jueves, 5 de octubre de 2017

CUITACA 1912: Exploración Minera.
Gustavo A. Moreno Martínez moremar@prodigy.net.mx


El sábado 9 de noviembre de 1912, cuando el tren de Nogales (el primero del ferrocarril a Cananea desde que Campa quemó los puentes) llegó al gran campo de cobre, un caballero con mirada de águila y rasgos aquilinos se colocó en un punto estratégico en la plataforma de la estación, inspeccionando de cerca las caras de todos los americanos que bajaban del vagón y caminaban hacia la plataforma.

Un pasajero deteniéndose cuando llegó frente a él, le preguntó:

-¿Usted es Mr. Sanders?

-Sí -fue la respuesta.

-Bueno, yo soy el hombre que esperas.

-¿Es usted Mr. Bird?

- Sí. ¿Cuándo empezamos?

-¿Qué tan pronto estará listo?

-Tan pronto como pueda comer.

-¿Cómo quieres ir, con una carreta de mulas o a caballo?

-¿Cuál es el camino más corto?

-Son cuarenta y cinco millas alrededor de las montañas de Cananea en carreta, dieciocho a través de las montañas a caballo.

-A ensillar!!

-Bien. Estaré listo antes de que puedas “picarte los dientes”.

Y lo estaba. Cuando salí del comedor del hotel con un palillo en los dientes, Mr. Sanders montando un caballo y jalando otro estaba en la puerta. Sólo necesité unos minutos para atar mi saco a la silla y montar, y en menos de cuarenta minutos después de que el tren se detuviera en la estación, cabalgábamos por las calles que conducían al borde oeste de la ciudad, y muy pronto estábamos en el sendero que conducía a Puertecitos, el paso bajo entre las montañas de Cananea y La Mariquita. El sendero nos llevó en dirección noroeste, dejando a nuestra derecha la mina La Catalina de la Calumet & Sonora Mining Company, equipada con un polipasto que, a juzgar por el humo que salía de su chimenea, estaba trabajando constantemente. Más lejos, a lo largo del estrecho camino que conducía a la mina de Puertecitos, que estaba sobre la montaña, arriba de nosotros y a nuestra izquierda, por encima del sendero que seguíamos, y a su término, estaba la mina misma, una de las mayores y más productivas del gran grupo de minas de cobre operadas por la Cananea Consolidated Copper Company.

Poco después de que pasamos la mina, cruzamos el parteaguas y entramos en el largo sendero empinado por el lado oeste del puerto, cuyo sendero se dice que fue alguna vez camino de carretas, aunque lo dudo porque un equipo de veinte mulas habría tenido gran trabajo para arrastrar una carreta vacía por allí. Probablemente el desgaste de las pezuñas de generaciones de animales de carga utilizados en el tráfico a través de las montañas ha dejado muchos senderos, que con la erosión y el tiempo se han fusionado en la aparición de un camino ancho pero desgraciadamente muy dañado. Cuando llegamos a la parte alta del cañón mi compañero me dijo que allí se ramificaba el sendero, uno iba a través de la cresta a nuestra izquierda y que era mucho más corto, pero que como nunca había viajado por él, y ya que la noche se acercaba rápidamente, consideraba mejor tomar el camino más largo por el cañón porque era más despejado, y luego subir por el arroyo hasta el Rancho Cuitaca, que era nuestro destino. Así que trotamos por el cañón, disfrutando de la tranquilidad de la noche, de la frescura del aire y de los colores cambiantes en el cielo occidental, mientras el rojo globo del sol se hundía detrás de las cumbres redondas del Cerro Jorota, y uno por uno los esplendores enjoyados de la noche emergieron mientras el día moría. La más conspicua en el magnífico espectáculo que se extendía ante nuestros encantados ojos era la constelación de Ophiuchus, particularmente su brillante estrella Aquila, la compañera por un tiempo de Venus, "Reina de la Noche", la Afrodita de los griegos, cuya suave y refulgente luz irradiaba el mismo espíritu de gracia y belleza, y se pregunta por qué los antiguos asociaban toda esa hermosura y esplendor con la influencia maléfica atribuida a esa invocación en la "Oda a Afrodita", de Sappho de Lesbos:

“Oh!, Afrodita; hermosa hija de Zeus,
Mantente cerca de mí, pero no demasiado,
No me agobies con tristeza sobre dolor,
Para que mi espíritu no se rompa.”

