lunes, 14 de octubre de 2024

LÁZARO YLDELFONSO GUTIÉRREZ DE LARA SALAZAR: “Caballo Negro”. Parte V.

LÁZARO YLDELFONSO GUTIÉRREZ DE LARA SALAZAR: “Caballo Negro”. Parte V.

Gustavo A. Moreno Martínez geogariki@prodigy.net.mx

INTRODUCCIÓN

Después de pasar un tiempo organizando a los obreros en Torreón, Lázaro junto con su esposa se traslada a la capital del país, donde también se dedica a movilizar a los obreros haciendo estallar grandes huelgas que le granjean muchos enemigos, incluso llega el momento en que rompe con los Madero. Al mismo tiempo se dedica a ofrecer sus conferencias en cuanto foro lo invitaban. De la Ciudad de México viajaba a diferentes partes ya sea dando sus conferencias o para agitar a los obreros, viajaba a Monterrey y Torreón, donde tuvo contacto con Pascual Orozco. De allí viaja a El Paso en su ruta a Indianápolis a donde asiste a un congreso de socialista, previamente hace un alto en Washington D.C. donde organiza mítines para decirle al gobierno estadounidense que no interviniera en los asuntos internos de México. Antes de regresar a México, Lázaro y su esposa llegan a Los Ángeles a visitar a realizar una visita familiar y a sus amigos. A su regreso a la capital del país se mantiene con un perfil bajo y se involucra en la fundación de la Casa del Obrero Mundial donde también da clases a los asistentes. Para finales de 1912 regresa a California, pero ya no regresa a la Ciudad de México, pues al inicio de 1913 sucede el golpe de estado o cuartelazo de Victoriano Huerta contra Madero y el ambiente político no era adecuado para los discursos y el lenguaje que acostumbraba Gutiérrez de Lara, por lo que permaneció en Los Ángeles dando sus acostumbradas conferencias. Una vez que los constitucionalistas se levantaron y controlaron casi todo el estado de Sonora, se traslada a esa entidad para hacer reportajes sobre los campesinos y la posesión de la tierra, además obtiene material para, a su regreso a California, publicar su segundo libro en 1914. Seguiría ofreciendo sus conferencias en California y en donde los invitaran como Texas y Arizona, en este último estado se involucra en una gran huelga de mineros en el Distrito de Clifton-Morenci, que no terminó muy bien para él, aunque persiste en su empeño de agitar y organizar a los obreros de ese estado. Allí mismo se involucra en la política y apoya la reelección del gobernador Hunt y después regresa a Los Ángeles a ofrecer sus conferencias, aunque 1917 fue un año que vivió con un perfil bajo y solo salió de su ostracismo para ir a morir a Sonora a principios de 1918.

CIUDAD DE MÉXICO

Solo unos días después de que su esposa lo alcanzara en Torreón a principios de octubre de 1911, Lázaro se traslada a la capital del país en compañía de ella y se instala en una vivienda en Av. Peralvillo 62. Lo primero que hace es ofrecer una entrevista al director del periódico Diario del Hogar, por cierto fundado por Filomeno Mata y en el que había trabajado en su época de estudiante; donde, además de platicar la historia de su detención en la Región Lagunera, comenta que el propósito de su viaje a la Ciudad de México es ofrecer varias conferencias. La primera de ellas sería sobre la historia de las revoluciones de México; después daría otras sobre la educación popular y, finalmente, algunas otras sobre el socialismo.[1]

Para entonces reaparece su hermano Felipe formando parte del Comité Ejecutivo Electoral del Partido Constitucional Progresista que estaba impulsando la candidatura de Madero y Pino Suárez como presidente y vicepresidente, respectivamente.[2]

Por esos días se había iniciado la reorganización del Partido Liberal y el 18 de octubre se lanza la convocatoria para discutir y aprobar el Programa que la Junta Iniciadora de la Reorganización del Partido Liberal presentaría el domingo 23 de octubre en el Teatro Principal, cuyo comité organizador estaba formado por casi los mismo miembros que apoyaban la candidatura de Madero y Pino Suárez a través del Partido Constitucional Progresista, sorprendentemente dentro del comité no aparecía Lázaro, pero si estaba incluido su hermano Felipe como 3er Vocal. Otros viejos conocidos de Lázaro que estaban en el comité eran: Camilo Arriaga, Jesús Flores Magón, Antonio Díaz Soto y Gama, Juan Sarabia, Antonio I. Villarreal, Eduardo Hay, entre otros.[3]

Pocos días después de su llegada a la capital del país, se revive la polémica de la actuación de Lázaro en la batalla de Casas Grandes, esta vez sucede debido a una entrevista en un periódico de un suigeneris extranjero que acompañó a Madero en los primeros días de la revolución, el Gral. Giuseppe Garibaldi. Lo que declaró caló hondo en el ánimo de Gutiérrez Lara y en su defensa, tratando de aclarar el tema, envía una larga carta al director del periódico Diario del Hogar que decía:[4]

 “Señor Director del Diario del Hogar.

Presente.

Muy señor mío:

Mucho agradeceré a Usted. se sirva publicar esta carta, por creerla de interés público, no tanto por lo que se refiere a mi humilde persona, sino por lo que toca al carácter moral de una de las personas más conspicuas en nuestra última revolución; me refiero al Sr. Gral. D. G. Garibaldi, que no solamente en México ha tratado de aparecer como uno de los más inteligentes y activos revolucionarios, sino que no ha tenido empacho en proclamarse él mismo en los Estados Unidos, el libertador de México.

Últimamente en publicación que salió a luz en esta capital, dicho señor Garibaldi hizo algunas afirmaciones que son a las que me refiero y que rezan al tenor siguiente:

¿…..?(Sigue hablando el señor Garibaldi, refiriéndose a la derrota de Casas Grandes).

Hombre, a eso, sí que voy a contestarle a Ud. Largo y tendido, pues tengo verdadero interés en que se esclarezca el punto.

Precisamente mi Capitán Pánfilo Acosta, un verdadero héroe, había detenido con veintidós hombres la caballería de Cuellar, un total de ciento ochenta jinetes.

“Gutiérrez de Lara pudo haber atacado con cuarenta y seis hombres, pues atrincherado cerca del río en magnífica posición, le era fácil verificarlo por el flanco izquierdo y no lo hizo por no descubrir donde estaba.

Los federales pasaron de cuatro en fondo, a cinco varas de distancia de Gutiérrez de Lara sin que este hiciera fuego.

El Coronel Hay puede dar a Ud. detalles de este comportamiento indigno.

Pero hubo más: el ingeniero civil Nieland, que disparó un tiro, fue objeto de amenaza de muerte por parte de Gutiérrez de Lara, quien le apuntó con el rifle.

Yo quería fusilar a Gutiérrez de Lara, por cobarde, pero Don Francisco, con su bondad, lo impidió y solo permitió que se despidiera del campo revolucionario al socialista mexicano Sr. Gutiérrez de Lara.

Esto es todo lo que dice el señor Garibaldi, y aclarando sus afirmaciones diré yo lo que hay de verdad en esto:

En lo relativo a que dirigió la fabricación de los dos cañones, miente; pues solo ayudó a hacer un cañón que reventó por la culata al cuarto tiro en la toma de Juárez, y el otro que disparó cincuenta tiros y que todavía está bueno lo fabricó el maestro armero Benjamín Aranda, ayudado por Rafael Rembao.

Sigue diciendo: ‘Mi Capitán Pánfilo Acosta’, indicando que lo tenía bajo su mando. Garibaldi nunca tuvo mando directo, porque lo odiaban todos los revolucionarios y el jamás se atrevió a ordenarle nada a nadie por el miedo que les tenía.

Sigue diciendo: ‘que yo tenía bajo mis órdenes cuarenta y seis hombres’. Miente también. En la batalla de Casas Grandes sólo tuve bajo mis órdenes once hombres, dos de los cuales eran inútiles; y cuando me atacaron las tropas de García Cuellar, estas estaban emboscadas y yo al descubierto- Tuve que ordenar retirada cuidando a los dos inútiles para reunirme con el grueso de los revolucionarios. A una milla de distancia de donde yo me encontraba y cuando llegué al lugar donde se creía encontrarlos, me hallé con que ya habían sido desalojados por los federales, es decir: la derrota de más de quinientos hombres era ya un hecho consumado. Miente cuando dice que los federales pasaron a cinco varas de distancia de donde yo estaba, pues cuando yo y mi gente logramos ver a los federales, ya el señor Garibaldi y todos los demás habían corrido. Dice que el Coronel Hay puede dar detalles de este mal comportamiento mío, y en esto miente también, porque Hay nada supo de esto. Dice que le aconsejó a Don Francisco Madero que me fusilasen: un farsante como Garibaldi puede aconsejar eso y mucho más. Y miente también cuando dice que se me despidió del campamento revolucionario, pues yo pedí permiso a Madero para ir a El Paso a tomar parte de la campaña socialista para la elección de Ayuntamiento.

El señor Garibaldi es un cobarde; yo lo regañé públicamente en Galeana y se quedó tan fresco; testigo, capitán Octavo Mora.

Francisco Villa lo abofeteó públicamente en el campo revolucionario cerca de Ciudad Juárez y se quedó también tan fresco.

