domingo, 6 de febrero de 2022

JUAN G. CABRAL: Un revolucionario olvidado en Cananea. Parte II.

Gustavo A. Moreno Martínez moremar@prodigy.net.mx


INTRODUCCIÓN

Cabral, que desde el 6 de mayo había sido ascendido a Coronel de Caballería por Madero, después de firmar un acta de capitulación con representantes de los militares y de las autoridades municipales entra a Cananea sin disparar un solo tiro, organiza el nombramiento de autoridades municipales y posteriormente, se dedicó a comprar armas, municiones y demás vituallas necesarias para uniformar y alimentar a sus tropas en espera de órdenes para mover a sus tropas a donde le indicaran, aunque se esperaba que lo enviaran a Nogales o Hermosillo, ya para entonces contaba con 1,100 hombres de caballería al mando de sus oficiales  Teniente Coronel Rafael T. Romero, Mayor Pedro F. Bracamonte, capitanes Salvador Alvarado, Luis Arvizu y Antonio Loustanau. Después de organizar y dejar establecido el gobierno municipal de Cananea y de hacerse de recursos económicos, Cabral permaneció en la ciudad el resto del mes de mayo en espera de nuevas órdenes para movilizar a su gente pues desde el 19 había recibido órdenes de Madero de no movilizarse mientras no se resolviera el último armisticio pactado con los representantes de Porfirio Díaz. Por otra parte la ciudad seguía en calma ya que se mantenían cerradas las cantinas y los arrestos por esa causa habían disminuido en forma importante, más bien se estuvo arrestando a varias personas relacionadas con el porfirismo, aunque algunas de ellas fue para protegerlas de la población y la tropa ya que las querían linchar. Tan todo estaba en calma que el domingo 21 de mayo se celebró un partido de béisbol a beneficio, los equipos que se enfrentaron se denominaban “Maderistas” contra “Cabralistas”, donde la pizarra finalmente quedó 14 a 13 a favor de los “Cabralistas”, con la característica de que no hubo un solo error en todo el juego a pesar del abultado marcador. Juan G. Cabral fue el encargado del lanzamiento de la primera bola.[1] Por cierto, Cabral era un excelente beisbolista y estaba contemplado para que formara parte del equipo que iría a jugar contra Bisbee durante la celebración del 4 de julio en esa ciudad.[2]

El 26 de mayo unos quince porfiristas fueron arrestados por órdenes de Juan Cabral y puestos bajo custodia en el cuartel, entre ellos había hombres que se identificaron de manera prominente con el gobierno anterior de una manera no oficial y extra-oficial, uno de ellos era Reginaldo R. Arnold, hermano del expresidente.[3] No había acusaciones específicas contra esos hombres, su arresto fue un medio para protegerlos de la ira de las personas que parecían estar ansiosas de descargar sus frustraciones contra todo lo que tuviera alguna relación con el porfirismo. Cabral sabía que en el acta de capitulación y entrega de Cananea existía una cláusula que protegía a todos los familiares y propiedades de los funcionarios de la administración anterior y sabiendo que existía la posibilidad de que alguien saliera perjudicado y él sería responsable de lo que pudiera sucederles, ordenó su detención para que estuvieran a salvo de persecuciones y evitar que pudieran salir lesionados. Hubo muchas especulaciones sobre la causa de su arresto, pero Cabral insistía en que no había cargos contra ellos.

LA REVOLUCIÓN HECHA GOBIERNO EN CANANEA

Debido a que los federales ya habían abandonado Nogales, el martes 30 de mayo por la tarde, Cabral llega con 200 hombres a caballo que se quedarían a custodiar la ciudad. Cabral fue recibido por Manuel Mascareñas Jr. y un gran comité de seguidores de Madero acompañados por los pobladores. Hubo música en el parque y por la noche un gran baile en el Teatro Ramírez a donde estuvo invitado todo el pueblo.[4]

El jefe del Comando Militar de Sonora, desde Agua Prieta estaba preparando el envío de más fuerzas a Nogales y hacia Hermosillo, ya que tenían el ferrocarril en su poder y las vías estaban en proceso de reparación, con lo que podría mover sus tropas, pensando que una vez tomado Nogales, podía disponer de más hombres de Cananea, donde podía dejar una pequeña guarnición y el resto moverlo hacia la Capital del Estado para dar el golpe final al porfirismo en Sonora. Para planear los siguientes pasos para expulsar al porfirismo de Sonora y evitar que otros grupos causaran problemas, Cabral y otros líderes habían viajado a finales de mayo a Cd. Juárez a conferenciar con Madero para recibir instrucciones, de donde derivaría la necesidad de enviar tropas al occidente del estado.[5] Como primer resultado de esta reunión, el 31 de mayo salieron por tierra unos 400 hombres de las tropas de Cabral, rumbo al distrito de Altar, donde se darían a la tarea de perseguir a los bandidos (magonistas) que habían estado operando en ese distrito desde que comenzó la revolución.[6] Todos los hombres iban montados con la excepción de unos 20, que fueron provistos de caballos a medida que avanzaban hacia su destino, recogiendo caballos en el camino.[7]

Mientras tanto Cananea trataba de regresar a sus actividades cotidianas, sin embargo, las tabernas seguían cerradas y así permanecieron hasta que la mayoría de las tropas fueron enviadas fuera de la ciudad. Los conciertos de la banda en la plaza se reanudaron y se ofrecían dos conciertos a la semana: jueves y domingos. Así mismo durante la última semana de mayo, las familias de muchos de los federales que abandonaron la ciudad y se fueron para reunirse con sus esposos y padres, y los trenes que salían estaban llenos todos los días. También, a principios de junio hubo una reunión en el ayuntamiento para organizar una empresa con el fin de comenzar un diario en español. La idea era bastante popular entre los líderes mexicanos y Cananea pronto tuvo un nuevo periódico.[8] Ante  esta situación la ciudad estaba muy tranquila y en condiciones normales, todo el mundo estaba satisfecho con las condiciones prevalecientes.