Plano de las rutas aproximadas hacía Cuitaca a principios del Siglo XX.

A medida que las dos estrellas descendían hacia la línea del cielo, y se encontraban en el contorno redondeado de los dos altos montículos que forman la cumbre del Cerro Jorota, crecieron en brillo y esplendor, y por un momento descansaron sobre el convexo contorno de la cumbre hinchada y luego, al pasar por el cañón, se perdieron detrás de la montaña, y la fascinante visión desapareció. Era una vista digna para montar a caballo por millas y para ver, cuyo recuerdo vivirá durante mucho tiempo en mi memoria.

Poco después llegamos al valle del río Cuitaca, cambiando de dirección del noroeste al sureste, y seguimos ese atractivo valle de dos o tres millas al Rancho Cuitaca, una de las propiedades de la Cananea Cattle Company, a cargo de Sr. Jesús Pesqueira de Nogales, que nos dio la bienvenida y, con su encantadora esposa, extendió la más cordial hospitalidad. Era bastante tarde, pero en muy poco tiempo la señora sirvió una cena generosa, siendo el platillo principal un delicioso filete de novillo de un año. Poco después de despachar cada uno un trozo de carne "tan grande como la oreja de una mula", con pan y papas en abundancia, café ad libitum (a placer), y varios vasos grandes de leche fresca, allí pasamos la noche y me perdí de todo lo que me rodeaba, durmiendo continuamente hasta que la luz del siguiente día rompió en la ventana.

Para el desayuno había más de la deliciosa carne con otros acompañamientos, y estábamos listos para el trabajo del día en el Cerro Jorota, donde hay un par de propiedades mineras que habíamos venido a ver. Subiendo por la ladera disfrutamos de una hermosa vista del valle del río Cuitaca, un estrecho valle que no supera una milla de ancho y yace al pie del Cerro Jorota, a lo lejos las ondulantes colinas del otro lado se elevan hacia las montañas de Cananea, el arroyo, un estrecho canal de solo unos cuantos metros de ancho con poca agua que tortuoso baja por el profundo arroyo cortado por las inundaciones, que en su temporada lo llenan hasta sus riberas. Entre el arroyo y las colinas del este hay muchas extensiones de tierras buenas y llanas, algunas de ellas de varios cientos de hectáreas de extensión, susceptibles de cultivarse, en algunas de las cuales había cosechas de maíz y sorgo para forraje, habían producido abundantemente sin riego y estaban en la época de la cosecha. El maíz había sido pelado y puesto en grandes pilas en los campos, de donde serán transportados al granero en la casa, y el sorgo se había cortado tierno, curado y apilado, haciendo un muy suculento y nutritivo forraje del que los caballos y el ganado son muy aficionados. El maíz cultivado era de la variedad “pedernal blanco” en su mayoría, mazorcas notablemente grandes en circunferencia y de buena longitud con granos muy grandes y duros.

En las colinas y en algunos lugares del valle, hay muchos encinos de buen tamaño, donde el suelo de alrededor está literalmente sembrado de bellotas caídas, haciéndolo buen terreno para la alimentación de una manada de cerdos. Ya que nos encontramos en la cena, nos sirvieron grandes trozos de deliciosa carne de cerdo alimentado con bellota que habría encantado los sentidos de un sibarita. Y en las colinas, qué sitios para los huertos de durazno y manzano!!

