CUITACA 1912: Exploración
Minera.
El sábado 9 de noviembre de
1912, cuando el tren de Nogales (el primero del ferrocarril a Cananea desde que
Campa quemó los puentes) llegó al gran campo de cobre, un caballero con mirada de
águila y rasgos aquilinos se colocó en un punto estratégico en la plataforma de
la estación, inspeccionando de cerca las caras de todos los americanos que
bajaban del vagón y caminaban hacia la plataforma.
Un pasajero deteniéndose
cuando llegó frente a él, le preguntó:
-¿Usted es Mr. Sanders?
-Sí -fue la respuesta.
-Bueno, yo soy el hombre que
esperas.
-¿Es usted Mr. Bird?
- Sí. ¿Cuándo empezamos?
-¿Qué tan pronto estará
listo?
-Tan pronto como pueda comer.
-¿Cómo quieres ir, con una carreta
de mulas o a caballo?
-¿Cuál es el camino más
corto?
-Son cuarenta y cinco millas
alrededor de las montañas de Cananea en carreta, dieciocho a través de las
montañas a caballo.
-A ensillar!!
-Bien. Estaré listo antes de
que puedas “picarte los dientes”.
Y lo estaba. Cuando salí del
comedor del hotel con un palillo en los dientes, Mr. Sanders montando un
caballo y jalando otro estaba en la puerta. Sólo necesité unos minutos para atar
mi saco a la silla y montar, y en menos de cuarenta minutos después de que el
tren se detuviera en la estación, cabalgábamos por las calles que conducían al
borde oeste de la ciudad, y muy pronto estábamos en el sendero que conducía a
Puertecitos, el paso bajo entre las montañas de Cananea y La Mariquita. El
sendero nos llevó en dirección noroeste, dejando a nuestra derecha la mina La Catalina
de la Calumet & Sonora Mining Company, equipada con un polipasto que, a
juzgar por el humo que salía de su chimenea, estaba trabajando constantemente.
Más lejos, a lo largo del estrecho camino que conducía a la mina de
Puertecitos, que estaba sobre la montaña, arriba de nosotros y a nuestra
izquierda, por encima del sendero que seguíamos, y a su término, estaba la mina
misma, una de las mayores y más productivas del gran grupo de minas de cobre
operadas por la Cananea Consolidated Copper Company.
Poco después de que pasamos la
mina, cruzamos el parteaguas y entramos en el largo sendero empinado por el
lado oeste del puerto, cuyo sendero se dice que fue alguna vez camino de
carretas, aunque lo dudo porque un equipo de veinte mulas habría tenido gran
trabajo para arrastrar una carreta vacía por allí. Probablemente el desgaste de
las pezuñas de generaciones de animales de carga utilizados en el tráfico a
través de las montañas ha dejado muchos senderos, que con la erosión y el
tiempo se han fusionado en la aparición de un camino ancho pero desgraciadamente
muy dañado. Cuando llegamos a la parte alta del cañón mi compañero me dijo que allí
se ramificaba el sendero, uno iba a través de la cresta a nuestra izquierda y
que era mucho más corto, pero que como nunca había viajado por él, y ya que la
noche se acercaba rápidamente, consideraba mejor tomar el camino más largo por
el cañón porque era más despejado, y luego subir por el arroyo hasta el Rancho
Cuitaca, que era nuestro destino. Así que trotamos por el cañón, disfrutando de
la tranquilidad de la noche, de la frescura del aire y de los colores
cambiantes en el cielo occidental, mientras el rojo globo del sol se hundía
detrás de las cumbres redondas del Cerro Jorota, y uno por uno los esplendores
enjoyados de la noche emergieron mientras el día moría. La más conspicua en el
magnífico espectáculo que se extendía ante nuestros encantados ojos era la
constelación de Ophiuchus, particularmente su brillante estrella Aquila, la
compañera por un tiempo de Venus, "Reina de la Noche", la Afrodita de
los griegos, cuya suave y refulgente luz irradiaba el mismo espíritu de gracia
y belleza, y se pregunta por qué los antiguos asociaban toda esa hermosura y
esplendor con la influencia maléfica atribuida a esa invocación en la "Oda
a Afrodita", de Sappho de Lesbos:
“Oh!, Afrodita; hermosa hija de Zeus,
Mantente cerca de mí, pero no demasiado,
No me agobies con tristeza sobre dolor,
Para
que mi espíritu no se rompa.”