A nivel estado todo indicaba que empezaba a funcionar, ya el Gobernador Maytorena se encontraba en Hermosillo para hacerse cargo de los asuntos del estado, poco después el vicegobernador Gayou también llegó a la capital después de pasar por Nogales, donde la ciudad se volcó ante la nueva administración y pasó al control de los maderistas. El Mayor F. M. Randall había llegado a Cananea acompañado por el Teniente Rafael Gonzales. Este último resultó herido en la batalla de Agua Prieta. El Mayor Randall fue anteriormente un médico empleado del ferrocarril de Sonora con sede en Empalme, pero se unió a los insurrectos e instituyó un cuerpo hospitalario. Ignacio F. Pesqueira, quien fue alcalde de Cananea durante unos días y luego fue nombrado prefecto provisional del distrito de Arizpe, se encontraba en el valle del río Sonora instituyendo gobiernos provisionales en los numerosos pueblos pequeños de esa vecindad. Manuel Ainza, el nuevo recaudador de ingresos, había regresado de Arizpe, adonde acudió para hacerse cargo de la oficina y trajo los registros de la oficina y, desde ese momento, la sede estaría en Cananea. El general José Perfecto Lomeli, el comandante militar provisional de Sonora, aún mantenía su cuartel general en Cananea, pero pronto se movería a Hermosillo para establecer su cuartel general en la capital.[9]

Se esperaba que para mediados de junio en Cananea quedaran pocos soldados, solo para formar una guarnición permanente. Todas las tropas serían enviadas a la parte central del estado, al igual que los 400 hombres enviados con anterioridad y cuyas funciones era perseguir a los bandidos. Era tal el impacto que estaba causando Cabral en Cananea, que casi todos los días llegaba gente armada de todos los alrededores, hombres que habían estado actuando de una manera independiente y ahora llegaban para unirse al ejército de Cabral.[10]

Mientras Cabral se encontraba ausente, a principios de junio su familia materna se vistió de luto, pues cuando Juan Gonzales de 17 años, primo hermano de Cabral, salía del turno después de su jornada laboral en la fundición, fue baleado y casi instantáneamente muerto por un hombre desconocido de unos 20 años. No se atribuyó a ninguna causa el asesinato, pero todo parece indicar que fue planeado, ya que cuando el asesino pasó al lado del joven, quien estaba en compañía de uno de sus compañeros de trabajo, este le dijo: “Es mejor que te des prisa; están justo delante de usted". Como el hombre tenía prisa, Juan pensó que estaba tratando de alcanzar a otros. Cuando el joven pronunció las palabras, el tipo se detuvo, se volvió y le disparó en el pecho. El asesino de inmediato huyó a los cerros y la policía fue enviada tras él, después de registrar los alrededores durante varias horas, regresaron con tres hombres arrestados y se pensaba que entre ellos estaba el asesino.[11]

Para el día 10 de junio, el ya nombrado Coronel Cabral, llega a Nogales con rumbo a Guaymas al frente de unos 200 hombres donde, por órdenes de Madero, tomarían botes hacia la Bahía de Magdalena. Desembarcando en este último lugar y después a Tijuana y Mexicali, inmediatamente procedería a sofocar la revolución dentro de otra revolución, impulsada por la junta mexicana de Los Ángeles dirigida por lo magonistas, de acuerdo a declaraciones hechas por el capitán Zarza quien había ido a Ray, Az para visitar a la familia y la tienda de la que era socio de Cabral, después iría a reunirse con él y partir a la Baja California, territorio que supuestamente había sido nombrado república independiente por los magonistas.[12]

Al mismo tiempo en Cananea surgían problemas por el licenciamiento de las tropas irregulares que habían participado en la expulsión del porfirismo en Sonora, ya que no aceptaban las cantidades que ofrecía el Gobierno del Estado para entregar las armas y que regresaran a sus hogares, por lo que realizaron marchas y llegaron a palacio después de liberar a los presos, previendo que el problema escalara a otro nivel, se comisionó a Benjamín G. Hill para resolverlo de acuerdo a lo acordado con las autoridades.[13] Por otra parte había obreros inconformes y autoridades resentidas, pues Gayou como gobernador interino trató de imponer a personas allegadas al maytorenismo, haciendo a un lado a las autoridades elegidas por el plebiscito ciudadano realizado después de la toma de la ciudad por Cabral.

Sin embargo, Cabral nunca viajaría a California, pues para el 23 de junio todavía se encontraba estacionado en Nogales,[14] y a finales de ese mes, un grupo de americanos que se había unido a Cabral, desertaron llevándose todo el equipo de campo, además de un fino caballo negro que montaba Cabral.

Para finales de junio había surgido el Club Democrático Aquiles Serdán, quien entre otros personajes proponía al Col. Juan G. Cabral para diputado al Congreso del estado de Sonora.[15]

Durante los festejos de aniversario de la Independencia de USA el 4 de julio, en Nogales, Az, Cabral estuvo como invitado de honor donde pronunció un discurso. Días después, el 7 se movería hacia Hermosillo con toda su tropa y poco después sería nombrado Jefe del 14° Cuerpo Rural de la Federación con base en Magdalena, sustituyendo al legendario y temido Coronel Emilio Kosterlitsky.[16]

Mientras tanto, los porfiristas no se había quedado de manos cruzadas después de perder el poder en el estado y para el 14 de julio los periódicos locales y extranjeros publicaban la noticia de que Reginaldo R. Arnold, Rafael Flores y un hijo del general Lorenzo Torres habían sido arrestados y encarcelados en Hermosillo acusados de conspirar para iniciar una contrarrevolución con el cuerpo de rurales del porfirismo como núcleo de sus fuerzas armadas. R. R. Arnold era hermano del expresidente de Cananea que fue depuesto por Juan Cabral y Flores era comandante de rurales en Cananea antes de la ocupación por los revolucionarios.[17] Otro día de esta noticia, Cabral regresa a Cananea y es recibido por los clubes políticos, la banda municipal y cientos de ciudadanos, lo que demuestra que Cabral seguía siendo muy apreciado en Cananea. El objetivo del arribo de Cabral era porque llevaba la encomienda de hacerse cargo temporalmente de la Comandancia Militar sustituyendo al Gral. José P. Lomelín quien viajaría a la ciudad de México a conferenciar con Madero.[18]

Casi al mismo tiempo que Cabral llegaba a Cananea, unos 250 soldados revolucionarios seguían en franca rebeldía pues exigían que el pago por su licenciamiento fuera mayor y exigían más  dinero al gobierno mexicano por sus servicios, se esperaba que Cabral pudiera resolver el problema sin derramar sangre. Después de 72 horas de fuerte tensión durante las cuales todo el mundo estaba muy nervioso, pues daba la impresión de que los soldados empezarían a disparar, especialmente el sábado por la noche cuando algunos policías intentaron desarmarlos, por lo  que podía suceder cualquier cosa; sin embargo, el sábado 15 de julio después de una intensa reunión en el Teatro Nacional se logró un acuerdo y la ciudad volvió a recuperar su condición normal. El coronel Juan G. Cabral y el mayor Pedro Bracamonte, asistidos por muchos ciudadanos y funcionarios, habían logrado hacer un arreglo entre los soldados y los oficiales, donde la mayoría de los soldados fueron destituidos, mientras que otros se incorporaron a las filas de Cabral. El domingo por la mañana se realizó otra reunión en el teatro al que asistieron un gran número de civiles y militares, además de algunos de los funcionarios. En esta reunión se decidió que los soldados permanecieran en sus cuarteles, pero que se les permitiera bajar al pueblo sin sus armas. Se decidió, también, que el coronel Juan G. Cabral fuera elegido como "alcalde de la plaza". Cabral fue notificado y cuando llegó al centro fue recibido con vítores. Para entonces los cabecillas del motín habían desaparecido y a uno de ellos se le acusó de llevarse un dinero perteneciente a los militares.[19]