Esta región se encuentra en la misma franja que se muestra en un mapa hidrográfico publicado hace muchos años por el Instituto Smithsoniano, que se extiende en dirección noroeste desde el extremo sur de las montañas de Cananea, a través de Arizona hasta las cercanías de Prescott y es de unos sesenta kilómetros en ancho, donde la precipitación anual supera los veinte pulgadas, abarcando la región de Elgin y San Rafael en el condado de Santa Cruz, las regiones de San Pedro y Huachuca en el condado de Cochise, Santa Catalina en Pima, Riverside y Ray en Pinal y Walnut Grove en el condado de Yavapai.

Arriba en el Jorota tuvimos un día ajetreado. Ninguno de nosotros había visitado antes el terreno que debíamos examinar, aunque mi compañero, que había estado en Cuitaca hace algún tiempo atrás, tenía una idea de dónde buscarlo. Poco tiempo después encontramos la línea este de los monumentos en uno de los denuncios y algunos de los monumentos en los extremos norte y sur, había una distancia de unos dos kilómetros entre ellos, y fue una escalada difícil en algunos lugares para llegar a la parte baja. Encontramos también los trabajos de una de las propiedades, las cuales inspeccionamos y medimos. Encontramos también varios buenos y fuertes bordes de alumbramientos minerales. Poco después del mediodía nuestra agua se acabó y Sanders propuso bajar al río y conseguir un nuevo suministro. No habíamos ido muy lejos cuando me di cuenta de que si bajaba al arroyo perdería buena parte del resto del día para completar el trabajo, así que le sugerí que fuera al río solo y trajera agua para mí también, mientras seguía la búsqueda de la otra propiedad, sugerencia que fue aceptada. Eran entre las tres y las cuatro de la tarde cuando Sanders se unió a mí de nuevo en el extremo norte del denuncio que habíamos encontrado temprano en la mañana. A medida que se acercaba la oscuridad abandonamos la búsqueda del otro denuncio y volvimos al rancho. A la mañana siguiente encontramos que habíamos estado en el extremo norte de la propiedad que no pudimos encontrar, pero los monumentos estaban tan ocultos por el crecimiento de hierba que no habíamos encontrado a ninguno de ellos. En la mesa de la cena, Jesús Pesqueira describió el trazado de la tierra y de su descripción concluí que tal era el caso. Así que lo comprometí para que nos mostrara temprano en la mañana siguiente, antes del desayuno.

Nuestro largo vagabundeo sobre las colinas y en los escarpados cañones sin comer nada al mediodía, nos había provocado un apetito voraz, y el cerdo y el postre de maíz con que nos agasajaban era como un nuevo periódico en un pueblo rural: ellos "llenaron una larga necesidad sentida".

Antes del amanecer de la mañana siguiente, nos levantamos y ensillamos para ir a buscar la otra mina, Jesús Pesqueira dirigiendo el camino montando una mula negra que subía los senderos empinados con una rapidez que era sorprendente. Al cabo de unas cuatro millas, estábamos en el fondo de un cañón profundo, atravesado por una ancha cornisa, en la cual hay un túnel de unos 300 pies de largo, pero debido a un derrumbe no pudimos recorrer toda la distancia. Justo debajo, a unos cientos de metros de este cañón, fuimos a desembocar a otro valle cruzado por un buen camino de carretas, por el que se llegaba a la estación Martínez del ferrocarril Nogales-Cananea, que estaba a sólo cinco leguas; y en funcionamiento en la propiedad Martínez; Sería probablemente, la estación utilizada por la empresa. Desde el rancho de Cuitaca en el lado este del Cerro Jorota, Estación Martínez está a unas seis leguas de distancia  y Nogales se alcanza fácilmente en un día de viaje.
Después de hacer la inspección y la medición volvimos al rancho, adonde llegamos alrededor de las ocho, con mucho apetito por la cabalgata matutina; y le hicimos justicia al cerdo.