Plano
de las rutas aproximadas hacía Cuitaca a principios del Siglo XX.
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A medida que las dos estrellas descendían hacia la línea del cielo, y se encontraban en el contorno redondeado de los dos altos montículos que forman la cumbre del Cerro Jorota, crecieron en brillo y esplendor, y por un momento descansaron sobre el convexo contorno de la cumbre hinchada y luego, al pasar por el cañón, se perdieron detrás de la montaña, y la fascinante visión desapareció. Era una vista digna para montar a caballo por millas y para ver, cuyo recuerdo vivirá durante mucho tiempo en mi memoria.
Poco después llegamos al
valle del río Cuitaca, cambiando de dirección del noroeste al sureste, y
seguimos ese atractivo valle de dos o tres millas al Rancho Cuitaca, una de las
propiedades de la Cananea Cattle Company, a cargo de Sr. Jesús Pesqueira de Nogales,
que nos dio la bienvenida y, con su encantadora esposa, extendió la más cordial
hospitalidad. Era bastante tarde, pero en muy poco tiempo la señora sirvió una
cena generosa, siendo el platillo principal un delicioso filete de novillo de
un año. Poco después de despachar cada uno un trozo de carne "tan grande
como la oreja de una mula", con pan y papas en abundancia, café ad libitum (a placer), y varios vasos
grandes de leche fresca, allí pasamos la noche y me perdí de todo lo que me
rodeaba, durmiendo continuamente hasta que la luz del siguiente día rompió en
la ventana.
Para el desayuno había más
de la deliciosa carne con otros acompañamientos, y estábamos listos para el
trabajo del día en el Cerro Jorota, donde hay un par de propiedades mineras que
habíamos venido a ver. Subiendo por la ladera disfrutamos de una hermosa vista
del valle del río Cuitaca, un estrecho valle que no supera una milla de ancho y
yace al pie del Cerro Jorota, a lo lejos las ondulantes colinas del otro lado
se elevan hacia las montañas de Cananea, el arroyo, un estrecho canal de solo
unos cuantos metros de ancho con poca agua que tortuoso baja por el profundo
arroyo cortado por las inundaciones, que en su temporada lo llenan hasta sus
riberas. Entre el arroyo y las colinas del este hay muchas extensiones de
tierras buenas y llanas, algunas de ellas de varios cientos de hectáreas de
extensión, susceptibles de cultivarse, en algunas de las cuales había cosechas
de maíz y sorgo para forraje, habían producido abundantemente sin riego y
estaban en la época de la cosecha. El maíz había sido pelado y puesto en
grandes pilas en los campos, de donde serán transportados al granero en la casa,
y el sorgo se había cortado tierno, curado y apilado, haciendo un muy suculento
y nutritivo forraje del que los caballos y el ganado son muy aficionados. El
maíz cultivado era de la variedad “pedernal blanco” en su mayoría, mazorcas
notablemente grandes en circunferencia y de buena longitud con granos muy
grandes y duros.
En las colinas y en algunos
lugares del valle, hay muchos encinos de buen tamaño, donde el suelo de alrededor
está literalmente sembrado de bellotas caídas, haciéndolo buen terreno para la
alimentación de una manada de cerdos. Ya que nos encontramos en la cena, nos
sirvieron grandes trozos de deliciosa carne de cerdo alimentado con bellota que
habría encantado los sentidos de un sibarita. Y en las colinas, qué sitios para
los huertos de durazno y manzano!!
Esta región se encuentra en la
misma franja que se muestra en un mapa hidrográfico publicado hace muchos años
por el Instituto Smithsoniano, que se extiende en dirección noroeste desde el
extremo sur de las montañas de Cananea, a través de Arizona hasta las cercanías
de Prescott y es de unos sesenta kilómetros en ancho, donde la precipitación
anual supera los veinte pulgadas, abarcando la región de Elgin y San Rafael en
el condado de Santa Cruz, las regiones de San Pedro y Huachuca en el condado de
Cochise, Santa Catalina en Pima, Riverside y Ray en Pinal y Walnut Grove en el
condado de Yavapai.