Los dos primeros días de la batalla de Juárez estuvo escondido debajo del Puente Internacional listo para pasarse al lado americano en caso de peligro. Testigos, Cástulo Herrera, Juan Dosal y otros más.

El día de la toma de Juárez se atrevió a acercarse al lugar del combate, pero al primer disparo de la ametralladora de la Plaza de Toros huyó como liebre hacia el Río Grande; entonces la señora de Don Ricardo Castañeda, conductor de pulman, desde fuera de su habitación lo llamaba para indicarle, por lástima a su cobardía, donde sería mejor lugar para que se escondiera.

En la batalla de Casa Grandes él y el coronel Hay fueron los que dirigieron la acción y, si de una manera tan torpe se causó la muerte de cien revolucionarios que perecieron en la batalla y además la vergüenza de la derrota, esto se debe principalmente al cobarde, mentiroso y farsante General G. Garibaldi.

La prensa de los Estados Unidos publicó que él había dicho que después de libertar a México tenía que irse a Italia a pelear con su papá por la libertad de Albania, pero ahora veo que en vez estar en el campo de batalla se encuentra en México llenándose el estómago en banquetes patrioteros.

Soy de Ud. Sr. Director, afmo. y S. S.

LÁZARO GUTIÉRREZ DE LARA

Como abogado que era, Lázaro más que defenderse en esta carta, ataca dura y, en buena parte, infundadamente a Garibaldi, porque todas las versiones, incluida una que él dio, indican que realmente se comportó como un cobarde en la batalla de Casas Grandes. Por otra parte, respecto al comportamiento de Garibaldi durante la toma de Juárez, Gutiérrez de Lara no fue testigo de nada durante los dos primeros días, de los tres que duró, porque cruzó el río al final del segundo día de iniciado el ataque, por lo que solo estuvo como testigo unas horas, la mayoría en la noche y difícilmente pudo observar algo y menos participar activamente, pues como dijo Madero: no servía para la guerra. Las únicas armas que podía usar eran su lengua como bayoneta y su pluma como fusil.

Como siempre que veía algo que afectaba a los pobres, Lázaro saltaba como Apóstol de la Justicia y esta vez formaba parte de un comité que envió una larguísima carta al Procurador de Justicia solicitándole que actuara en favor de los campesinos de Xochimilco y alrededores, porque habían sido despojados de sus terrenos con derechos ancestrales por un hacendado porfirista que había formado una guardia blanca y contantemente masacraba a los campesinos de los alrededores para seguir tomando tierras protegido por las autoridades del régimen anterior, que todavía existían.[5]

A su llegada a la capital del país, Lázaro había comentado que su principal actividad sería el ofrecer conferencias sobre diversos temas y el 29 de octubre da su primera conferencia en el Teatro Esperanza Iris con el tema La Historia de Nuestras Revoluciones.[6]

En una segunda conferencia que se celebraría el día 6 de noviembre, mientras se dirigía al sitio donde se presentaría en el Parque Obrero de Balbuena, junto con su esposa, fueron agredidos por unos “borrachos” y la policía se puso del lado de los agresores y fueron llevados a la comisaría. Al parecer iban acompañados de un reportero americano que amenazo a los policías con denunciar el hecho, aunque no tuvo ningún efecto. Más tarde llega el Lic. Mariano Torres y Miguel Barrueta y exigen la libertad de la pareja, quienes fueron liberados dándoles todo tipo de excusas; sin embargo, ya no pudo presentarse a ofrecer la conferencia anunciada.[7] Esa misma conferencia fue presentada una semana después y, según las crónicas tuvo un gran éxito.[8]

Al parecer, inmediatamente después de la conferencia en Balbuena, de acuerdo al diario El Tiempo, Lázaro estuvo en Torreón dando conferencias y organizando a los obreros, quienes el 13 de noviembre con el objetivo de obtener la jornada de ocho horas, estallan huelgas en varias empresas y prácticamente todos los panaderos, carpinteros y albañiles; además de muchos impresores, se unieron al movimiento. Los obreros marchaban por las calles y entre los oradores se encontraba Gutiérrez de Lara.[9]

Para la siguiente semana se encontraba denunciando públicamente la venta de cerveza y pulque en el parque de Balbuena, donde había sido agredido y detenido por la policía. Denunciaba que, aunque estaba prohibido, abiertamente se vendían bebidas alcohólicas con la anuencia de la policía y otras autoridades, incluso denunciaba que la banda militar en lugar de tocar en el kiosco, tocaba en los expendios de bebidas alcohólicas como atracción de clientes.[10]

Mientras se desarrollaba una de las sesiones de seguimiento de la reorganización del Partido Liberal el domingo 26 de noviembre, en el momento que hablaba Antonio I. Villarreal haciendo un homenaje póstumo al liberal y revolucionario Cástulo Herrera, llegó Lázaro acompañado por un grupo de obreras de la empresa “La Sinaloense” que se encontraban en huelga, solicitando que fueran escuchadas por la Asamblea Liberal. Primero habló Gutiérrez de Lara exponiendo que la empresa pertenece al diputado Ricardo Otero quien había reducido los salarios ilegalmente a los obreros y que era el motivo de la huelga. Otero, a quien dijo ladrón, ya había sido notificado y hacía caso omiso de los requerimientos que se le hacían. Lázaro fue frecuentemente interrumpido por mala interpretación de algunas de sus frases, sin embargo una vez aclaradas no hubo problemas y pasaron al estrado dos obreras a exponer situaciones específicas de represión por guardias blancas y el envío a la cárcel de varias de ellas. Se acordó constituir una comisión para que se hablara con Madero y se hizo una colecta para recabar fondos para las huelguistas.[11] Por supuesto, como todo obrerista y sindicalista, aunque lo negaba, Gutiérrez de Lara estaba organizando a las obreras de “La Sinaloense”.

El diputado Ricardo Otero, otrora protegido de Ramón Corral y todavía con fuertes vínculos porfiristas, no dejó pasar las palabras de Lázaro y presentó una querella por difamación en su contra por llamarlo ladrón y otras acusaciones. Otero le dijo a Lázaro que si le daba una satisfacción retiraría la demanda. Dicho desagravio consistía en aceptar un duelo o ir a la cárcel. Lázaro escogió lo último y el 30 de noviembre a las 5 de la tarde entró a la cárcel de Belén. Conocedor que era de esos sitios de forzada permanencia, cuando ingresó a la prisión llevaba dos zarapes para hacer más llevadera su estancia.[12]

El día 2 de diciembre se publica una convocatoria para invitar a todos los obreros del Distrito Federal a una manifestación de protesta que se llevaría a cabo el domingo 3 por el encarcelamiento de Lázaro por constituirse en defensor de las obreras de “La Sinaloense”. La manifestación partió del monumento a Benito Juárez y marchó hacia el Zócalo.[13] Después de 72 horas de prisión fue puesto en libertad por “desvanecimiento de la evidencia”.[14]

Después de salir de la cárcel, la segunda semana de diciembre, Lázaro estuvo en la capital de Chihuahua tratando de organizar a los obreros y estallar huelgas generales, sin embargo, empresarios y gobierno le marcaron un alto amenazándolo con meterlo a prisión si persistía en su objetivo.[15]

Días después, el 17 de diciembre, en la Ciudad de México Gutiérrez de Lara y Mariano Duque organizaron una manifestación con obreros en contra del cacique Iñigo Noriega, quien había despojado de sus tierras a muchos campesinos; sin embargo, no estaba autorizada por las autoridades locales y por la severidad que hablaban los oradores en contra del hacendado, el jefe de la policía detuvo a Duque pero no pudieron detener a Lázaro porque huyó y los manifestantes se desintegraron. Duque fue puesto en libertad horas después.[16]

Para entonces, en las elecciones realizadas el 17 de diciembre para elegir regidores para el Ayuntamiento de la Ciudad de México, Felipe Gutiérrez de Lara, el hermano de Lázaro, entre otros candidatos del Partido Constitucional Progresista, había obtenido el triunfo.[17]

Las polémicas alrededor de Gutiérrez de Lara no paraban, todo en lo que se involucraba se volvía polémico por una u otra circunstancias. Días después estaba inmiscuido en una controvertida discusión de que si había organizado una manifestación anti-estadounidense, declarando que no tenía nada que ver con eso, que él había vivido varios años en los Estado Unidos y los americanos eran sus amigos.[18]

Para finalizar diciembre los obreros de la fábrica de “San Antonio Abad” se declararon en huelga porque los patrones les rebajaron el salario en cinco centavos, sus compañeros de la fábrica “La Carolina” los secundaron para apoyarlos, obligando al segundo turno a integrarse a la huelga. El día 27 de diciembre los huelguistas se reunieron en el monumento a Carlos IV (El Caballito) donde se les unió un grupo de la fábrica “La Linera” y otro de las obreras de “La Sinaloense y algunas otras. En gran número recorrieron algunas calles de la ciudad y en diferentes lugares Lázaro la hizo de orador. Se conforma una comisión con el objetivo de tratar el asunto de la huelga con el ya en funciones Presidente Madero y son recibidos a mediodía en Palacio Nacional, ofreciéndoles darle seguimiento una vez que le entregaran un documento explicando claramente la problemática.[19] Por supuesto todas las huelgas que estaban surgiendo en la Ciudad de México y otros sitios como Torreón y Chihuahua, eran promovidas por Gutiérrez de Lara.