Para el día 17 de julio, tanto el poder civil, como el militar estaba bajo el mando de Cabral, lo que permitiría que Cananea pronto regresara a la normalidad, incluso la Cananea Consolidated Copper Company desde hacía días estaba reactivando las minas que pararon, estaban procesando el mineral que había quedado en los patios y no se vislumbraban problemas laborales.[20]

Un par de días después, cincuenta soldados y cuatro oficiales llegaron de Hermosillo en tren especial, estas tropas permanecerían como guarnición al mando del coronel Cabral. Casi todos los hombres de la antigua guarnición que fueron licenciados, durante ese día habían estado saliendo gradualmente de la ciudad. Sin embargo, los problemas del licenciamiento de los revolucionarios no terminaban, pues Agua Prieta estaba bajo la ley marcial y nadie podía entrar o salir de la población. Cabral envía a su secretario el Teniente Coronel Rafael T. Romero para que actuara  como pagador especial para licenciar a las tropas. Los hombres recibieron $40 pesos cada uno pero se reusaron a entregar las armas. Cuando Romero terminó de pagar insistió en la entrega de las armas, pero una vez que recibieron el dinero, fue arrestado junto con J. L. Lubbert, el inspector de aduanas y secretario interino de Romero por orden del Capitán Herrera, quien después se apoderaría de la población porque temían que los federales los reemplazaran en la guarnición.[21] Como estos problemas se seguirían presentado tanto en Sonora, como en Chihuahua.

El problema de Agua Prieta aparentemente se resolvería unos días después, había pasado una semana del problema cuando cuarenta soldados de los rebelados en esa ciudad fronteriza llegan a Cananea a cargo delos capitanes Herrera y Romero, provenientes de Agua Prieta, a estos hombres se les ordenó que se concentraran en Cananea y donde estarían por algún tiempo, después serían designados como rurales en la nueva fuerza que se tenía planeada, la cual estaría bajo las órdenes del coronel Juan G. Cabral.[22]

Aunque el problema del licenciamiento de las tropas en Cananea y Agua Prieta aparentemente se había resuelto, seguían surgiendo problemas, ya que algunos de los oficiales que habían iniciado las primeras incursiones revolucionarias junto con Cabral en el noreste de Sonora, pero que se volvieron simpatizante del Gral. Bernardo Reyes quien había regresado a México proveniente de Francia e intentó postularse en contra de Madero. Estos salieron de Cananea junto con un pequeño grupo de inconformes y formaron una gavilla que lideraban Jesús Buelna, Rafael T. Romero, Arvizu y Cárdenas.

A principios de agosto, las noticias extranjeras hablaban que en las elecciones de Sonora del domingo 30 de julio, el coronel Juan G. Cabral, comandante y alcalde de Cananea, había sido elegido como diputado a la asamblea legislativa por buena mayoría.[23] Sin embargo, esto era falso, ya que de acuerdo al DOES La Constitución, las elecciones habían sido para elegir al Gobernador y Vicegobernador. Cabral había contendido o había sido votado como candidato a Vicegobernador obteniendo solo 34 votos, muy por debajo de los 12,469 que oficialmente obtuvo Eugenio H. Gayou, el candidato oficial.[24]

Mientras todo estos sucedía en Cananea y alrededores, ocurre el accidente y posterior muerte de William C, Greene el 5 de agosto. El coronel Cabral, junto con el mayor Pedro F. Bracamonte y el capitán Francisco Bórquez, este último jefe de la Policía de Cananea, son invitados el día 7 de agosto a formar parte de la guardia de honor del cortejo fúnebre que acompañó al cuerpo de Greene a la estación del ferrocarril donde fue colocado en su vagón “El Verde” para ser trasladado a Los Angeles. En el cortejo participaron muchos de los vaqueros empleados y exempleados de los ranchos de Greene, hubo más de 100 carruajes y entre 1,500 y 2,000 personas en la procesión que avanzaba lentamente hacia el este por la avenida Chihuahua (hoy Av. Obregón) hasta la estación.[25]

Transcurriría agosto entre viajes oficiales, la administración municipal y la persecución de los inconformes reyistas que continuamente saqueaban poblados y ranchos en las cuencas de los ríos Sonora y San Pedro con campamentos en las sierras de Los Ajos y La Mariquita.

El siguiente mes sería de grandes eventos familiares ya que el 6 de septiembre, a la edad de 20 años, se casa en Cananea su hermana Elena con Eustolio Guajardo originario de Monterrey y, solo dos días después, su hermano Luis, el benjamín de la familia, a la edad de 17 años sería llevado a Tucson por su padre para ingresar a la Universidad de Arizona para continuar sus estudios.[26]

Unos días más tarde, por ironías de la guerra, a Cabral le tocaría permitir y atender por instrucciones del gobierno estatal los eventos referentes a realizar honores militares a sus antiguos enemigos porfiristas, ya que las viudas de los oficiales Teniente Coronel Luis Anguiano, Teniente Vicente Álvarez y Teniente Adolfo Rivero, después de meses de problemas, finalmente habían podido rescatar los cuerpos de sus esposos los soldados federales que murieron en el primer enfrentamiento importante que tuvieron con porfiristas los revolucionarios al mando del Col. Juan G. Cabral en el Cañón del Rodeo el 13 de marzo, cuyos cuerpos no habían podido recoger y habían permanecido en el sitio de la batalla. Finalmente el 16 de septiembre, mediante permiso de Gobierno del Estado se les permitió exhumar los cadáveres y trasladarlos a Cananea. Después de que los restos de los oficiales federales fueron llevados al hospital de la 4C para ser preparados y extender el certificado de defunción, se llevaron al Palacio Municipal donde se hicieron los servicios funerarios y se les rindieron los honores correspondientes que marcaba el Reglamento Militar.[27] Al funeral asistieron un gran número de personas que presentaron sus respetos a los difuntos soldados, que habían formado parte de la guarnición federal en Cananea durante algún tiempo antes de la revolución.[28]