Cuando bajamos por el sendero desde la montaña, Pesqueira había notado que un par de hombres se acercaban a una larga distancia por el valle. Llegando a la casa, sacó unos binoculares que giró en su dirección y anunció que seguían en dirección al rancho y que estaban armados. Vi que estaba un poco inquieto, y mientras estábamos comiendo el desayuno fue a la puerta varias veces con los binoculares. Parecía detenerse entre dos opiniones: si eran revoltosos u hombres en una misión pacífica, observé que su esposa también era algo aprensiva. En el momento en que habíamos terminado la comida, los desconocidos se acercaban a la casa, con su identidad aún indeterminada. Decidí que eran revoltosos o bandidos, que podrían robar al dueño el poco dinero que tenía. Así que me apresuré a pagar a Pesqueira por nuestras comidas, alojamiento y alimentación de caballos durante los dos días y noches que habíamos pernoctado. Con esa transferencia del dinero fui sumamente indiferente al robo. La factura fue pagada. Si me hubieran robado antes no tendría para pagar lo que se debía de alojamiento.

Pero nuestras aprensiones eran infundadas. Los hombres eran un vaquero y un fuereño de Puertecitos, donde trabajaban en la mina, y habían estado cazando venados, sin ningún éxito, sin embargo; traían dinero para pagar su desayuno. Así que toda la aprensión fue removida en cuanto a su identidad. De todos modos, abracé la creencia de que al pagar mi cuenta antes de su llegada había hecho una cosa linda. Si hubiesen salido bandidos, se habían inclinado por el robo. Debería haber estado un punto por delante en el juego.

Con nuestro desayuno terminado no quedaba más que ir a Cananea, lugar al que debía llegar a tiempo para coger el tren a Nogales a las 2 de la tarde. Tomamos la ruta más corta que fue mencionada cuando veníamos hacia acá el sábado por la noche. Por una larga distancia hasta un cerco que seguimos desde la casa del rancho cruzamos un tramo grande de la tierra más fina para un huerto nunca que he visto. Y más adelante nuestro sendero serpenteaba alrededor de las estribaciones en un hermoso bosque de robles robustos. Dispersos sobre las colinas había muchas cabezas de ganado, muchas de ellas de pura raza, toros Hereford importados y todos de buena gradación. Se alimentaban en silencio en la hierba que les llegaba hasta el vientre, y todos eran tan gordos que les parecía un disgusto moverse. Cuando uno reflexionaba sobre esos animales gordos, todos estaban listos para los carniceros, valían mucho dinero, era una satisfacción mirarlos. Un novillo gordo vale ahora treinta dólares y veinte de un año de edad. Así que, mirando en una dirección vi media docena de novillos finos pastando,  y pensé: "Hay $180 de pie alrededor", mientras que más allá había $150, y pasando la colina, rumbo al agua, había una hilera de reses con un valor de $500. En el transcurso de un par de horas pasaron por nuestros ojos muchos miles de dólares en valores animados, todos propiedad de la Cananea Cattle Company.

El sendero que seguimos nos mantuvo más arriba de Puertecitos que en el que viajamos el sábado por la tarde, pero nos llevó a la mina Puertecitos. De allí continuamos por la vieja carretera que se construyó para llegar a esa mina desde Cananea antes de que se construyera el ferrocarril de la mina, a unos dos kilómetros de la carretera por la que habíamos dejado la ciudad, que era la única parte de nuestra ruta que habíamos recorrido dos veces. Llegamos al hotel sólo una hora antes de que el tren rumbo Nogales partiera; y no hubo ninguna dificultad en conseguir otra buena comida y tomar el tren; poniendo fin a un laborioso viaje.

 
Explorando en la zona de Cananea, principios Siglo XX (Foto: SMU)
Allen T. Bird, el minero que había inspeccionado las dos concesiones mineras del Cerro Jorota, diez días después, fechado en Nogales, Arizona el 21 de noviembre de 1912, enviaba el informe de la visita realizada y decía así:

Mr. Frank P. Jackson
Secretario y Gerente General
Victor Mining Company
Columbus, Ohio.