Comisión de huelguistas en Palacio Nacional (Foto: El Imparcial, Diciembre 29, 1911).

Como siempre, Lázaro inicia 1912 con polémica, ya que el día 1 de enero las huelguistas de la fábrica “La Sinaloense” tienen una reunión con el dueño y Gutiérrez de Lara estuvo en la reunión como representante del comité, sorprendentemente, aquel aguerrido sindicalista organizador de huelgas, sin ninguna propuesta de mejora para las obreras con solo una explicación de el porque se les pagaba esa cantidad y del probable cierre de la planta, se puso razonable y propuso terminar con la huelga, aunque inicialmente la mayor parte de las presentes estuvo de acuerdo, otras prefirieron consultar con el abogado, exigiendo al dueño una indemnización o compensación.[20] Finalmente la huelga se prolongaría al menos durante el mes de enero.[21]

El día 3 de enero, el Presidente Madero citó a los dueños de las fábricas y a los representantes de los obreros de las empresas que estaban en huelga, pero tuvo el desatino de recibir a los industriales en el Alcázar del Castillo de Chapultepec, mientras que los representantes obreros los recibió en la terraza, lo que molestó mucho a los obreros. Después de escuchar a los empresarios en cuestión de la jornada de trabajo, estos argumentaron que el mantenerlos ocupados durante catorce horas le convenía al gobierno porque se evitaba que concurrieran a las cantinas y pulquerías a emborracharse. Gustavo Madero, defendiendo a los obreros, irónicamente les contestó que entonces era más seguro mantenerlos amarrados. Después de la reunión el Presidente habló a los huelguistas diciéndoles que había nombrado al Gobernador del Distrito Federal y a su hermano Gustavo Madero para que procuraran un arreglo satisfactorio. Los obreros molestos se organizaron e iniciaron una marcha partiendo de Chapultepec y más adelante el Gobernador del D.F. trató de disuadirlos diciéndoles que había que tener fe en la justicia, pero uno de los líderes, Agustín Orozco, le contestó que esas eran palabras de Porfirio Díaz y que no querían ningún arreglo con él. Cuando pasaron por las instalaciones del periódico “Diario del Hogar”, apareció Lázaro solicitando permiso para hablar con los obreros desde un balcón del edificio, diciéndoles que no debían llevar a cabo la manifestación porque no obtendrían ningún beneficio, que lo que querían era elogiar a Gustavo Madero, pero que los procedimientos eran los mismos de los porfiristas, que los estaban usando, pero fue abucheado, indignado les gritó: Imbéciles ‘viva Ojo Parado’, así apodaba el anti maderismo a Gustavo Madero porque estaba tuerto. Gutiérrez de Lara se retiró muy molesto del edificio mientras los obreros seguían su camino.[22]

Para principios de 1912 algunos socialistas y buena parte de los obreros ya no veían a Madero con buenos ojos, todos aquellos que se le unieron en Cd. Juárez empezaban a darle la espalda y lo atacaban, al igual que a su grupo. Esto debido a la tibieza de su gobierno, pero sobretodo porque habían empezado a reprimir algunos sectores de la prensa y no resolvía las exigencias del explotado sector obrero. El día 7 de enero hubo una gran manifestación a donde concurrieron una treintena de agrupaciones y todos los oradores hablaron en contra el Presidente Madero, Pino Suárez y contra toda la familia Madero, Muy fuerte se habló contra el Maderismo y su partido. Lázaro, quien no estaba programado para hablar, de improviso se presentó en el estrado hablando con palabras muy fuertes e insultos contra los Madero, fue tan ofensivo que no gustó a la mayoría del público y a la mitad de su discurso los manifestantes abandonaron el Hemiciclo a Juárez, último lugar de la concentración.[23]

Sin duda, esto fue el rompimiento definitivo de Lázaro con el Maderismo. Para febrero empezaría a cooperar en la publicación el periódico “El Socialista”, cuyo director era Manuel Sarabia.[24]

RUMBO AL NORTE

A finales de febrero se traslada a Monterrey donde se suponía iba a iniciar con una serie de conferencia a principios de marzo, sin embargo; el gobierno le prohibió sus presentaciones, ya que por esas fechas había mucha agitación política en el estado, pues los obreros de todos los gremios estaban ocupados en la formación de una Gran Confederación Obrera.[25]

Promoviéndose como candidato a diputado por Nuevo León, Lázaro estuvo en Monterrey hasta mediados de marzo. Después del 20 de marzo estuvo en Torreón donde se entrevistó con Pascual Orozco quien, al parecer, le dio instrucciones. Para mediados de abril se encontraba con su esposa en El Paso en tránsito rumbo a Indianápolis a donde asistiría a una reunión de Socialistas como delegado de México.[26]

Como el protagonismo era los suyo, para inicios de mayo se encontraba en Washington D.C. en su ruta a Indianápolis, estaba protestando y solicitando al gobierno de los Estados Unidos y a los congresistas, a nombre de los revolucionarios orozquistas y zapatistas, probablemente por instrucciones de Orozco, que se abstuviera de intervenir en México, que dejara en libertad al pueblo mexicano para resolver los problemas internos, que buena parte del país ya estaba en manos revolucionarias.[27]

Gustaba mucho de hablar con los reporteros y mientras estaba protestando afuera del Congreso, declaró, atrevidamente, que la caída del presidente Madero y el éxito completo de los revolucionarios mexicanos sería en cuatro meses, y reiteraba su oposición a la intervención estadounidense en México, decía:[28]

"Si los Estados Unidos intervienen todos los mexicanos, federales y revolucionarios, se volverán contra los invasores y lucharán hasta la muerte, La crisis de la revolución, espero, se alcanzará en unas dos semanas en Torreón. Llegué de allí hace unos días, después de recorrer México, y conferencié personalmente con el general Orozco. Los revolucionarios tienen un ejército de 12.000 a 14.000 hombres, bien armados y con varios cañones de campaña. Los federales, bajo el mando del general Huerta, sólo pueden reunir entre 8.000 y 10.000. Estuvimos observando la Batalla Rellano donde se capturaron varios cañones de campaña.

Los revolucionarios están seguros del éxito. Los soldados federales son todos buenos combatientes. Muchos desertan y se unen al general Orozco cuando se les presenta la oportunidad.

Los revolucionarios no tienen muchos problemas para contrabandear sus municiones y armas a través de la frontera estadounidense. También tienen mucho dinero y son bastante disciplinados. Están comprando ganado a los grandes rancheros de Chihuahua.

El rojo -el emblema del socialismo- es la insignia de los rebeldes. Tienen pocos uniformes, pero llevan lazos, rosetas y fajas rojas.

Hay algunos estadounidenses en el ejército revolucionario, pero en su mayoría son vagabundos, Los estadounidenses están perfectamente seguros en manos de los revolucionarios. La mayoría de esas historias sobre los estadounidenses que corren peligro son mentiras. Los maquinistas y fogoneros norteamericanos de los ferrocarriles que se declararon en huelga porque se les había ordenado aprender el idioma mexicano, se quejan y fomentan problemas".

La rebelión no es personal contra Madero, sino para asegurar tierras para los peones hambrientos de México. Madero ha violado su promesa de dar tierras a los campesinos”.

Lázaro decía que los revolucionarios anti maderistas dominaban la mitad del país, sin embargo, esto distaba mucho de ser cierto, comentaba que Sonora estaba en sus manos, mentía deliberadamente, ya que el orozquismo en Sonora solo constituía a una banda que se la pasó huyendo del gobierno y se dedicaba a saquear pueblos y solo presentaba escaramuzas, nunca hubo una batalla importante, jamás enfrentó directamente al ejército federal durante los pocos meses que duró. Lo mismo pasaba en otros estados que decía tenían dominados. La realidad era que los anti maderistas de Orozco únicamente tenían mayor presencia en Chihuahua y Durango, mientras los revolucionarios zapatistas solo dominaban Morelos.

Gutiérrez de Lara permanecería en Washington varios días más, después parte para Indianápolis para asistir a la convención de los socialistas la semana siguiente y continuaría su lucha contra la intervención norteamericana.

Después de la convención Socialista de mediados de mayo, Lázaro y su esposa se trasladan a Los Ángeles, sitio donde el 4 de junio dio una de sus acostumbrados discursos públicos en la Plaza de los Mexicanos habló de sindicalismo, de la formación de organismos obreros.[29] Por supuesto, como ya había sucedido en otras ocasiones, Ricardo Flores Magón lo ataca y critica duramente cuando habla de organizar a los obreros y de realizar elecciones para cualquier tipo de autoridades.

De California se traslada al norte del país para realizar proselitismo y para finales de julio se encontraba en Matamoros, Tamaulipas dando sus acostumbrados discursos en el Teatro de la Reforma y, como siempre, despotricó en contra del presidente Madero y del ejército, al más puro estilo del porfirismo fue aprehendido y se le incomunicó en cuartel del 1er Batallón del Ejército en esa ciudad. El 1 de agosto es trasladado a Monterrey, pero se decía que sería enviado al juez de distrito de Laredo, lugar al que llega dos días después.[30] Fue puesto en libertad, con las reservas de ley, el 16 de agosto.[31] Se dice que fue aprehendido porque en uno de sus discursos en esa población, dijo que Madero sería derrocado por el ejército y eso no le gustó al presidente enviándolo a prisión donde solo le dieron agua durante casi 15 días.