Con el pretexto de que E. H. Gayou había ganado la vice-gobernatura por medio de fraude, cosa que nadie tomaba en serio, se levantó Isidro Escoboza en su contra. Este personaje estaba al mando de uno de los grupos que había seguido en armas y asaltaba ranchos y pueblos. Escobosa estuvo al mando de unos pocos hombres durante el inicio de la revolución, vivía en Arizpe cuando el coronel Juan G. Cabral tomó ese pueblo, y, luego de la caída del lugar, Escobosa partió con un pequeño grupo a su mando, pero sus métodos de guerra fueron tales que fue severamente amonestado en varias ocasiones por sus oficiales superiores, y en un momento fue destituido frente a sus hombres mientras los maderistas estaban en las montañas de Los Ajos. La guerra no duró lo suficiente como para complacer a Escobosa y había estado en el campo desde que se declaró la paz saqueando lo que podía para sobrevivir. Para finales de septiembre de 1911 contaba con unos 250 hombres cuando se lanzó contra Gayou, pero en cuanto sintieron la persecución de tropas y rurales enviados por Cabral, la mayor parte de los hombres lo abandonaron y solo quedó un grupo de 20 hombres perseguidos por las tropas enviadas rehuyendo el combate.[29] Sin embargo, a pesar de esto, los seguidores de Escoboza en los próximos meses se convirtieron en un problema que Cabral tuvo que enfrentar, además de los reyistas.

Debilitado el movimiento de Escobosa, el coronel Juan G. Cabral telegrafiaba, el 23 de noviembre de Cananea al gobierno de Sonora, señalando que se había descubierto una conspiración reyista encabezada por los hermanos Rafael e Ignacio Romero, quienes se estaban preparando para levantarse en armas el día 30 de noviembre de 1911. El primero había sido nombrado prefecto de Hermosillo al triunfo de la Revolución, en recompensa a los servicios que a ella había prestado, y el segundo acababa de ser designado por la Secretaría de Hacienda y por recomendación del gobernador Maytorena como inspector de petróleo en Cananea. Con base en el aviso del coronel Cabral, confirmado por posteriores mensajes del prefecto Benjamín G. Hill.[30] A finales de noviembre donde fueron tomados presos unas 20 personas, entre ellos Leopoldo Padilla el director de Correos, quien también actuaba como agente de minas; Rafael e Ignacio Romero, acusado este último de tener en su poder una documento del Gral. Reyes nombrándolo gobernador de Sonora; el abogado T. L. Linares, Dr. J. D. Martínez y el Dr. Buenrostro, entre los más conocidos. Ocho hombres que fueron detenidos a su llegada a Cananea desde Naco que estaban bien armados; cuatro policías montados de la fuerza de la ciudad, tres oficiales del quinto batallón que formaban la guarnición de Cananea; además de otros soldados y civiles, aunque algunos cuantos fueron liberados después bajo reserva. Además se obtuvieron los nombres de al menos 50 personas que actuaban a favor del Gral. Reyes.[31]

Ya era conocido por Cabral y los revolucionarios sonorenses que había gente en Cananea que mantenía correspondencia con el Gral. Reyes quien se encontraba en San Antonio, Tx, las cartas eran enviadas siempre por vía urgente. Se afirma que esto fue descubierto por funcionarios de la aduana de Naco, Sonora y que algunas de las cartas fueron interceptadas lo que llevó al arresto de los reyistas. Entre los aprehendidos estaban varios que habían sido oficiales en las tropas de Cabral como Jesús Buelna, Luis Arvizu e Ignacio Romero hermano de Rafael T. Romero, aunque posteriormente serían liberados. Esos días Cananea estuvo en alerta porque aunque se consideraba que la organización reyista era incipiente en la ciudad, pensaban que los arrestos masivos que se habían hecho y los que probablemente se hicieran en los días siguientes, provocarían ataques desesperados para liberarlos.

Para mediados de diciembre los reyistas seguían activos y Rafael T. Romero con 30 hombres ataca la cárcel de Arizpe, pero no contaba que con que una columna al mando del Cap. Salvador Alvarado se había desprendido de Agua Prieta y llega justo a tiempo para, después de unas horas de combate intermitente, rechazar el ataque donde Romero, Arvizu y Merino mueren.[32]

De los principales líderes reyistas ya solo quedaba Jesús Buelna, pero para principios de enero de 1912, en un enfrentamiento con las fuerzas de Cabral, muere en el sur del estado. En el norte de la entidad ya solo quedaba Cárdenas quien había permanecido en la Sierra La Mariquita, pero a la muerte de Buelna, con los pocos hombres que le quedaban, se traslada a Arizpe para reunirse a F. Martínez un anciano que había sido presidente de Bacoachi que también se había declarado reyista. Solo unos días después todos los hombres desertaron de estos dos líderes y Cárdenas finalmente decidió entregarse a las autoridades, entregándose el 13 de enero a Gustavo Randall de las fuerzas rurales. Martínez le escribió a un amigo de Cananea manifestándole la intención de seguir viviendo en la montaña o irse a Estados Unidos, ya que su edad no le permitirá vivir mucho tiempo en una prisión. [33] Con la muerte y aprehensión de todos los líderes se le daba un golpe definitivo al reyismo en Sonora, por lo que ya no se esperaban problemas por esta causa.

JEFE DE LA GENDARMERÍA FISCAL

Para mediados de febrero de 1912 en toda la prensa se mencionaba al Col. Cabral como candidato a ocupar la comandancia de la Gendarmería Fiscal a propuesta de Madero ante la Secretaría de Hacienda con lo que vendría a sustituir al legendario Kosterlitzky, quien se retiraría a la vida pensionado con tres cuartas partes de su salario.[34] Para principios de marzo Cabral viaja a Guaymas para conferenciar con el gobernador Maytorena, quien después de tres meses había regresado de la capital mexicana. De regreso llega a la capital y luego a Cananea, donde inmediatamente inicia movimientos para cambiar su residencia a Magdalena, sede de la Gendarmería Fiscal, el nombramiento había sido otorgado. De Cananea viaja con Francisco Bórquez, ex-jefe de policía de la ciudad, quien se integraría como Teniente de la Gendarmería Fiscal y asistente de Cabral.[35] Para fines de ese mes estuvieron muy ocupados supervisando las fronteras y sus alrededores para conocer la problemática.