Arriba en el Jorota tuvimos
un día ajetreado. Ninguno de nosotros había visitado antes el terreno que
debíamos examinar, aunque mi compañero, que había estado en Cuitaca hace algún
tiempo atrás, tenía una idea de dónde buscarlo. Poco tiempo después encontramos
la línea este de los monumentos en uno de los denuncios y algunos de los
monumentos en los extremos norte y sur, había una distancia de unos dos
kilómetros entre ellos, y fue una escalada difícil en algunos lugares para
llegar a la parte baja. Encontramos también los trabajos de una de las
propiedades, las cuales inspeccionamos y medimos. Encontramos también varios
buenos y fuertes bordes de alumbramientos minerales. Poco después del mediodía
nuestra agua se acabó y Sanders propuso bajar al río y conseguir un nuevo
suministro. No habíamos ido muy lejos cuando me di cuenta de que si bajaba al
arroyo perdería buena parte del resto del día para completar el trabajo, así
que le sugerí que fuera al río solo y trajera agua para mí también, mientras
seguía la búsqueda de la otra propiedad, sugerencia que fue aceptada. Eran
entre las tres y las cuatro de la tarde cuando Sanders se unió a mí de nuevo en
el extremo norte del denuncio que habíamos encontrado temprano en la mañana. A
medida que se acercaba la oscuridad abandonamos la búsqueda del otro denuncio y
volvimos al rancho. A la mañana siguiente encontramos que habíamos estado en el
extremo norte de la propiedad que no pudimos encontrar, pero los monumentos
estaban tan ocultos por el crecimiento de hierba que no habíamos encontrado a
ninguno de ellos. En la mesa de la cena, Jesús Pesqueira describió el trazado
de la tierra y de su descripción concluí que tal era el caso. Así que lo comprometí
para que nos mostrara temprano en la mañana siguiente, antes del desayuno.
Nuestro largo vagabundeo
sobre las colinas y en los escarpados cañones sin comer nada al mediodía, nos
había provocado un apetito voraz, y el cerdo y el postre de maíz con que nos agasajaban
era como un nuevo periódico en un pueblo rural: ellos "llenaron una larga
necesidad sentida".
Antes del amanecer de la
mañana siguiente, nos levantamos y ensillamos para ir a buscar la otra mina,
Jesús Pesqueira dirigiendo el camino montando una mula negra que subía los
senderos empinados con una rapidez que era sorprendente. Al cabo de unas cuatro
millas, estábamos en el fondo de un cañón profundo, atravesado por una ancha
cornisa, en la cual hay un túnel de unos 300 pies de largo, pero debido a un
derrumbe no pudimos recorrer toda la distancia. Justo debajo, a unos cientos de
metros de este cañón, fuimos a desembocar a otro valle cruzado por un buen
camino de carretas, por el que se llegaba a la estación Martínez del
ferrocarril Nogales-Cananea, que estaba a sólo cinco leguas; y en
funcionamiento en la propiedad Martínez; Sería probablemente, la estación
utilizada por la empresa. Desde el rancho de Cuitaca en el lado este del Cerro
Jorota, Estación Martínez está a unas seis leguas de distancia y Nogales se alcanza fácilmente en un día de
viaje.
Después de hacer la
inspección y la medición volvimos al rancho, adonde llegamos alrededor de las
ocho, con mucho apetito por la cabalgata matutina; y le hicimos justicia al
cerdo.
Cuando bajamos por el
sendero desde la montaña, Pesqueira había notado que un par de hombres se
acercaban a una larga distancia por el valle. Llegando a la casa, sacó unos
binoculares que giró en su dirección y anunció que seguían en dirección al
rancho y que estaban armados. Vi que estaba un poco inquieto, y mientras
estábamos comiendo el desayuno fue a la puerta varias veces con los binoculares.
Parecía detenerse entre dos opiniones: si eran revoltosos u hombres en una
misión pacífica, observé que su esposa también era algo aprensiva. En el
momento en que habíamos terminado la comida, los desconocidos se acercaban a la
casa, con su identidad aún indeterminada. Decidí que eran revoltosos o
bandidos, que podrían robar al dueño el poco dinero que tenía. Así que me
apresuré a pagar a Pesqueira por nuestras comidas, alojamiento y alimentación
de caballos durante los dos días y noches que habíamos pernoctado. Con esa
transferencia del dinero fui sumamente indiferente al robo. La factura fue
pagada. Si me hubieran robado antes no tendría para pagar lo que se debía de
alojamiento.