DE NUEVO EN CIUDAD DE MÉXICO

Lázaro, después de su último encarcelamiento, regresa a la Ciudad de México y con un perfil bajo se integra en la fundación de la Casa del Obrero Mundial (COM) era una organización sindical de la Ciudad de México, fundada el 22 de septiembre de 1912 sobre los ideales del anarcosindicalismo. La agrupación fue un órgano cultural preocupado por elevar el nivel educativo de los trabajadores a través de una educación racionalista. Era una central organizadora en donde se formaron y fortalecieron muchos sindicatos y uniones de obreros que exigieron aumentos salariales e indemnizaciones por accidentes o por muerte en el desempeño del trabajo. Para cumplir con este papel doctrinario se efectuaban en sus salones conferencias y cursos, sobresaliendo de entre quienes realizaban esta labor Antonio Díaz Soto y Gama, Lázaro Gutiérrez de Lara, Adolfo Santibáñez, Santiago R. de la Vega, Rafael Pérez Taylor, José Santos Chocano e Isidro Fabela. La COM fue el único grupo obrero con representación nacional que dominó el movimiento laboral en México de 1912 a 1918 y organizó una oleada de huelgas, paros y manifestaciones. Por acción de la COM muchas mutualidades, uniones y demás agrupaciones se transformarían en verdaderos sindicatos.[32]

En diciembre de 1912, John Kenneth Turner regresa al país para escribir sobre el México post-porfirista y, aunque no está claro si Lázaro le ayudó, seguramente tuvo contacto con él cuando participaba en la COM, como lo tuvo con muchos de los anarquistas y socialistas que se habían refugiado en California y ahora estaban de nuevo en el país.

DE NUEVO EN LOS ÁNGELES

Todo parece indicar que Lázaro en diciembre de 1912 partió a Los Ángeles y en enero de 1913 ya había iniciado con sus acostumbradas conferencias, ya que el 12 de enero imparte una con el tema: “La Revolución en México; su causa será su resultado” en un foro abierto de socialistas cristianos que se llevó a cabo en el en Blanchard Hall.[33]

Ya no regresa a la Ciudad de México, pues solo unas semanas después, el 9 de febrero, sucede el golpe de estado o cuartelazo de Victoriano Huerta contra Madero y el ambiente político no era adecuado para los discursos y el lenguaje que acostumbraba Gutiérrez de Lara, por lo que permaneció en Los Ángeles.

EN SONORA

A principios de agosto, cuando los Constitucionalistas ya se había apoderado de la mayor parte de Sonora, decide ir como periodista a ese estado. Cuando se encontraba en tránsito para Sonora es entrevistado en San Diego por la revista The Day Book comentando que se dirigía al frente de guerra en Guaymas, pues la ciudad estaba sitiada por el Ejército Constitucionalista del Noroeste a cargo de Álvaro Obregón. Su objetivo era obtener material periodístico sobre el estado de la guerra en Sonora y la situación socio-económica de los campesinos y combatientes. Para finales de ese mes en la misma revista se publica un texto enviado por él y narraba:[34]

“Guaymas, México, 31 de agosto.

La prominencia que se da al aspecto político de la lucha en México y el interés centrado en la personalidad de los diversos supuestos líderes de la contienda, tiende a distraer la atención de las masas en los Estados Unidos del verdadero problema de la revolución. ¿Cree usted que el pueblo mexicano está sacrificando su vida para colocar a cierto hombre en la silla presidencial para que los gobierne con la ‘mano de hierro’ del viejo Porfirio? Lo hicieron, para su gran pesar, hace dos años cuando eligieron por unanimidad a Madero para ese puesto envidiable. Su traición a la confianza depositada en él fue el medio de abrir los ojos a los peones que bajo el régimen del hombre en quien tenían tanta fe, todavía sufrían la misma miseria y hambre de siempre del gobierno de Díaz. El pueblo resintió el asesinato de Madero, pero no fue por eso que tomaron las armas para respaldar al partido constitucionalista; sino que a través de este respaldo harán realidad las aspiraciones del pueblo común, es decir, poseer una vez más la tierra que les había sido tan despiadadamente arrebatada a ellos o a sus antepasados. No fue ‘otra revolución’ con el pueblo, sino la misma vieja cuestión de ‘tierras, tierras para el pueblo’, que les enseñó el Padre Hidalgo hace más de cien años.

Sonora es uno de los estados más ricos de la República Mexicana y allí la revolución está mejor organizada. Las ruedas del gobierno y las instituciones sociales de la civilización actual están funcionando suavemente y con precisión y regularidad como si no se estuviera produciendo uno de los cambios más radicales y revolucionarios que conoce la sociedad actual, es decir, el cambio de propiedad de la tierra.

En Sonora, como en el resto de México, prevalece la forma feudal de propiedad de la tierra, y desde que tuvo lugar la última revuelta contra el golpe de estado militar, la solución de este problema de la tierra se ha resuelto por la fuerza natural de las circunstancias.

Nueve mil combatientes constitucionalistas controlan el estado de Sonora, y el pueblo está con ellos. Naturalmente, los barones de la tierra eran de una opinión diferente, y al ser pocos en número y no estar dispuestos a luchar por sí mismos ni siquiera en las filas federales, se refugiaron en los Estados Unidos, abandonando con pesar sus tierras y riquezas agrícolas detrás de ellos; con las cosechas en plena madurez.

Durante la ‘revolución de Madero’, los combatientes de las filas subsistían en gran parte de carne. Tan grande era la reverencia casi inherente por la propiedad feudal de la tierra que no se atrevieron a tomar el grano almacenado en abundancia en los depósitos del barón ausente hasta que algunos líderes más sabios y más intrépidos les enseñaron que el grano les pertenecía por derecho. ¿No labraron la tierra, sembraron la semilla y cultivaron las cosechas?

En dos años el pueblo ha crecido, se ha vuelto más sabio y ha tomado las riendas de la situación. No ha vacilado en recoger las cosechas y utilizarlas para el apoyo de su rebelión agraria. El gobierno se ha visto obligado a actuar de acuerdo con este movimiento y la legislatura estatal promulgó una ley en la que los terratenientes que voluntariamente abandonaron el estado y descuidaron su deber económico de cuidar sus tierras y cosechas fueron privados del beneficio de estas últimas, confiscándose las tierras en favor de la comunidad.

La ley vino a legalizar los hechos ya realizados de la revolución, y hoy las cosechas del mejor trigo del mundo, con miles de toneladas de garbanzos cosechados en el delta del río Yaqui y enviados a los mercados de España, han dado de sobra, no sólo para el apoyo de los nueve mil combatientes revolucionarios, sino para los hombres, mujeres y niños trabajadores de estas tierras, junto con las familias de los revolucionarios ausentes. En un futuro próximo, estas ricas y antiguas haciendas serán repartidas entre el pueblo, según el programa de la revolución. Los grandes terratenientes permanecerán en los Estados Unidos, donde les va mejor. Si regresan, tendrán que enfrentarse a los actuales propietarios, cada uno con un fusil en la mano. Esta rica y hermosa Sonora será el primer estado de México en establecer la tan esperada y gloriosa y libre democracia agraria mexicana. Entonces habrá paz en México.

Desde diciembre de 1911, Felipe, el hermano de Lázaro, se había convertido en regidor del Ayuntamiento de la Ciudad de México durante el régimen de Madero y, desde el golpe de estado en febrero, Huerta se dedicó a perseguir a todos los funcionarios electos por voto popular durante ese periodo, Felipe no fue la excepción y estaba en una larga “lista de la muerte”. Después de estar escondido logra huir por barco para Los Ángeles a donde llega a mediados de noviembre de 1913 y se hospeda en casa de su hermano.[35]

Mientras tanto, Lázaro se encontraba en Hermosillo y se movía al frente de guerra para obtener información de primera mano, a la vez que escribía el libro "El Pueblo Mexicano: Su lucha por la libertad", que realizó con colaboración de Edgcomb Plnchon, el libro se publicó a finales de abril de 1914 y se mencionó en muchos periódicos de Estados Unidos por varios meses y pronto fue un referente en las bibliotecas sobre la historia de México.[36] Por ciento coincidiendo con una etapa de gran tensión en la política mexicana. A manera de colofón del libro, Lázaro agrega un documento al que denomina: Un despacho desde el frente, fechado en Hermosillo, donde narra la situación del estado y otros lugares:[37]

“Hermosillo, Sonora, diciembre de 1913.

En el momento de escribir estas líneas, los estados de Sonora, Chihuahua, Sinaloa, San Luis Potosí, Morelos y Puebla, y la mayor parte de los estados de Guerrero, Michoacán y Durango, están bajo el control total de los constitucionalistas. En estas vastas zonas, las fuerzas federales han sido aniquiladas o se han vuelto impotentes, y los peones están por fin en plena posesión de la tierra.