Para mediados de abril, Cabral recibió órdenes de enviar gente al noreste de Sonora, pues habían surgido de nuevo lo que quedaba de algunas pequeñas bandas de inconformes que buscaban reunirse con otros grupos rebelde provenientes de Chihuahua liderados por Pascual Orozco; también, se vio en la necesidad de enviar hombres en la persecución de lo que quedaba de la banda de Isidro Escoboza, unos 20 hombres que se encontraban merodeando al sureste de Magdalena al frente de Cabo M. Espinoza.[36]

Juan G. Cabral (Foto: Fototeca Nacional, INAH).

Durante los siguientes meses los rebeldes orozquistas habían estado operando en Sonora y había empezado a quemar puentes del ferrocarril para aislar algunas poblaciones. Para finales de agosto, Magdalena había quedado aislada hacia el sur, Cabral previendo un ataque había convocado a la población para reunir voluntarios y recursos para equiparlos con la finalidad de defender la ciudad en caso de un ataque, ya que no contaba con una guarnición de federales por lo que mucha gente estuvo abandonando la ciudad.[37]

Para el día 30 de agosto, Juan Cabral, quien era segundo al mando en la zona norte de Sonora, a solicitud de Emilio Campa el líder orozquista en Sonora, salió de Magdalena hacia Nogales acompañado de 25 hombres bajo la bandera de tregua para una conferencia. La intención de Campa, quien se estaba moviendo hacia el norte, era solicitar a Cabral la rendición de Nogales a lo que se le respondió con una negativa.[38] Todo indica que solo era una estrategia de Campa para ver si se le entregaba la frontera sin combatir para abastecerse de armas y otros suministros, pues nunca ataca la ciudad, por el contrario, abandona la zona rumbo al Desierto de Altar y los puentes que había quemado fueron reparados y se restableció el tránsito entre la capital del estado y Nogales.[39]

El resto del año la pasó Cabral organizando la institución con apoyo del Kosterlitzky y persiguiendo a los grupos de orozquistas que quedaron aislados en el estado, luego de que Emilio Campa huye hacia Estados Unidos, donde es aprehendido y llevado a Tucson.

DE NUEVO A LA REVOLUCIÓN

El cuartelazo iniciado por Manuel Mondragón y otros generales el 9 de febrero de 1913 en la Capital de la República, lo que se conoce como la Decena Trágica, después fue muy bien aprovechado por Victoriano Huerta que termina en un golpe de estado contra el Presidente Francisco I. Madero quien es hecho prisionero el 18 de febrero y cuatro días después, junto con el Vicepresidente J. M. Pino Suárez son asesinados mientras supuestamente eran trasladados a prisión.

En Sonora, después de que llega la noticia de que Madero había sido tomado preso, el jueves 20 de febrero se toma la decisión de realizar una sesión especial del Congreso Estatal para el lunes 24, para determinar cuál sería la posición del Estado con respecto al nombramiento de Huerta a la presidencia. Muchos expresaban la creencia de que Sonora se declararía todavía en apoyo de Madero, mientras los integrantes del congreso en el noreste de Sonora se empezaban a trasladar hacia Hermosillo. De hecho, Cananea, Nacozari, Agua Prieta y otras poblaciones de la franja fronteriza, ese mismo día acordaron enviar telegramas al Gob. Maytorena ofreciendo apoyo para defender la causa de Madero.

Este evento cambió de tajo la situación interna y rompió el orden constitucional del país, esto se tradujo en un golpe de timón en las bases de la relación política entre el Estado de Sonora y la Capital del país. Ante esta situación los líderes sonorenses acordaron desconocer a Victoriano Huerta como Presidente de la República; sin embargo, J. M. Maytorena el gobernador de Sonora se resistía a desconocerlo, pero ante la presión de los líderes como Plutarco E. Calles, Ignacio L. Pesqueira, Benjamín Hill, Álvaro Obregón, Salvador Alvarado, Juan G. Cabral y Manuel M. Diéguez y muchos otros, incluyendo al congreso local, optó por solicitar una licencia para separarse de su puesto por el término de seis meses, otorgada el día 26 de febrero de 1913. Ese mismo día el congreso nombra a Ignacio L. Pesqueira Gobernador Interino, quien de inmediato desconoce al régimen del usurpador.[40]

Durante los primeros días de marzo estuvieron generándose noticias de que cientos de revolucionarios provenientes de Cananea, Nacozari, Fronteras, Moctezuma y otros lugares, se estaban reuniendo en Cenizas Spring y/o Col. Morelos y el 5 de marzo de 1913, Pesqueira expide el Decreto de Ley Núm. 122, mediante el cual se desconoce oficialmente al gobierno de Victoriano Huerta y con el respaldo de los diputados y autoridades locales, Ignacio L. Pesqueira, preparó la defensa de la soberanía del Estado.[41]

Establecida la oposición entre los poderes locales y el régimen del general Huerta, Pesqueira, el mismo 5 de marzo nombra Jefe de la Sección de Guerra del Estado al Coronel Álvaro Obregón por sus méritos en el combate a la rebelión orozquista en Sonora; y jefes de operaciones militares en las regiones norte, centro y sur a los coroneles Juan G. Cabral, Salvador Alvarado y Benjamín G. Hill, respectivamente. [42] Cabral queda al mando de Diéguez, Baca Calderón y Juan José Ríos, todos ellos, sus compañeros durante la huelga de 1906.

Lo primero que se hizo fue mandar destruir los puentes del ferrocarril entre Guaymas y Hermosillo para evitar el movimiento de tropas federales leales a Huerta desde Guaymas y Tórim. Por unos días quedaría aislado, ya que Kosterlitzky, quien estaba en Nogales y traiciona a Cabral, quema un puentes y destruye vías al norte de Magdalena para retardar el avance hacia esa frontera.[43] También se dan a la tarea de fortificar la capital del estado, muy especialmente los alrededores del palacio de gobierno, además de iniciar el reclutamiento de hombres.

Sólo una orden recibió Obregón: que procediera a organizar a los revolucionarios. Pero a falta de efectivo para llevar a cabo la tarea encomendada y como consecuencia de las facultades que le otorgaba el gobernador, comunicó a los industriales y comerciantes ricos de Hermosillo que deberían “cooperar” con 50 mil pesos en calidad de préstamo forzoso, pero reintegrable al “triunfo de la Revolución”.[44] Todo esto sucedió muy rápido debido a la prisa por integrar un ejército y para que no hubiera resistencia Obregón se encargó de divulgar la noticia de que las personas que no cumplieran la orden del préstamo serían castigadas, en pocas horas pudo reunir el dinero para integrar su ejército insurgente.