Estimado señor:

Conforme a su solicitud he hecho una inspección de las propiedades mineras de Victor y Guerrero, en el estado de Sonora, México, y ahora presento el siguiente informe como resultado de mi investigación y las conclusiones que he sacado:

Ubicación

Las propiedades están situadas cerca de la línea oriental del distrito de Magdalena, en el estado de Sonora, y en línea directa están a una docena de millas hacia el oeste de Cananea, el famoso campo minero de cobre, algunas de las cuales están a pocos kilómetros de distancia. Por senderos, cruzando el puerto de Puertecitos, entre las montañas de Cananea y Mariquita, la distancia de Cananea es de unas dieciocho millas. Por camino de carretas la distancia es de unos 45 millas, la ruta se siguió pasando alrededor del extremo sur de las montañas de Cananea. Desde Martínez, una estación en el ferrocarril Nogales-Cananea, a unas veinticinco millas de distancia de Nogales hay un camino de carretas de unas quince millas de largo, conduce a unos pocos cientos de metros de la explotación de la mina de Guerrero. Otra vía, un poco más larga, lleva de la estación de Martínez a la Ruta de Cuitaca, en el lado este del Cerro Jorota, que está a unas dieciocho millas del ferrocarril y a dos millas de los trabajos de la mina Victor. Con la compañía operando en una escala de cualquier magnitud Martínez sería el punto de ferrocarril para el campamento.

Las Propiedades

Se encuentran en el Cerro Jorota, una elevación prominente en el extremo norte de las montañas de Sioux, una cordillera paralela a la Sierra de  Cananea ubicada al oeste, y están a una milla de distancia. La veta en la mina Victor sigue la cumbre de la cordillera de Jorota, a una altitud de entre 5.000 y 6.000 pies, y se remonta fácilmente dos millas o más, gran parte de su longitud está dentro del terreno de Victor, que abarca treinta y dos pertenencias de buen terreno minero. La mina Guerrero se encuentra en las estribaciones del Cerro Jorota al este de la Mina Victor a una distancia de cerca de una milla, y en ese derecho hay quince pertenencias. (Una pertenencia, la unidad en México para la medición del terreno minero, es igual a una hectárea, igual a 2.47 acres. Estas propiedades de la empresa Victor Mining Company incluyen aproximadamente 650 acres de terreno).

Formación

La roca en la región es generalmente andesita, uno de los pórfidos que tiene una intrusión de granito situada entre las dos propiedades. A través de cada propiedad se extiende una ancha y bien curvada veta, de veinte a veinticinco pies de largo, muy mineralizada, con un poco de mineral en los trabajos, y todo indica de que con un desarrollo económico y sistemático se descubrirían valiosos cuerpos de mineral. Toda la región circundante está muy mineralizada, el gran campo de cobre que se extiende hacia el este, las montañas de Santa Cruz hacia el oeste que es el asiento de un gran desarrollo y las montañas de la Patagonia, justo al otro lado de la frontera internacional en Arizona, en el noroeste se presenta un fenomenal desarrollo en varias propiedades, principalmente las propiedades de Word’s Fair y R. R. R. En ninguno de ellos se presenta una mejor superficie que en las minas Victor y Guerrero.

En el lado oriental del terreno Guerrero, mi colaborador en el trabajo, el señor George W. Sanders y yo encontramos una fina veta de unos seis metros de ancho que contiene toda evidencia de tener valores en plata, le enviaremos muestras que tomamos de los afloramientos. Creemos que la empresa debe ocupar esa área e incluir el terreno en su esquema de desarrollo.