Pero nuestras aprensiones
eran infundadas. Los hombres eran un vaquero y un fuereño de Puertecitos, donde
trabajaban en la mina, y habían estado cazando venados, sin ningún éxito, sin
embargo; traían dinero para pagar su desayuno. Así que toda la aprensión fue
removida en cuanto a su identidad. De todos modos, abracé la creencia de que al
pagar mi cuenta antes de su llegada había hecho una cosa linda. Si hubiesen
salido bandidos, se habían inclinado por el robo. Debería haber estado un punto
por delante en el juego.
Con nuestro desayuno terminado
no quedaba más que ir a Cananea, lugar al que debía llegar a tiempo para coger
el tren a Nogales a las 2 de la tarde. Tomamos la ruta más corta que fue
mencionada cuando veníamos hacia acá el sábado por la noche. Por una larga
distancia hasta un cerco que seguimos desde la casa del rancho cruzamos un
tramo grande de la tierra más fina para un huerto nunca que he visto. Y más adelante
nuestro sendero serpenteaba alrededor de las estribaciones en un hermoso bosque
de robles robustos. Dispersos sobre las colinas había muchas cabezas de ganado,
muchas de ellas de pura raza, toros Hereford importados y todos de buena gradación.
Se alimentaban en silencio en la hierba que les llegaba hasta el vientre, y
todos eran tan gordos que les parecía un disgusto moverse. Cuando uno
reflexionaba sobre esos animales gordos, todos estaban listos para los
carniceros, valían mucho dinero, era una satisfacción mirarlos. Un novillo
gordo vale ahora treinta dólares y veinte de un año de edad. Así que, mirando
en una dirección vi media docena de novillos finos pastando, y pensé: "Hay $180 de pie
alrededor", mientras que más allá había $150, y pasando la colina, rumbo
al agua, había una hilera de reses con un valor de $500. En el transcurso de un
par de horas pasaron por nuestros ojos muchos miles de dólares en valores
animados, todos propiedad de la Cananea Cattle Company.
El sendero que seguimos nos
mantuvo más arriba de Puertecitos que en el que viajamos el sábado por la
tarde, pero nos llevó a la mina Puertecitos. De allí continuamos por la vieja
carretera que se construyó para llegar a esa mina desde Cananea antes de que se
construyera el ferrocarril de la mina, a unos dos kilómetros de la carretera
por la que habíamos dejado la ciudad, que era la única parte de nuestra ruta
que habíamos recorrido dos veces. Llegamos al hotel sólo una hora antes de que
el tren rumbo Nogales partiera; y no hubo ninguna dificultad en conseguir otra
buena comida y tomar el tren; poniendo fin a un laborioso viaje.
Allen T. Bird, el minero que
había inspeccionado las dos concesiones mineras del Cerro Jorota, diez días
después, fechado en Nogales, Arizona el 21 de noviembre de 1912, enviaba el
informe de la visita realizada y decía así:
Mr.
Frank P. Jackson
Secretario
y Gerente General
Victor
Mining Company
Columbus, Ohio.
Estimado señor:
Conforme a su solicitud he
hecho una inspección de las propiedades mineras de Victor y Guerrero, en el
estado de Sonora, México, y ahora presento el siguiente informe como resultado
de mi investigación y las conclusiones que he sacado:
Ubicación
Las propiedades están
situadas cerca de la línea oriental del distrito de Magdalena, en el estado de
Sonora, y en línea directa están a una docena de millas hacia el oeste de
Cananea, el famoso campo minero de cobre, algunas de las cuales están a pocos kilómetros
de distancia. Por senderos, cruzando el puerto de Puertecitos, entre las
montañas de Cananea y Mariquita, la distancia de Cananea es de unas dieciocho
millas. Por camino de carretas la distancia es de unos 45 millas, la ruta se siguió
pasando alrededor del extremo sur de las montañas de Cananea. Desde Martínez,
una estación en el ferrocarril Nogales-Cananea, a unas veinticinco millas de
distancia de Nogales hay un camino de carretas de unas quince millas de largo,
conduce a unos pocos cientos de metros de la explotación de la mina de
Guerrero. Otra vía, un poco más larga, lleva de la estación de Martínez a la
Ruta de Cuitaca, en el lado este del Cerro Jorota, que está a unas dieciocho
millas del ferrocarril y a dos millas de los trabajos de la mina Victor. Con la
compañía operando en una escala de cualquier magnitud Martínez sería el punto
de ferrocarril para el campamento.