Esta devolución de la tierra al pueblo ha surgido irresistiblemente —y se podría decir, mecánicamente— de las necesidades del caso, y a menudo contra la voluntad e interés de los líderes más reaccionarios que se han impuesto a la Revolución. A medida que las fuerzas constitucionalistas avanzaban de distrito en distrito, los terratenientes huían ante ellas, dejando florecientes propiedades y cosechas sin cosechar sin dueño y sin protección.

El gobierno revolucionario, necesitado de provisiones y fondos, se vio obligado a confiscar estas tierras y sus cosechas para el mantenimiento de la campaña y el sustento del pueblo. Los peones, conscientes de repente de su condición de desposeídos, recogieron voluntariamente las cosechas y volvieron a sembrar la tierra en nombre de sus hermanos del campo. Y, habiendo hecho esto, se consideran hoy los dueños de estas tierras y están dispuestos a defender su propiedad, fusil en mano.

Con el progreso de la Revolución y la recuperación de las tierras, ha surgido entre los peones una clara conciencia de clase que cada día se hace más definida y agresiva; y esta actitud clarificada de los peones hacia sus propias necesidades y sus propios poderes es garantía suficiente de que, cualesquiera que sean las acciones de sus líderes, ellos mismos nunca se desviarán de su propósito central: la democratización de la tierra.”

En Hermosillo, a la vez que escribía su libro, también redactaba artículos para algunos periódicos sobre el tema de la repartición de tierras, la revolución agraria y sus pensamientos de cómo debía llevarse a cabo para hacer justicia a los antiguos dueños de las tierras que ahora estaban en manos de los grandes terratenientes del país. A mediados de abril publicaba el documento siguiente:[38]

“Por L. Gutiérrez De Lara.

En la actual agitación revolucionaria en México, cuando el repiqueteo de los fusiles y el estruendo de la artillería en el campo de batalla, la abominable pero necesaria ejecución de prisioneros, la deportación de los enemigos de ambas facciones y las complicaciones internacionales atraen nuestra atención, el verdadero problema de la lucha es en gran parte pasado por alto o ignorado; pero, a pesar de esto, el problema revolucionario está, paso a paso, lenta pero firmemente, dominando a México. Nos referimos a la solución del problema agrario, la verdadera y única causa de la actual contienda.

En una comunicación anterior escribimos sobre la confiscación por parte del gobierno revolucionario de las tierras de los grandes terratenientes en Sonora.

Esto se llevó a cabo hace unos ocho meses. Mientras tanto, los revolucionarios que controlaban la parte norte del estado de Tamaulipas llevaron a cabo esta misma cuestión de la manera más clara, enviando ingenieros civiles a ese distrito para dividir las grandes haciendas en pequeñas granjas de unos 10 acres cada una, y dar a los antiguos peones títulos documentales de estas pequeñas granjas. En consecuencia, en los últimos seis meses han aparecido cientos de pequeñas granjas donde antes tres o cuatro terratenientes monopolizaban la tierra.

No fue hasta que la revolución logró expulsar por completo a los grandes terratenientes del estado de Chihuahua que las fuerzas militares pudieron emprender la realización de la democratización de la tierra y, hace unas tres semanas, el gobierno militar, mediante un proclamador oficial, dio a cada cabeza de familia, hombre o mujer, residente actualmente en el estado, el derecho a poseer una pequeña granja de unos 20 acres, una parte de la cual es tierra bien irrigada y el resto tierra de pastoreo, para el mantenimiento del ganado y las ovejas necesarias para el sustento de la familia.

También hace unas dos semanas, en el estado de Durango, el gobierno revolucionario proclamó que ningún extranjero podría comprar tierras en ese estado. Este decreto es consecuencia de la necesidad de impedir que los antiguos terratenientes transfirieran su propiedad a súbditos extranjeros, lo que haría que sus diversos gobiernos hicieran reclamaciones internacionales para la protección de los intereses, indirectamente, de los terratenientes mexicanos que habían llevado a la nación a la actual agitación. Esta tierra ya está siendo trabajada por el peón, ahora un pequeño propietario, y tan pronto como los revolucionarios se fortalezcan y tengan el control completo, esta democratización de la tierra seguirá automáticamente.

Un hecho muy interesante que prueba cómo esta cuestión está dominando la conciencia del pueblo es que incluso aquellos que se oponen a ella y luchan hasta el límite contra su aplicación, se han visto obligados a tomar este problema en consideración para su solución. Sinceramente o no, se han convertido en sus garantes. En su mensaje, pronunciado el primero de este mes, Huerta dice que el Departamento de Agricultura está preparando leyes que regulen la distribución de 230.000 kilómetros cuadrados de tierras del gobierno; agrega que su gobierno va a convertir en propietarios de tierras en México a todos sus ciudadanos, así como a los extranjeros de buenas intenciones. Esto es sólo un cebo para atrapar al pueblo, un vano intento de engañar a los revolucionarios, pero muestra la fuerza apremiante de la cuestión de la revolución: una democracia agraria mexicana.”

DE REGRESO EN CALIFORNIA

Para junio, seguía en Los Ángeles dando conferencias y declaraciones a la prensa sobre las causas y formas de terminar con la revolución constitucionalista, decía que no terminaría hasta que la tierra fuera regresada a sus dueños originales y éstos pudieran trabajarla libremente; además decía que la intervención de los Estados Unidos solo alargaría la lucha interna sin resolver los problemas originales del levantamiento del pueblo.[39]

Por esos días, también, había sido invitado a dar conferencias sobre socialismo en las escuelas públicas, sin embargo, cuando quiso de nuevo dar una conferencia le fue prohibido por los miembros del Buró de Educación, afirmando enfáticamente que la norma contra las discusiones religiosas prohibía esos temas en las escuelas públicas.[40]

Lázaro seguiría dando sus conferencias e interviniendo en todo aquello que consideraba un abuso contra los mexicanos en los Estados Unidos. A mediados de agosto una banda de cuatreros formados por mexicanos, robaron unos caballos en el poblado de Ray, Az fueron perseguidos y hubo muertos, a Gutiérrez de Lara le llegó la noticia distorsionada por la prensa informando que eran mujeres y niños los perseguidos por unos disturbios callejeros, motivo por el que envió un telegrama al Gobernador Hunt de ese estado en los términos siguientes:[41]

"Los Ángeles, 20 de agosto de 1914.

"Gobernador Hunt,

"Phoenix, Arizona.

"Un despacho de prensa trae noticias de la persecución de hombres, mujeres y niños mexicanos inocentes en Ray. Los residentes estadounidenses atacaron a la población mexicana pacífica en sus hogares, matándolos y llevándolos a las colinas en busca de refugio, donde se amenaza con una masacre. Protestamos contra tal salvajismo y le solicitamos encarecidamente que utilice su autoridad para detenerlo.

Por los nombres de la colonia mexicana de Los Ángeles.

"L. GUTIERREZ DE LARA."

En respuesta, el gobernador envió el siguiente mensaje tranquilizador:

"Phoenix, 21 de agosto de 1914.

Sr. L. Gutiérrez De Lara,

Los Ángeles, California.

"Los avisos recibidos aquí indican que los problemas en Ray surgieron de actos ilegales por parte de mexicanos individuales. No se ha presentado ninguna prueba de persecución de familias inocentes. Sin embargo, solicito a las autoridades competentes una declaración oficial de las condiciones y, si se confirma cualquier acusación de persecución, se adoptarán medidas de protección.

GEO. W. P. HUNT,

Gobernador."

Para entonces Victoriano Huerta había sido derrotado y había renunciado a la presidencia el 15 de julio y poco más de un mes después, Venustiano Carranza entra triunfante a la Ciudad de México el 20 de agosto y, a nombre del Cabildo, el Dr. Felipe Gutiérrez de Lara le entrega las llaves de la ciudad en una emotiva ceremonia.[42] Un mes después, el hermano de Lázaro sería nombrado por Carranza Director del Hospital Militar.[43]

Mientras tanto, Lázaro seguía publicando sus artículos sobre la situación de la tierra y de los campesinos en México. Uno de esos documentos fue publicado en la revista Farm and Fireside del 26 de septiembre de 1914 editada en Sprinfield, Ohio. El artículo fue replicado en algunos periódicos. Su libro, así como este relato, muestran cuán íntimamente había estado ligado con el problema de los agricultores mexicanos, así narraba:[44]

“LO QUE QUIEREN LOS AGRICULTORES MEXICANOS

La revolución proviene del peón, el que está más vitalmente interesado en la posesión de la tierra que él y sus antepasados han estado cultivando durante muchos años para sus amos.

Hemos estado escuchando hablar mucho de la clase de los peones en México a causa de la revolución. Tal vez sea natural que caigamos en la idea errónea de que todos los pobres de ese país pertenecen a esa clase. Además del peón, existe el otro trabajador explotado: el que trabaja en las minas, las fábricas, en los ferrocarriles y el artesano de la ciudad. Pero las filas de la revolución no están formadas por estos últimos.

