después de un examen minucioso en busca de minas explosivas, no fue posible encontrar ninguna. Después los revolucionarios ocuparon el ayuntamiento y el cuartel de la Mesa Sur. También estuvieron deteniendo a todos los simpatizantes de los federales, poniéndolos bajo custodia en la cárcel, mientras que las multitudes en las calles celebraban cada arresto. Las casas comerciales estuvieron abriendo, mientras que las multitudes en las calles celebraban cada arresto, pero muchas de las personas estaban ocupadas celebrando por cuenta propia.
No se permitió la apertura de cantinas, y en general, prevalecía el orden público. Temprano, la 4C había enviado un tren cargado de material y 100 hombres para reparar los puentes ferroviarios quemados.[76] El telégrafo del ferrocarril se reparó y la comunicación por este medio quedó restablecida hacia Naco y Nogales, y se esperaba que el servicio de trenes pudiera reanudar, en ambas direcciones, para el lunes 15 de mayo.
Cuando ya Cananea estaba en calma y no había riesgo de ataque por parte de los federales, mediante telegrama vía Naco Az-El Paso, Tx, pusieron la ciudad a disposición de Madero a nombre de la División de Defensores de la Patria, como se autonombraban, firmado por Cabral, Romero y Bracamonte, fechado el mismo día 14 de 1911. Otro día, Francisco I. Madero, por la misma vía, les contesta felicitándolos por el triunfo y por el gran orden en que se desarrolló la toma de la ciudad.[77]
Telegrama enviado por Cabral y sus oficiales a Francisco I. Madero el 14 de mayo de 1911 (BNDM, UNAM). |
Telegrama enviado por Francisco I. Madero a Cabral y sus oficiales el 15 de mayo de 1911 (BNDM, UNAM). |
Mientras todo esto ocurría, Cabral ya había solicitado la rendición incondicional de Nogales y había enviado a parte de sus hombres hacia ese punto. Por otro lado, el Gral. Lomelín, Jefe del Comando Militar de Sonora, desde Agua Prieta estaba preparando el envío de más fuerzas a esa frontera y hacia Hermosillo, ya que tenían el ferrocarril en su poder y las vías estaban en proceso de reparación, con lo que podría mover sus tropas, pensando que una vez tomado Nogales, podía disponer de más hombres de Cananea, donde podía dejar una pequeña guarnición y el resto moverlo hacia la Capital del Estado para dar el golpe final al porfirismo en Sonora.
Greene también hacía sus movimientos, trasladando al menos 6,000 cabezas de ganado a la frontera de Nogales, solicitando al Departamento del Tesoro de Estados Unidos una concesión especial para llevarlos al otro lado de la frontera y evitar un pago alto de impuestos que seguramente le impondría el Gobierno Revolucionario, ganado que además le estaba confiscando para alimentar a las tropas estacionadas en Cananea, Naco y Agua Prieta.
Todos los inversionistas americanos al sur de la frontera también querían evitar pérdidas. Epes Randolph, gerente de las líneas mexicanas del Ferrocarril del Pacífico Sur, el 15 de mayo tuvo una entrevista con Juan G. Cabral, para pedirle que la línea del ferrocarril no fuera interrumpida y molestados los viajeros, a lo que Cabral le contestó que el ferrocarril no sería molestado y hasta sería vigilada la vía, siempre y cuando no se trasportara a miembros de las tropas federales.[78]
Ese mismo día por la tarde, se llevó a cabo una celebración donde se reunieron más de 1,500 ciudadanos en la plaza, donde había un concierto de la banda y se hicieron algunos discursos. Cabral emitió un manifiesto declarando que la intención de los revolucionarios era mostrar al mundo que lo que querían no era otra cosa que justicia y una aplicación justa de la ley. Además comunicó a la población el envío de funcionarios a Naco para que ese mismo día se reabriera la aduana y se estableciera un gobierno provisional.[79]
El mensaje entregado y dirigido a los cananenses, textualmente decía:[80]
"Para los ciudadanos de Cananea:
“Vamos rápido a sofocar a los tiranos del pueblo. Debemos ahora demostrar al mundo, con nuestra conducta, que todos deseamos justicia y una buena aplicación de la justicia. Cada ciudadano está obligado con nosotros, y apoyar firmemente nuestra postura por la libertad y la justicia.”
(Firma) Juan G. Cabral"
Todo indicaba que la ciudad estaba regresando a la normalidad, incluso, la Bisbee Auto Co. envió tres automóviles a Cananea el día 15 por la tarde, regresando a las mujeres y niños que fueron llevados a Bisbee cuando se pensaba Cananea sería atacado por el ejército de Cabral. Los refugiados están regresando a unirse a sus maridos y padres que se habían quedado en la ciudad.