Las
Propiedades
Se encuentran en el Cerro
Jorota, una elevación prominente en el extremo norte de las montañas de Sioux,
una cordillera paralela a la Sierra de
Cananea ubicada al oeste, y están a una milla de distancia. La veta en
la mina Victor sigue la cumbre de la cordillera de Jorota, a una altitud de
entre 5.000 y 6.000 pies, y se remonta fácilmente dos millas o más, gran parte
de su longitud está dentro del terreno de Victor, que abarca treinta y dos
pertenencias de buen terreno minero. La mina Guerrero se encuentra en las
estribaciones del Cerro Jorota al este de la Mina Victor a una distancia de
cerca de una milla, y en ese derecho hay quince pertenencias. (Una pertenencia,
la unidad en México para la medición del terreno minero, es igual a una
hectárea, igual a 2.47 acres. Estas propiedades de la empresa Victor Mining
Company incluyen aproximadamente 650 acres de terreno).
Formación
La roca en la región es
generalmente andesita, uno de los pórfidos que tiene una intrusión de granito
situada entre las dos propiedades. A través de cada propiedad se extiende una
ancha y bien curvada veta, de veinte a veinticinco pies de largo, muy
mineralizada, con un poco de mineral en los trabajos, y todo indica de que con
un desarrollo económico y sistemático se descubrirían valiosos cuerpos de
mineral. Toda la región circundante está muy mineralizada, el gran campo de
cobre que se extiende hacia el este, las montañas de Santa Cruz hacia el oeste que
es el asiento de un gran desarrollo y las montañas de la Patagonia, justo al
otro lado de la frontera internacional en Arizona, en el noroeste se presenta
un fenomenal desarrollo en varias propiedades, principalmente las propiedades
de Word’s Fair y R. R. R. En ninguno de ellos se presenta una mejor superficie
que en las minas Victor y Guerrero.
En el lado oriental del
terreno Guerrero, mi colaborador en el trabajo, el señor George W. Sanders y yo
encontramos una fina veta de unos seis metros de ancho que contiene toda
evidencia de tener valores en plata, le enviaremos muestras que tomamos de los afloramientos.
Creemos que la empresa debe ocupar esa área e incluir el terreno en su esquema
de desarrollo.
Los
Trabajos
Entre las dos propiedades no
hay mucho desarrollo, conjuntamente entre las dos presentan no más de mil pies.
En la mina Guerrero hay un túnel con un pozo
de cerca de veinte pies de profundidad y unos 130 pies desde la entrada. En
este pozo el suelo había cedido desde arriba de tal manera que no había paso y consecuentemente
no pudimos seguir el túnel más adentro. En ese punto la veta es cortada por un
cañón profundo, y el trabajo sigue en la colina al sur, la entrada está por
encima del fondo del cañón suficiente para hacer un buen vertedero. La veta
tiene unos veinte pies de ancho, bien definida y altamente mineralizada, contiene
fierro en la superficie y en el túnel, con indicadores de cobre buenos y
fuertes. Es una veta de fisura, las paredes están bien definidas. La colina o
la montaña a través de la cual corre sube abruptamente hacia el sur, y el
correr del túnel hacia la colina daría una profundidad de varios cientos de
pies dentro de una corta distancia. Con los indicadores actuales hay
probabilidad que el seguimiento del trabajo en ese punto desarrollaría un cuerpo
de mineral valioso. A través del cañón, cerca de cincuenta yardas más allá del
túnel, la veta está expuesta a poca distancia antes de ser cortada en la colina
del norte. Un túnel corto se ha excavado a través de la veta en ese lugar,
mostrando su tipo, con indicadores de cobre. El túnel principal descrito está
en el lugar adecuado para trabajar en el terreno de la mina Guerrero, y el dinero
gastado allí probablemente sería una buena inversión.
Terrenos
de Mina Victor
Hay trabajos sobre el extremo
oriental, cerca de un tercio al norte de la esquina sureste de la propiedad. En
ese punto se ha excavado un túnel de unos 176 pies de longitud. Está cerca de
la parte alta de un cañón que se eleva hacia el Cerro Jorota desde el río
Cuitaca al este, y verticalmente está a varios cientos de pies debajo de los afloramientos
de la veta antes mencionada, pero el trabajo está a unos 1,000 pies hacia el
este y es muy evidente que sobre una bajada que viene de la veta en la colina.