Ahora sabemos cuál ha sido el pasado del peón: miseria, hambre, esclavitud y humillación. ¿Qué futuro se forjará después de que termine el período destructivo de la presente revolución? Para predecirlo, debemos entender cómo se ha comportado el pequeño agricultor mexicano. En primer lugar, debemos tener en cuenta la profunda pasión de los labradores mexicanos por la tierra. Los he visto —personas robustas, puritanas, honestas, que soportan todas las dificultades de la vida con tremenda fuerza de resistencia, que soportan con resignación la pérdida de sus seres queridos— llorar como niños cuando los han desalojado de su pequeña parcela de tierra. Esta gran pasión del agricultor mexicano, o peón, se manifiesta a veces de una manera extraña. Lo he visto postrado en la tierra casi inmóvil durante horas y horas, rascando el suelo con los dedos. Cuando le pregunté sobre su peculiar comportamiento, me contó su esfuerzo por analizar el suelo de acuerdo con sus limitados conocimientos, con el propósito de aprovechar al máximo la composición del suelo. ¡Hombres de tanta ambición e inteligencia! ¿Qué podemos esperar de ellos cuando el Departamento de Agricultura se reorganice con el único propósito de ayudar al agricultor en su esfuerzo por hacer que la madre tierra produzca?

¡Hambruna en una tierra de abundancia!

Aunque el peón se ha visto obstaculizado en el pasado por la falta de herramientas modernas y de conocimientos científicos, ha aprovechado cada centímetro de terreno para hacerlo productivo. Hoy, donde existe el pequeño agricultor, encontramos la más deliciosa variedad de verduras y frutas. Él tiene el clima, la fertilidad del suelo y, hasta cierto punto, el agua y, sí, la inteligencia. Ahora, denle la oportunidad y vean con qué abundancia se abastecerán los mercados con los más deliciosos tomates, las grandes cebollas blancas, el maíz dulce, las judías verdes, los garbanzos y todas las demás verduras apreciadas.

Hace treinta y cinco años había en México alrededor de un millón de pequeños agricultores y, a pesar de la falta de sistemas de irrigación en ese entonces, no hay registro de una hambruna de cereales en el país. Es muy significativo que desde principios de los últimos veinticinco años, y coincidiendo con el despojo del pequeño agricultor bajo el gobierno de Díaz, empezaron a aparecer periódicamente hambrunas de cereales todos los años, y se fueron haciendo cada vez más agudas hasta que en el último decenio se intensificaron tanto que produjeron gran sufrimiento entre los pobres de todo el país. El Gobierno, ignorando la causa real de estas hambrunas (que era la falta de cultivo de las tierras debido al establecimiento del latifundismo), se esforzó por remediar la falta de cosechas mediante la importación de maíz de los Estados Unidos. ¡Y México es esencialmente un país productor de maíz!

Además del trabajo en estas tierras productoras de hortalizas (cultivo intensivo), tenemos cultivos extensivos en el sur, o tierras cálidas. La producción es mayor y más rica, pero las cosechas son más difíciles de cultivar a causa del intenso calor.

L. Gutiérrez de Lara.”

Lázaro Gutiérrez de Lara c1914 (Foto: Farm and Fireside 26/09/1914).

Pronto vendrían problemas para Carranza con la Convención de Aguascalientes a donde asistió como delegado Felipe y, al ser nombrado Eulalio Gutiérrez como presidente interino, junto con Álvaro Obregón, fue uno de los comisionados para informarle a Carranza la decisión tomada y convencerlo de que abandonara el poder, a lo que Carranza se negó.[45] En diciembre también sería comisionado para hablar con Antonio I. Villarreal para entonces gobernador de Nuevo León, sobre el acuerdo de la convención de quitarle a Villa el poder autoritario que ostentaba, pues ya tenía en su haber la muerte de al menos cinco delegados de la Convención.[46] Finalmente la Convención se disolvió sin resolver este caso y muchos otros y de nuevo vinieron los problemas para todo el país, pues Eulalio Gutiérrez, en los meses que duró en el poder, nunca pudo darle dirección al país, pues la actitud de Carranza y de Villa no le permitieron gobernar, lo que trajo mucha incertidumbre y riesgos para los convencionistas de los diferentes bandos, principalmente para los carrancistas.

Para finales de enero el Dr. Felipe Gutiérrez de Lara estaba desaparecido, en México nadie sabía dónde se encontraba, después trascendió que se encontraba refugiado en San Antonio, Texas.[47] Huye debido a la persecución que estaba haciendo la gente de Villa sobre los delegados de la convención ligados a Carranza. Regresa a México después de la muerte de Lázaro en 1918 involucrándose en la política en el norte del país hasta después de 1932.[48]

EN TEXAS Y ARIZONA

Como lo suyo eran las conferencias y discursos, para finales de marzo se encontraba en San Antonio ofreciendo una conferencia sobre ‘Los Principios del Arte’ en el Auditorio de la Biblioteca Carnegie donde los espectadores quedaron muy complacidos.[49] Unos días después, dio un discurso político en el salón de actos del mercado público de la ciudad, en apoyo a la candidatura para alcalde por el Partido Socialista de A. M. Howard, donde destacó a los obreros la importancia de unirse contra el oficialismo y los ricos.[50]

No se sabe cuánto tiempo permaneció Lázaro en Texas, ni cuando regresó a Los Ángeles ya que pasó algunos meses muy discretos en un ir venir al estado de Arizona preparando una gran huelga.

Resulta que después de las mejoras en el mercado del cobre a principios de ese año, los gerentes de las tres compañías que operaban en el distrito de Clifton-Morenci adoptaron una escala móvil de salarios sobre el precio de venta mensual promedio del cobre. Esta escala dio a los empleados salarios más altos que los que habían recibido anteriormente a los precios correspondientes del metal. La satisfacción reinó entre los empleados hasta la llegada ese verano de agitadores y organizadores pagados de la Western Federation of Miners (WFM). Llegaron sin invitación, en lo que se refería a una solicitud de cualquier grupo representativo de los mineros del distrito.[51]

Durante junio, julio y agosto un agente secreto de la WFM preparó el terreno para su irrupción en el campo minero. Esto se logró cuando Guy E. Miller, miembro de la junta ejecutiva de la Federación, un mestizo mexicano llamado Tribolet y un italiano que se hacía llamar Goggen abrieron sedes de campaña. Fueron seguidos por George Powell, un organizador; Charles H. Moyer, presidente de la Federación Occidental; Tanko Terzieh, Lázaro Gutiérrez De Lara y otros. Este grupo de agitadores finalmente ganó audiencia con los mineros prometiéndoles el aseguramiento de mayores aumentos salariales. Los administradores de las minas, conscientes de los problemas inminentes, convocaron a comités de sus antiguos empleados para reunirse, comités que los mismos trabajadores elegirían de entre los distintos departamentos de la mina. Estos comités, seleccionados sin ninguna influencia de la compañía, se reunieron con los tres administradores de las minas en Clifton el 28 de agosto. Se les dijo que no habría posibilidad de que se afiliaran a la WFM; que las compañías reafirmaban su política de aumentar los salarios cuando las condiciones lo justificaran. Los aumentos de los que disfrutaban los trabajadores en el pasado se verían ampliados en el futuro, pero esos cambios no se podrían organizar mientras prevaleciera la agitación existente de la WFM y mientras los agitadores y organizadores permanecieran en el distrito.[52]

A pesar de lo previsto por las empresas del Distrito, unos cinco mil mineros solicitando aumento de salarios y el reconocimiento del sindicato inició una huelga el días 11 de septiembre en las empresas Arizona Copper Co., Ltd, Shannon Copper Co. y Detroit Copper Mining Co., por orden del organizador Guy Miller.[53] En ese momento, los trabajadores anglosajones ganaban aproximadamente 2.80 dólares al día y los mexicanos 2.39 dólares. A los mexicanos se les prohibía, por lo general, ascender a los empleos mejor remunerados.

Gutiérrez de Lara llegaría tres días después de iniciada la huelga y en cuanto se bajó del tren pronunció un discurso sobre el derecho a huelga, de la tiranía del capital y la distribución de la riqueza, después seguiría con el sindicalismo y la necesidad de formar una unión de mineros. Participaría como parte de WFM como organizador y representando a los muchos trabajadores mexicanos de las minas del distrito, acompañando siempre a Miller y Moyer, este último presidente de la WFM. De hecho desde que llegó habían estado haciendo reuniones públicas y los principales oradores eran Guy y Lázaro, como el mitin que hicieron el día 23 de septiembre,[54] previo a la llegada del Gobernador George Wylie Paul Hunt, quien por cierto, siempre se había manifestado a favor del movimiento obrero organizado, veía con buenos ojos a los mexicanos y pronto se hizo amigo de Lázaro.