Cabral todavía tenía en Cananea un ejército de entre 1,000 a 1,500 hombres, más unos 300 reclutas adicionales que llegaron a la ciudad de las montañas el día 15 de mayo en la noche. Todo el mundo está siendo tratado bien por los revolucionarios, excepto los chinos, a quienes les exigían impuestos muy altos que muchos no podían pagar y estaban tratando de salir de la ciudad.[81]
Cuando Cabral entró a Cananea solo contaba con 300 hombres de caballería y el resto era infantería, una semana después ya tenía 1,100 hombres montados y sus oficiales eran el Teniente Coronel Rafael T. Romero, Mayor Pedro F. Bracamonte, capitanes Salvador Alvarado, Luis Arvizu y Antonio Loustanau.[82] Para entonces ya había comprado toda la existencia de alimentos en las principales tiendas. La Cananea Stores se vio forzada a enviar a Bisbee por más alimentos, uniformes de khaky, zapatos, sombreros y varías cosas más necesarias para el mantenimiento de las tropas y la población; además, Cabral adquiere una importante cantidad de rifles y municiones.[83]
Después de organizar y dejar establecido el gobierno municipal de Cananea y de hacerse de recursos económicos para avituallar a sus tropas con todo lo necesario, Cabral permaneció en la ciudad en espera de nuevas órdenes para movilizar a su gente, ya que el día 19 de mayo había recibido un telegrama procedente del Departamento de Relaciones Exteriores del gobierno provisional de la Revolución, a cargo del doctor Francisco Vázquez Gómez, que decía:
"De C. Juárez el 19 de mayo de 1911.
A los Jefes de las fuerzas insurgentes en Sonora y Estado de Sinaloa. A cargo de J. Cabral. Nogales. Sonora y J. Lomelín, Douglas, Arizona.
En virtud de haberse arreglado armisticio en toda la República por cinco 5 días, el Presidente Provisional C. Francisco I. Madero ordena cesen por completo las hostilidades hasta el día 22 de este mes en que se transmitirán las órdenes que ese día se consideren necesarias.
Dr. Vázquez Gómez.”[84]
REFERENCIAS
[1] Consular Bureau, USA. Certificate of Registration of American Citizen, August 26, 1910.
[2] El Economista Mexicano, Mayo 11, 1907.
[3] Arizona, U.S., Voter Registrations, 1866-1955.
[4] Consular Bureau, USA. Certificate of Registration of American Citizen, August 26, 1910.
[5] The Oasis, May 19, 1900.
[6] The Oasis, November 23, 1901.
[7] La Constitution, Abril 28, 1911.
[8] The Oasis, December 18, 1909.
[9] El Economista Mexicano, Mayo 11, 1907.
[10] The Mexican Herald, June 26, 1910.
[11] Tombstone Prospector, September 28, 1899.
[12] The Oasis, March 04, 1911.
[13] Rivera, Antonio G.- La Revolución en Sonora, pp 171.
[14] Rivera, Antonio G.- La Revolución en Sonora, pp 171.
[15] The Oasis, 15 de abril de 1905.
[16] The Oasis, July 16, 1910.
[17] Diccionario de Generales de la Revolución, Tomo I, pp 161.
[18] Registros de la Cárcel de Cananea, Libro de 1910, Museo de la Lucha Obrera.
[19] The Border Vidette, May 20, 1911.
[20] Rivera, Antonio G.- La Revolución en Sonora, pp 171.
[21] The Border Vidette, May 20, 1911.
[22] De Hoyos, Estanislao Ramón.- La Revolución en el Norte de Sonora, pp 31.
[23] De Hoyos, Estanislao Ramón.- La Revolución en el Norte de Sonora: Apuntes Históricos (Borrador sin fecha), pp 32.
[24] El Paso Herald, February 17, 1911.
[25] De Hoyos, Estanislao Ramón.- La Revolución en el Norte de Sonora: Apuntes Históricos (Borrador sin fecha), pp 70.
[26] Piñera Ramírez, David.- Coordinador. Visión Histórica de la Frontera Norte de México Tomo III, pp 120.
[27] De Hoyos, Estanislao Ramón.- La Revolución en el Norte de Sonora: Apuntes Históricos (Borrador sin fecha), pp 35.
[28] De Hoyos, Estanislao Ramón.- La Revolución en el Norte de Sonora: Apuntes Históricos (Borrador sin fecha), pp 36-37.
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