Previamente autorizado por el gobernador, Obregón, inicia operaciones militares contra los huertistas saliendo de Hermosillo el día 6 de marzo rumbo al norte con el objetivo de atacar la plaza de Nogales que estaba defendida por un sector del 5º Batallón de Infantería al mando del Col. Manuel Reyes, apoyado por la Gendarmería Fiscal al mando del traidor Kosterlitzky.[45] En tránsito a Nogales, Obregón llega a Magdalena donde se le une Cabral con varios oficiales y 25 soldados, además de los voluntarios que pudo reclutar.


 

Álvaro Obregón y Juan G. Cabral en Magdalena el 10 de marzo de 1913 preparándose para salir a combatir a los huertistas de Nogales.(Foto: D.P.).

Antes de partir rumbo al norte, demostrando ética militar y nobleza, Cabral telegrafió al Coronel Kosterlitzky en Nogales diciéndole que su familia en Magdalena está absolutamente segura y que estaría completamente protegida por él, aunque Kosterlitzky lo hubiera traicionado llevándose la mitad de los hombres de la Gendarmería Fiscal y estuviera a favor del nuevo régimen huertista.[46]

Previo a su salida rumbo a la frontera, envían hombres de Magdalena desviándose al poniente rumbo al poblado de Altar, donde  muy fácilmente someten a las autoridades municipales que se habían declarado abiertamente huertistas. Además de mandar reparar los puentes quemados al norte de Magdalena.[47]

 LA TOMA DE NOGALES

El día 10 de marzo parte el convoy rumbo a Nogales, pero no pueden avanzar lo suficiente para acercarse a Nogales y abandonan el tren en el Cañón de Los Alisos, pues la vía estaba muy destruida. Siguen a pie para no perder tiempo mientras la vía se repara. Álvaro Obregón y Cabral después de asegurar el ferrocarril quemando puentes y cortado el telégrafo hacia Hermosillo y Cananea, llegan al punto denominado Las Lomas al sur de Nogales y piden la rendición de la plaza por medio de Carlos Montague, Juan Serrano y Pedro Trelles, a quienes Emilio Kosterlitzky contestó que estaba dispuesto a resistir hasta quemar el último cartucho y derramar la última gota de sangre.[48]

El cerco a Nogales inicia el 11 de marzo mediante el envío de una columna por el este, otra por el oeste y Obregón y Cabral por el sur al mando de 15 dragones de la Gendarmería Fiscal. El sitio se prolonga hasta el día 13, cuando a eso de las 4 de la tarde las municiones de los defensores empezaron a escasear y presionados por los militares estadounidenses, quienes les reclaman que ya había un muerto y varios civiles heridos del lado americano de la línea fronteriza, y para evitar un conflicto internacional se ven forzados a replegarse y concentrar sus fuerzas, para después cruzar la frontera y rendir las armas a las autoridades estadounidenses, solicitando asilo, mientras que las fuerzas de Obregón esperaron hasta el día siguiente para entrar al poblado.[49]

Tan pronto como Obregón y Cabral entraron a Nogales el Coronel Wilbur E. Wilder, comandante del 5° de Caballería de los Estados Unidos, envió al Capitán C. C. Smith a consultar con Obregón y Cabral sobre la situación prevaleciente y, por supuesto, que se diera un buen trato a los americanos y sus intereses en el lado mexicano.[50]

Con la toma de Nogales por los constitucionalistas sonorenses todo el centro del estado tuvo un puerto de abastecimiento para todo tipo de avituallamiento. Una vez establecido el orden, inmediatamente se hicieron los preparativos para la marcha a Cananea y Naco, ese mismo día 14 de marzo Obregón destacó al Mayor Carlos Félix y al Col. Cabral para que procedieran inmediatamente a la reparación de puentes y vías del ferrocarril Nogales-Cananea-Naco y poder marchar hacia el oriente. Para el día 18, Cabral ya había llegado a la estación Del Río, ya que habían terminado de reparar los puentes desde Nogales a este sitio, pero no pudo seguir hacia Naco porque se encontró con algunos puentes quemados en el ramal hacia esa población y no había tiempo para repararlos y llegar a tiempo para el combate que se esperaba para el día siguiente, por lo que sólo mando cortar los cables del telégrafo y teléfono.[51] El día 19 de marzo Obregón inició el movimiento de tropas hacia el oriente llegando hasta la estación Santa Cruz, donde acampan, al día siguiente continúan y avanzan hasta la estación Molina. El día 21 siguen su marcha pero abandonan las vías enfilando directamente a San Pedro Palominas y después de un breve descanso prosiguen hasta llegar a Villa Verde donde hacen campamento.[52]

El día 21, el Col. Juan G. Cabral, desde la Estación Del Río, envía al Col. José R. Moreno jefe del ejército federal en Cananea, una petición para que rindiera la plaza a las fuerzas revolucionarias, argumentando que podía atacar otro día por la mañana, recomendando que todas las mujeres y niños fueran evacuadas de la ciudad y, aunque desde hacía algunos días que había gente saliendo, cuando se supo la noticia del emplazamiento a la rendición de la ciudad y la negativa del Col. Moreno para rendirse, se encendieron las alarmas y de una tensa calma, la población pasó a un fuerte estado de exaltación y el movimiento de vehículos rumbo a la frontera se incrementó.[53]

Mientras las tropas al mando de Obregón y Cabral avanzaban hacia la estación Villa Verde por diferentes caminos con la intención de atacar Naco, Diéguez se encontraba acampado en estación Del Río (El Riíto), en tanto, Calles y Bracamontes estaban posicionados al sur de Naco. Todo esto repercutía directamente en Cananea, pues en espera de un ataque hombres, mujeres y niños americanos eran evacuados desde hacía días; además, desde una semana antes se estaban decomisando y robando caballos para equipar a los constitucionalistas.

LA TOMA DE CANANEA

Pronto se dan cuenta que atacar Naco era muy arriesgado y tenían pocas posibilidades de éxito, como ya había sucedido el 15 de marzo donde Calles y Bracamonte fueron rechazados, por lo que para apresurar la caída de Naco, Obregón y sus oficiales deciden atacar primero a Cananea para obligar al Gral. Ojeda a salir del poblado a tratar de ayudar a la guarnición de Cananea, quienes seguían enfrentando deserciones y en cada una de las plazas solo tenían unos 350 hombres, quizá poco más en Cananea, aunque sus pertrechos alimentarios estaban muy mermados y seguían teniendo escases de algunos productos.