Mineros del distrito Clifton-Morenci en 1915 (Foto: de la red)

El gobernador Hunt llegó el martes 28 de septiembre e inmediatamente se reunió con los gerentes de las empresas mineras y después estuvo recibiendo personalmente a los obreros para escuchar sus quejas y puntos de vista, actividad que hizo durante ese día y el siguiente. Ese miércoles por la tarde Miller anunció una reunión masiva que se llevó a cabo el jueves 30 a las cinco de la tarde en Library Plaza de Clifton, donde el gobernador dio un discurso en inglés a los obreros y Lázaro la hizo de traductor para los obreros mexicanos.[55]

Al concluir el gobernador, hubo un aplauso prolongado y fue felicitado por líderes prominentes y simpatizantes que rodeaban el auto adornado. Lázaro sucedió al gobernador traduciendo al español sus comentarios y fue interrumpido con frecuencia con aplausos y gritos de “bien dicho”. El gobernador se acomodó en el auto durante los comentarios de Lázaro y con frecuencia sonrió entre dientes al escuchar la traducción de sus palabras.[56]

George W. P. Hunt, Gobernador de Arizona 1912-1917 (Foto: Arizona Memory Project)

No faltó quien criticara la actuación de Lázaro durante la huelga, como había sido contratado por la WFM como un organizador de la huelga, no lo bajaban de agitador profesional, radical y otros adjetivos similares, incluso, a más de un mes de iniciada la huelga, una persona hizo una fuerte declaración a los medios contra él y la actuación del gobierno de Arizona, dijo:[57]

"Es sólo una farsa, no sólo una farsa, sino un plan de parte de los políticos, desde el funcionario de menor rango del condado hasta el gobernador y el fiscal general, para hacer votos para otro mandato pretendiendo ser amigos de los trabajadores. El gobernador Hunt y Wiley Jones vinieron de Phoenix para actuar como árbitros y en lugar de hacer una sola cosa por el bien público, se levantaron y pronunciaron discursos ante el sindicato, diciéndoles que estaban con él y que se mantuvieran firmes, y toda esa basura, y el gobernador le dio una palmadita en la espalda a Lázaro Gutiérrez de Lara por hacer un discurso socialista a los mexicanos desde el auto del gobernador. Lara es el peor tipo posible de socialista que predica a la comunidad de todo, y está recibiendo un gran pago de la Federación por fomentar problemas y mentirles a los mexicanos de la manera más escandalosa.”

Para mediados de enero de 1916, los mineros de Clifton, Morenci y Metcalf, renunciaron a la WFM y se unieron al Comité de Ciudadanos de Clifton, a través del cual, para entonces, se estaban haciendo todas las negociaciones con los gerentes de las minas. Por lo tanto, Lázaro ya no representaba a la WFM y, junto con John L. Donnelley, decían ahora representar a la Arizona State Federation of Labor (ASFL), formando una coalición con los trabajadores españoles, quienes eran los más radicales entre los mineros del distrito.[58] Desde que los huelguistas de los tres campos renunciaron a la WFM el sentimiento hacia esa organización no fue amistoso; esto se debió a que los representantes de esa organización hicieron promesas muy altas de ayuda económica durante la huelga, promesas que no se cumplieron y, como resultado, hubo un sufrimiento real en toda la población de la zona de huelga y esto hizo muy desgastante el proceso, la lucha fue muy tediosa y costosa para todos los obreros involucrados.

Después de muchos discursos en las plazas públicas, negociaciones con los gerentes de la empresas, reuniones con el gobernador en la capital del estado y viajes a los pueblos mineros vecinos para arengar a los obreros para que apoyaran la huelga de Clifton-Morenci, realizados por Moyer, Miller y Gutiérrez de Lara, la huelga se prolongó hasta el 4 de febrero de 1916, con un triunfo a medias para los mineros, ya que el resultado fue un aumento significativo de los salarios y el reconocimiento de un “comité permanente de quejas”; sin embargo el sindicato no fue aprobado, una de las demandas más impulsadas por la WFM y Lázaro.

En California constantemente seguía dando sus conferencias sobre sindicalismo, historia de México, la revolución y hasta de arte, generalmente promovidas por el Partido Socialista al que pertenecían él y su esposa.

Todavía en 1916, Lázaro viajaba constantemente al estado de Arizona buscando promover el sindicalismo y afiliar a todos los mineros de ese estado a la ASFL. A la vez que daba sus conferencias, como la que dio el 31 de mayo promocionada por la Central Labor Council en la Plaza Militar con el tema de la situación industrial y obrera.[59]

Para septiembre se encontraba haciendo campaña política en Arizona para la re-elección a la gubernatura de Hunt por el Partido Demócrata, pero como siempre, Lázaro no podía estar fuera de la polémica, ya que a la vez que se hacía campaña por el gobernador, también hacía promoción para la aprobación de una ley contra la venta del whisky; pero resulta que los productores de esa bebida patrocinaban económicamente la campaña de Hunt, por lo que Gutiérrez de Lara y otros líderes sociales, como Mother Jones, quedaran atrapados en esa polémica.[60] Para esto, se había unido a la política del estado a través del Club Non-Partisan de Tucson, una organización no partidista, pero era donde se proponían los puestos públicos a nivel local.[61]

Después de la derrota e impugnaciones en las elecciones de noviembre del gobernador Hunt para reelegirse, Lázaro regresa a Los Ángeles donde sigue en lo que mejor sabía hacer, y cuando él no estaba dando las conferencias, estaba en el presidio como invitado especial.[62]

EL OCASO

Para Gutiérrez de Lara 1917 fue un año muy discreto, casi no se supo nada de él, en la prensa no se le menciona, solo hasta diciembre aparece dando una conferencia "El futuro del movimiento social en el continente occidental" en el Socialist Hall de Los Ángeles.[63] Durante la mayor parte de ese año mantuvo un perfil bajo probablemente porque se encontraba preparando un viaje a Sonora, pero como ya había sido amenazado por los carrancistas no podía regresar libremente al país por lo que tenía que hacerlo clandestinamente. El motivo de su viaje no está muy claro, por una parte se dice que venía a participar en la organización de sindicatos ya que próximamente se abrirían varias minas en Sonora; pero por otra parte, se decía que venía a involucrarse en el alzamiento de los yaquis que le estaban causando muchos problemas al gobierno de Plutarco Elías Calles. Es muy probable que haya estado de acuerdo con Juan G. Cabral, un revolucionario sonorense expulsado del país por Carranza en julio de 1916 y, desde inicios de 1918, estuvo pasando armas de contrabando cerca de El Sásabe, una frontera ubicada al poniente de Nogales y al norte de Sáric, para iniciar un levantamiento contra los carrancistas donde estaban involucrados los yaquis con quienes ya había platicado Cabral.[64]

De hecho, el 2 de enero de 1918 Plutarco Elías Calles, involucrado en una guerra contra los yaquis, había enviado un telegrama a Carranza informándole que la situación en Sonora había empeorado a tal grado que se estaba volviendo muy preocupante:[65]

“Según partes que he estado rindiendo a la Secretaría de Guerra considero de absoluta necesidad en los actuales momentos declarar el estado de sitio en Sonora suspendiendo garantías individuales, sin esta medida la situación se hará difícil”.

A principios de enero de 1918 Lázaro abandona Los Ángeles con rumbo a Arizona, por cierto sede del movimiento de Cabral. Lázaro desaparece y prácticamente desde que salió de California su familia le perdió la pista. Había iniciado su camino a la frontera, probablemente desde Tucson, en compañía de un enigmático colega ruso, cruzando el desierto de Altar rumbo a Sáric, Distrito de Altar. La siguiente narrativa la publica el periódico La Prensa de San Antonio, Texas del 02 de marzo de 1918 e informa que al cruzar la frontera cerca de El Sásabe los esperaba un guía mexicano y se fueron por el camino principal sin pretender pasar desapercibidos y, el guía dice, que comentó a los que lo vieron, que:[66]

“Iba a visitar a sus hermanos obreros de Sonora para trabajar a su favor, a fin de remediar los males que los aquejaban desde hacía tiempo, como consecuencia de la situación por la que atraviesa el Estado.”

Caminaron unos 35 kilómetros hasta llegar a las inmediaciones de Sáric y Lázaro dijo:

“Iremos hasta el pueblo y allí descansaremos, para continuar después nuestra marcha”.

Y el guía le contestó:

“No llegue señor, porque hay una guarnición del gobierno y lo aprehenden y lo fusilan.”

Lázaro contesto:

“Y por qué me han de fusilar? Esos hombres son revolucionarios que han luchado en favor del pueblo, y yo voy precisamente a ver por mis hermanos, para ayudarles a poner término a sus sufrimientos.”

Respondió el guía:

“Usted confía mucho, señor, y no debe hacer eso. No conoce a aquella gente. Si llega lo aprehenden y los fusilan.”

Insistió Lázaro en que habrían de llegar a Sáric. El guía ante la resolución del socialista, le dijo:

“Usted me dispensará, pero yo no llego, nomás hasta aquí lo acompaño; si otra vez le son útiles mis servicios, dispuesto estoy a servirle.”

El guía los abandonó y Lázaro lo dejo ir, en vista del temor mostrado por aquel hombre. Acompañado del ruso se presentó en el pueblo y pidió alojamiento en una casa del pueblo. El jefe de la guarnición, el teniente coronel Ángel Camargo, fue avisado de que en el pueblo se encontraban dos hombres desconocidos y sospechosos. Ordenó su arresto y Lázaro y el ruso fueron llevados a su presencia. Gutiérrez de Lara le dijo quién era y a que había ido a Sonora. El jefe de la guarnición recogió toda la declaración y procedió a revisar los documentos que llevaba en su bolsa, al parecer propaganda socialista. Después ordenó que fueran llevados al cuartel y dijo:

“Voy a dar cuenta al general Calles de que los tengo presos; sí el me lo ordena, los pongo en inmediata libertad.”

El jefe de la guarnición telegrafió a Calles a Hermosillo, dándole detallada cuenta de la aprehensión de Lázaro y el ruso. Otro día el jefe de la guarnición recibe un frío y lacónico mensaje firmado por Plutarco Elías Calles:

“Proceda a ejecutarlos inmediatamente.”