El túnel descrito entra en la colina en un ángulo muy ligero desde la línea
este de la propiedad, a una distancia de 112 pies tiene un giro hacia el oeste,
y sigue unos sesenta y cuatro pies más allá. En la parte del túnel ubicada más allá
de la vuelta se han excavado varios cruceros, tres a la derecha y otro a la
izquierda. El más largo es de unos 40 pies de longitud, con un pozo en el
extremo de unos seis metros de profundidad. En ese mismo trabajo hay un alto
que penetra unos 40 pies sobre el nivel del túnel. Otro de los desvíos
mencionados es de unos 30 pies de largo y otro de 15 pies. Todos estos están a
la izquierda, frente a la desviación de 30 pies, está el cuarto, una desviación
de unos 15 pies de largo. De todos estos lugares hasta donde se ha extendido el
túnel y sus ramificaciones, se han tomado muestras de algún mineral, y hay restos
de mineral visible en el suelo, como también ocurre en otro trabajo a unos 100
pies verticalmente arriba, un poco más atrás, por la pendiente de la colina. Es
un gran tajo abierto de unos 20 pies de ancho y 25 pies de profundidad. Al
final de este tajo abierto una pendiente baja unos 20 pies, en el fondo un pozo
vertical de aproximadamente seis pies de profundidad. A la derecha de la
entrada de la pendiente hay una cámara de unos 18 pies de largo, 12 pies de
alto y 10 pies de ancho, conectada con la pendiente por una abertura. En todo
ese trabajo las características que se muestran son las mismas que en los
trabajos siguientes: una roca porfídica blanda, con racimos de carbonato de
cobre verde. En el vertedero inferior hay un pequeño montón de mineral con esta
descripción, que no excede de una tonelada.
Trabajos
en Mina Víctor
No está en el lugar, pero es
una parte de arriba de la veta principal varios cientos de pies y 1,000 pies
hacia el oeste. Al bajar la veta, el mineral se abrió paso entre el pórfido,
haciendo el suelo suave y fácil de trabajar que se ha seguido con pérdida de
tiempo y dinero. El trabajo debería haber sido hecho donde está la veta y la
misma cantidad de dinero que se ha gastado en la plataforma puesta en un pozo
en la veta, en la cima de la cresta, habría dado resultados, es la opinión de Mr.
Sanders y mía. Esa veta es fuerte, bien definida y sigue el curso de la columna
vertebral de la cresta, que es bastante recta. Desde el punto en la parte más
baja de la cresta, es donde el pozo debe ser excavado a una profundidad de 500
pies, con una galería que corra hacia el norte, sería un trabajo de considerable
profundidad con una buena oportunidad para encontrar un cuerpo de valioso mineral.
Recomendaciones
De lo anterior se puede
discernir con facilidad que la recomendación tanto del Sr. Sanders como mía, es
que en el terreno de la mina Víctor el trabajo realizado ya no tiene ningún
valor y el terreno debe ser explorado sobre la veta, donde un buen pozo de
trabajo debe ser excavado y de esa forma seguir la veta. Sobre la mina Guerrero
el túnel está en buen terreno, y debe ser continuarse y extenderse. Hay madera disponible
para todos los propósitos y el agua es abundante. Con la inversión económica en
las líneas indicadas hay altas probabilidades de desarrollar buenas minas en
ambas propiedades. El terreno adyacente al este y hacia el extremo norte de la
mina Víctor debe ser denunciado, al igual que el trabajo realizado en la veta
de plata mencionada.
Respetuosamente
Allen
T. Bird.
Nogales,
Arizona a 21 de noviembre de 1912.
El relato de este viaje fue
publicado en el periódico The Oasis de fechas 16 y 23 de noviembre de 1912
editado en Nogales, Arizona y nos ilustra como se exploraba en esa época, como
se vivía en los ranchos, sus temores, sus comidas. También nos muestra como los
americanos no cejaban en la búsqueda de minas que explotar, aun en plena
revolución, lo que nos indica que a los líderes revolucionarios, muchos de
ellos empresarios, les convenía seguir impulsando la apertura de empresas con
capitales extranjeros, principalmente americanos, porque eso significaba
entrada de dinero, vía impuestos y concesiones, a las exhaustas arcas estatales,
que después de más de un año del triunfo de la revolución maderista, la
economía estatal no lograba salir de la crisis en la que estaba sumida y hacía
falta dinero para mantener una burocracia en ascenso y un ejército que
garantizara la paz en el estado.