El  22 de marzo Obregón hizo otro llamamiento sobre Naco, como último recurso, para ver si el Gral. Ojeda salía a combatir, presentándole 200 hombres solamente, no consiguiendo el objetivo; las avanzadas sostuvieron un ligero tiroteo replegándose los federales hasta Naco. Después reunió a los jefes y les manifestó su determinación de marchar sobre la plaza de Cananea para atacarla y obligar a Ojeda que saliera en su auxilio; todos estuvieron de acuerdo, habiendo ordenado la marcha a las siete de la noche y atravesando la sierra de San José, para no ser vistos por el enemigo, previamente antes de partir dejó gente rodeando la población para evitar, en un momento dado, que Ojeda pudiera llegar a Cananea o Nogales. Se marchó hasta la 1:00 a. m. del siguiente día, deteniéndose en Sauceda, donde se le dio descanso a la tropa hasta las nueve, marchando por ferrocarril a Estación del Río donde estaba el Col. Diéguez, quien ya se había movido desde Pueblo Nuevo en espera del arribo de Obregón, Cabral y Alvarado. Mientras la tropa tomaba descanso, se le mandó otra nota al Col. Moreno solicitando su rendición y fijándole para ello 18 horas que deberían cumplirse a las 6:00 a. m. del día 24.[54]

El Col. Moreno contestó que tenía orden superior de defender la plaza y que así lo haría. Ante esta respuesta, Obregón reunió a sus oficiales manifestándoles que no conocía Cananea y no podía desarrollar ningún plan de ataque antes de hacer reconocimientos detenidos, pero que tenía plena confianza en ellos y que presentaran un plan de ataque porque no había tiempo que perder, habiendo presentado el siguiente: Col. Diéguez y el 1er Cuerpo de Voluntarios atacaría por el poniente, por el lado de los tanque; Col. Alvarado por el norte, desde El Ronquillo; Cabral y Obregón con los cuerpos 47° de Voluntarios de Hermosillo y una fracción del 5° por el sur, es decir por la Luz Cananea, quedando el Col. Camacho en Lechería, con una fracción del 5° Cuerpo de Voluntarios, para que cuidara, si intentaban los federales salir por el nororiente y estableciera avanzadas sobre el camino de Naco.[55]

Por tren, desde estación Del Río, la marcha se emprendió a las tres de la tarde rumbo a Cananea, deteniéndose el tren en Lechería que se encontraba antes de llegar a la estación, allí se dividieron las columnas, marchando cada una a su destino. La marcha que tuvieron que hacer Cabral y Obregón con sus tropas, resultó difícil por lo accidentado del terreno y porque la temperatura había descendido mucho. A la 1:00 a. m. del lunes 24 llegaron a Luz Cananea y procedieron a colocar la gente, al iniciarse el día mandaron algunas fracciones al mando del capitán Escobar a posesionarse de unas colinas que estaban a la izquierda y que ofrecían algunas ventajas. Ya cuando la luz del día lo permitió, Obregón emplazó personalmente una ametralladora enfrente de la oficina telefónica de la Luz Cananea, cuyo fuego batiría perfectamente todo aquel flanco.[56]

A las seis se abría fuego con la ametralladora sobre un pelotón de federales que avanzaban del cuartel a reforzar otro que se había parapetado en una casa de adobe, haciéndoles cuatro bajas y rechazándolos; poco después, cerca de las siete, empezó el fuego de los que había colocado en el terreno de la mina. En esos momentos abría fuego el Col. Diéguez sobre los federales que estaban atrincherados en El Fortín, habiendo emplazado un pequeño cañón antiguo en la loma de Los Tanques, que era manejado por el mayor Aniceto C. Campos; el fuego del coronel Alvarado empezó en seguida y el combate se generalizó a las ocho de la mañana entrando en acción, por ambos bandos, 7 ametralladoras, el cañón ya mencionado y como 1,200 fusiles.[57]

Plano del ataque a los federales por parte de los insurgentes al mando del Col. Álvaro Obregón (Elaborado por: G. Moreno).

Después de dos días de feroz combate el Col. Moreno, quien un día antes había solicitado un armisticio,[58] el día 26 pidió parlamentar y se acordó hacerlo en La Demócrata entre 11 y 12 de mediodía, sin ningún resultado, pues Moreno se negaba a rendirse y Obregón era lo único que pedía. A la reunión asisten Obregón, Cabral, Diéguez y Alvarado. Por haber llegado la hora fijada para abrir de nuevo el fuego y estaba aún en la reunión, se acordó con Moreno que se reiniciaría el ataque a las dos de la tarde, tiempo apenas suficiente para llegar cada quien a su campamento. Después de dar instrucciones, Obregón se traslada a la estación del ferrocarril para informarse de los movimientos del Gral. Ojeda, habiéndose enterado que ya había salido de Naco. A las dos de la tarde se reinicia el combate con la misma fiereza del día anterior,[59] hasta que empieza a caer la noche. Obregón, con la finalidad de evitar que el Gral. Ojeda llegara a Cananea, dio órdenes para que al oscurecer las tropas que atacaban desde la Luz Cananea y las de Alvarado, se movilizaran a la estación del ferrocarril y que se alistaran los trenes necesarios para salir a encontrar a Ojeda, mientras Diéguez se quedaba hostilizando al Col. Moreno para evitar que éste saliera de sus guarniciones.[60]

Poco antes de las 6 de la tarde el Col. Moreno llama a las instalaciones de la Luz Cananea y toma la llamada Cabral, a quien le dice que quiere parlamentar. Cabral le contesta que no tiene autoridad para hacer eso, que llamaría a Obregón.[61] Cuando Obregón va rumbo a la estación, llega a la Prefectura del Distrito y, a eso de las seis de la tarde, recibe una llamada telefónica del Col. Moreno, diciéndole que deseaba parlamentar, que ordenara suspender el fuego, a lo que contestó que tenía todo listo para dar la embestida definitiva al oscurecer y no tenía ningún objeto perder tiempo en parlamentar, que suspendería el ataque solamente si capitulaba; quiso poner algunas condiciones para su rendición, pero Obregón sólo le ofreció que serían tratados como prisioneros de guerra, contestando Moreno que desde ese momento estaba rendido. Obregón le pide que ordenara suspender el fuego inmediatamente, que reuniera a sus oficiales y tropa, que en ese momento salía rumbo al cuartel; el fuego se suspendió y en compañía del pagador Enrique Breceda, Obregón marcha al cuartel de la Mesa Sur donde le son entregadas las armas y son hechos prisioneros los federales huertistas.[62] De esta manera se consumaría la toma de Cananea donde la valentía y estrategia de Obregón, Cabral y Alvarado pasaron, una vez más, la prueba de fuego en una batalla importante; mientras que Diéguez y Baca Calderón lo demostrarían por vez primera, ya que no habían participado en ninguna batalla, pues habían estado presos durante el periodo del 5 de junio de 1906 al 2 de agosto de 1911.