El teniente coronel Camargo mandó sacar del cuartel a los prisioneros y ordenó que se cumplieran las órdenes telegráficas del Gobernador y Comandante Militar del estado de Sonora. Como siempre sucedía en estos casos, se hace el fusilamiento sin juicio previo y con total impunidad. Calles el mismo día de la aprehensión envía un telegrama a Carranza informándole:[67]

“Hónrome participar a usted que hoy fue aprehendido por el teniente coronel Camargo el famoso agitador Lázaro Gutiérrez de Lara al pretender entrar a Sonora por distrito de Altar. Ya ordené fuera pasado inmediatamente por las armas. Respetuosamente. El jefe de las Operaciones Militares”.

Inmediatamente comenzaron a circular rumores de su muerte, pero fue el periódico El Tucsonense del 26 de enero, quien publicó por primera vez la noticia de su fallecimiento informando que fue fusilado por fuerzas carrancistas en Sáric, aunque todavía sin confirmación oficial.[68]

Muchos amigos sindicalistas de Gutiérrez de Lara enviaron cartas al Gobernador Hunt, quien había asumido de nuevo la gubernatura en septiembre de 1917 después de la impugnación de las elecciones. De igual manera, la esposa de Lázaro hizo llegar alarmantes cartas al gobernador de Arizona solicitando información. Hunt también recibió una carta de Felipe, el hermano de Lázaro, quien por entonces seguía refugiado en San Antonio. Ante la nutrida correspondencia y porque Lázaro también era su amigo, Hunt envió una nota al ejecutivo de Sonora solicitando información. La respuesta oficial llegó el día 5 o 6 de febrero,[69] al parecer, de uno de los subordinados de Calles con un escueto y frío mensaje sin mencionar las causas de la muerte:[70]

“De Lara fue ejecutado cuando cruzaba el distrito de Altar. El general de Lasa le envía a usted un amable saludo de parte del general P. Elías Calles”.

Una fotografía de Lázaro Gutiérrez de Lara joven, fue proporcionada por su hermano Felipe al periódico La Prensa en San Antonio, Tx. para su publicación con motivo de su muerte (Foto: La Prensa, Marzo 02, 1918).

Según la esposa del Lic. Rafael Trujillo de Los Ángeles, quien se encontraba en Sáric el día de la ejecución, vio cuando Lázaro marchaba escoltado hacia el cementerio. Ella lo siguió y cubrió su cadáver con un paño blanco. Este relato fue obtenido a través de Ethel D. Turner, la esposa de John Kenneth Turner, muchos años después de la muerte de Gutiérrez de Lara.[71]

Dos meses y medio después de la muerte de Lázaro, al parecer, un funcionario del gobierno de Sonora que quiso quedar anónimo, dio una entrevista el día 1 de abril en San Francisco, California, a un periódico de San Antonio, Texas, al respecto de su ejecución dijo:[72]

¿Puede usted darme algunos datos sobre la muerte de Lázaro Gutiérrez de Lara?

—Ya los dieron todos.

—Pero hay una parte obscura, la que se refiere a los motivos que Elías Calles para ordenar que el socialista fuera pasado por las armas. Nadie sabe lo que movió al general carrancista, pues como usted no ignora, Gutiérrez de Lara era revolucionario y muy amigo de algunos generales carrancistas.

—¿Pregunta usted los motivos que tuvo Calles para matarlo?

—Sí.

—Pues Calles no tuvo ningún interés en que Lázaro Gutiérrez de Lara desapareciera.

—¿Quién, entonces?

—Don Venustiano.

—¿Por odios personales?

—No, por sistema.

—Pues cada vez entiendo menos.

—Voy a contarle a usted con detalles el asunto, que bien vale la pena. ¿Recuerda usted una vieja leyenda sobre los anarquistas y Don Porfirio Díaz?

—No la recuerdo.

—Es ésta. Dicen que Don Porfirio Díaz, gran conocedor de México, de los mexicanos, guardaba un sentimiento de aversión hacia los anarquistas tan profundo, que aseguraba que ellos iban a ser la ruina de su patria.

—Qué curioso.

—Vea usted. Tanto era el odio que tenía por los anarquistas el gran presidente de México, que cuando sabía que uno llegaba a playas mexicanas….

—¿Lo mandaba fusilar?

—No. Pasaba una cosa bien curiosa con ellos: los cónsules de México comunicaban que haba salido de un país extranjero, con rumbo a México, un anarquista. Se recibía el informe en la Secretaría de Relaciones, y se le trasmitía a la de Gobernación. Esta lo pasaba a otras autoridades.

—¿Y se aprehendía con cualquier pretexto al anarquista?

—No haba necesidad: el anarquista, al llegar a México, se suicidaba.

—Bah, hombre!

—Si señor: muchos anarquistas se colgaron de un árbol en Veracruz, y no pocos en Mazatlán.

--En realidad......

—Se decía que el General Díaz los mandaba colgar, sí, pero esto probablemente no pasó de ser una conseja.[73] Pero una conseja que hirió la mente de muchos de sus  partidarios. Y bien ahora Lázaro Gutiérrez de Lara fue muerto por aquella conseja.

—No entiendo.

—Gutiérrez de Lara era más que un revolucionario, un anarquista. Es verdad que vivía tranquilamente en Estados Unidos pero también es cierto que procuraba salvar a México por medios violentos, anárquicos. Para decirlo de una vez.

—¿Y esto lo sabía Carranza?

—Carranza ha dado a sus más íntimos generales la orden de fusilar a todos los anarquistas que tengan a mano. Esta orden se ha trasmitido especialmente a los de la frontera y a la de los puertos, que son en general la gente más adicta al señor Carranza. Y bien, cumpliendo esta orden, Calles fusiló a Gutiérrez de Lara y al anarquista ruso que lo acompañaba.

—¿Tiene usted datos sobre el particular?

—Sí. Yo estaba en la oficina donde se encontraba Calles cuando recibió el telegrama en que se le comunicaba que un ruso "acompañado de otro anarquista" haba sido capturado. La orden de Calles fue categórica: “Pásenlos por las armas". Como usted comprende, ni tratándose de un enemigo personal hubiera procedido Calles así, y menos, pongamos por caso, de un jefe enemigo: quiso cumplir una orden de Carranza seguro de que no tendrá la menor responsabilidad ante el gobierno del centro, eso fue todo.

De cualquier manera, nos dijo para terminar nuestro entrevistado, el señor Carranza es un mal discípulo de don Porfirio, pues aunque suponiendo que el general Díaz tomara medidas enérgicas para impedir que llegaran al pueblo mexicano doctrinas que envenenaran su mente, también tenía que concederse que el general Díaz nunca predico doctrinas anárquicas, ni siquiera en la época de campaña revolucionaria. Carranza ha querido apagar un incendio, y ha arrojado a la hoguera todo el fuego que ha podido, para, después, asustarse de la obra. Ya verá cómo Gutiérrez de Lara no es la última víctima.

Sin importar el motivo de su viaje, era un momento muy peligroso el que Lázaro eligió para trasladarse a Sonora. Por una parte Estados Unidos había endurecido la vigilancia para impedir que cruzaran la frontera individuos que podían causar problemas; además, había reconocido al gobierno de Carranza, las relaciones estaban en buenos términos y era menos tolerante a la actividad política de individuos tan imprevisibles como Lázaro. Cuando cruzó la frontera, Sonora estaba pasando por momentos muy difíciles: Calles sin tropas suficientes combatía contra una rebelión de los yaquis y hacía todo lo posible por evitar una ruptura de su alianza con los sindicatos locales, por eso, conociendo los antecedentes de Lázaro, no dudó en ordenar su ejecución.

Lázaro Gutiérrez de Lara fue hecho prisionero el 17 de enero de 1918, ejecutado el 18 en el cementerio de Sáric y enterrado allí mismo; como toda su vida, su muerte fue muy controversial, vivió con muchos claroscuros: fue acusado de traicionar a los líderes obreros de Cananea en 1906; fue el único líder liberal-socialista que salió de una cárcel porfirista sin juicio y al parecer su salida fue gestionada en la capital del país; él mismo declaró que fue espía del porfirismo y que previamente se había reunido con funcionarios de ese régimen en 1906 y 1907; fue llamado traidor por Ricardo Flores Magón por unirse a la revolución maderista y por traicionar a los líderes anarquistas de Cd. Juárez en 1911; se comportó de una manera muy cobarde durante el ataque a Casas Grandes, se solicitó consejo de guerra en su contra y fue despedido de las filas revolucionarias; atacaba a las compañías mineras y él era vice-presidente de una en 1906 y desde entonces se dijo que le gustaba mucho el dinero y que hacía colectas y recibía dinero de los obreros para fines personales; a ciencia cierta no se sabe a qué iba a Sonora y murió porque, a pesar de las advertencias, pecó de inocente y prácticamente se entregó a las fuerzas carrancistas; finalmente, su esposa Hattie Shea de Gutiérrez de Lara, después de su muerte quemó toda la documentación y papeles de su archivo personal ¿que la motivó? difícil saberlo, pero sin duda, tomar esa decisión fue muy complicado para la esposa de un pensador y luchador social, como lo ha registrado la mayor parte de la historia.

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