LA TOMA DE NACO

Después de la toma de Cananea, de verificar que Gral. Ojeda había regresado a Naco se decidió darle descanso a las tropas, pues desde que salieron de Hermosillo no lo hacía y estaban presentando cansancio. El día 29 Obregón, Cabral y Bracamonte viajan a Nogales donde se les ofrece una gran recepción con baile en el Hotel Escobosa. Otro día, por increíble que parezca, se reunieron en Nogales, Arizona con Maytorena, aunque no se sabe el tema que se discutió, se cree que el tema principal fue el de la conveniencia de atacar a Ojeda en Naco.[63] Una vez que regresaron dejaron guarnecida Cananea y el 01 de abril, salen dos trenes cargados de tropas contitucionalistas al frente de Obregón y Cabral para ubicarse a 24 kilómetros sobre la vía del ferrocarril, para enfocarse en atacar Naco movilizando la mayor parte de las tropas y completar el cerco que se tenía sobre esta frontera que seguía fortificada por el Gral. Pedro Ojeda.

El mismo día que capitularon los federales en Cananea, Carranza lanzaba el Plan de Guadalupe con el que se desconocía a Victoriano Huerta como presidente de la república y esto trajo una nueva correlación de fuerzas entre los grupos opositores al huertismo. Se realizaron reuniones para lograr acuerdos para constituir el plan político revolucionario para restaurar el orden constitucional de la República tomando como base el mencionado plan. Primero se haría una reunión en Agua Prieta y se programó otra en Piedras Negras.[64]

Después de realizar algunos planes fallidos, incluyendo el envío de un furgón con explosivos, y de enfrentar indisciplinas de algunos oficiales. Obregón decide dar un asalto final la madrugada del día 13 de abril, y cita a los oficiales al mediodía del día 12, donde de nuevo Bracamontes, Bule y Alvarado se niegan a combatir argumentando pocas probabilidades de triunfo, respondiendo afirmativamente los mayores Urbalejo, Félix y Acosta y el capitán Arnulfo R. Gómez. Diéguez, quien quedaría como reserva le pide a Obregón:

“Le suplico, mi coronel, que si llega a fracasar el asalto, me permita repetirlo mañana con la gente que es a mi mando…” [65]

y Obregón le contesta que accedería a su petición.

A las cinco de la tarde de ese día 12 de abril, Obregón ordenó formar la fuerza que tomaría parte en el asalto y luego emprendieron la marcha hasta una trinchera a 800 metros de Naco, sitio que había estado ocupando el coronel Alvarado y desde donde estuvo hostilizando a los federales. Ya en aquel lugar, se colocó a la tropa en forma conveniente para que durmiera hasta la hora fijada para el asalto. A las doce de la noche se le llamó al mayor Félix, quién procedió a preparar a su tropa, emprendiendo la marcha que guiaba el capitán Enríquez. A esa misma hora, hacían sus movimientos de avance por el Oriente los mayores Urbalejo y Acosta, habiendo quedado el Cuerpo Auxiliar Federal en sus posiciones, y el coronel Diéguez como reserva al Poniente, tal como se había planeado. Al Oriente y también como reserva, quedaron las fuerzas de los tenientes coroneles Calles y Bracamontes.[66]

Una hora había transcurrido, cuando de improviso se dejó oír una descarga simultánea, seguida de otras muchas, y en unos cuantos minutos más el asalto estaba generalizado por todas las fuerzas que se había ordenado tomaran parte en él, combate que duró hasta el mediodía de ese 13 de abril, hora en que Ojeda había abandonado a su tropa cruzando al lado americano y habían caído las últimas defensas federales.[67]

Durante la toma de Naco en abril de 1913: 1) Salvador Alvarado, 2) Francisco Urbalejo, 3) Plutarco E. Calles, 4) Álvaro Obregón, 5) Francisco Bule, 6) M. Martínez (Foto: Fototeca Nacional, INAH).

Aunque hay una fuente que menciona que Cabral tomó parte en la toma de Naco, todo parece indicar que no fue así, ya que Obregón, siendo tan detallado en sus informes militares, mismos que plasmó en su libro Ocho Mil Kilómetros en Campaña, no lo menciona; tampoco aparece en la foto donde aparecen los principales jefes que participaron en la batall. Es probable que se haya quedado a cargo de la seguridad en Cananea mientras se combatía en Naco, o bien, como lo menciona un periódico, fue enviado a Hermosillo después de la reunión del 7 de abril en Agua Prieta donde se discutió la adhesión al Plan de Guadalupe. Lo que nos indica que Obregón consideraba a Cabral, además de inteligente y excelente militar, un buen conciliador bastante apreciado, al menos en el norte del estado, lo que le permitía encargarle ciertos asuntos de especial importancia para el movimiento constitucionalista. Como sea, dos días después de la caída de Naco se celebró una reunión entre los jefes constitucionalistas y allí sí estuvo presente, reunión donde se planearon los movimientos a seguir.

Cabral, quien había estado en Hermosillo, el día 14 llegó a Naco cerca de media noche en un tren especial procedente de Hermosillo, donde de acuerdo a un periódico habría sido nombrado Secretario de Guerra, una nueva institución del gobierno estatal. [68] Cabral llega a Naco para una reunión con Obregón y demás oficiales para planear el movimiento de tropas hacia el sur de la capital para imponer un cerco alrededor de Guaymas.

En esa reunión de Naco se acordó dejar asegurada la frontera dejando a cargo de ello al Col. Salvador Alvarado y al Tte Col. Plutarco E. Calles. El día 16 por la noche Obregón inició su regreso a la capital del estado con unos 1,000 hombres y pertrechos para planear la toma del Guaymas, puerto aun en poder de los huertistas. La madrugada del día 18 llega Cabral con otros tantos hombres y pertrechos para sumarse a Obregón.[69]

Más allá de las fricciones que surgieron entre Alvarado y Bracamonte en contra de Obregón, el gobernador interino Ignacio L. Pesqueira continuaba su tarea de normalización administrativa y al día siguiente de la caída de Naco emitió un decreto abriendo esa frontera al tráfico internacional. De esta manera se tenía el control de toda la frontera en Sonora y una fuente segura de abasto para continuar con la guerra en contra del huertismo.[70]

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