Los Trabajos

Entre las dos propiedades no hay mucho desarrollo, conjuntamente entre las dos presentan no más de mil pies. En la mina  Guerrero hay un túnel con un pozo de cerca de veinte pies de profundidad y unos 130 pies desde la entrada. En este pozo el suelo había cedido desde arriba de tal manera que no había paso y consecuentemente no pudimos seguir el túnel más adentro. En ese punto la veta es cortada por un cañón profundo, y el trabajo sigue en la colina al sur, la entrada está por encima del fondo del cañón suficiente para hacer un buen vertedero. La veta tiene unos veinte pies de ancho, bien definida y altamente mineralizada, contiene fierro en la superficie y en el túnel, con indicadores de cobre buenos y fuertes. Es una veta de fisura, las paredes están bien definidas. La colina o la montaña a través de la cual corre sube abruptamente hacia el sur, y el correr del túnel hacia la colina daría una profundidad de varios cientos de pies dentro de una corta distancia. Con los indicadores actuales hay probabilidad que el seguimiento del trabajo en ese punto desarrollaría un cuerpo de mineral valioso. A través del cañón, cerca de cincuenta yardas más allá del túnel, la veta está expuesta a poca distancia antes de ser cortada en la colina del norte. Un túnel corto se ha excavado a través de la veta en ese lugar, mostrando su tipo, con indicadores de cobre. El túnel principal descrito está en el lugar adecuado para trabajar en el terreno de la mina Guerrero, y el dinero gastado allí probablemente sería una buena inversión.

Terrenos de Mina Victor

Hay trabajos sobre el extremo oriental, cerca de un tercio al norte de la esquina sureste de la propiedad. En ese punto se ha excavado un túnel de unos 176 pies de longitud. Está cerca de la parte alta de un cañón que se eleva hacia el Cerro Jorota desde el río Cuitaca al este, y verticalmente está a varios cientos de pies debajo de los afloramientos de la veta antes mencionada, pero el trabajo está a unos 1,000 pies hacia el este y es muy evidente que sobre una bajada que viene de la veta en la colina. El túnel descrito entra en la colina en un ángulo muy ligero desde la línea este de la propiedad, a una distancia de 112 pies tiene un giro hacia el oeste, y sigue unos sesenta y cuatro pies más allá. En la parte del túnel ubicada más allá de la vuelta se han excavado varios cruceros, tres a la derecha y otro a la izquierda. El más largo es de unos 40 pies de longitud, con un pozo en el extremo de unos seis metros de profundidad. En ese mismo trabajo hay un alto que penetra unos 40 pies sobre el nivel del túnel. Otro de los desvíos mencionados es de unos 30 pies de largo y otro de 15 pies. Todos estos están a la izquierda, frente a la desviación de 30 pies, está el cuarto, una desviación de unos 15 pies de largo. De todos estos lugares hasta donde se ha extendido el túnel y sus ramificaciones, se han tomado muestras de algún mineral, y hay restos de mineral visible en el suelo, como también ocurre en otro trabajo a unos 100 pies verticalmente arriba, un poco más atrás, por la pendiente de la colina. Es un gran tajo abierto de unos 20 pies de ancho y 25 pies de profundidad. Al final de este tajo abierto una pendiente baja unos 20 pies, en el fondo un pozo vertical de aproximadamente seis pies de profundidad. A la derecha de la entrada de la pendiente hay una cámara de unos 18 pies de largo, 12 pies de alto y 10 pies de ancho, conectada con la pendiente por una abertura. En todo ese trabajo las características que se muestran son las mismas que en los trabajos siguientes: una roca porfídica blanda, con racimos de carbonato de cobre verde. En el vertedero inferior hay un pequeño montón de mineral con esta descripción, que no excede de una tonelada.

Trabajos en Mina Víctor

No está en el lugar, pero es una parte de arriba de la veta principal varios cientos de pies y 1,000 pies hacia el oeste. Al bajar la veta, el mineral se abrió paso entre el pórfido, haciendo el suelo suave y fácil de trabajar que se ha seguido con pérdida de tiempo y dinero. El trabajo debería haber sido hecho donde está la veta y la misma cantidad de dinero que se ha gastado en la plataforma puesta en un pozo en la veta, en la cima de la cresta, habría dado resultados, es la opinión de Mr. Sanders y mía. Esa veta es fuerte, bien definida y sigue el curso de la columna vertebral de la cresta, que es bastante recta. Desde el punto en la parte más baja de la cresta, es donde el pozo debe ser excavado a una profundidad de 500 pies, con una galería que corra hacia el norte, sería un trabajo de considerable profundidad con una buena oportunidad para encontrar un cuerpo de valioso mineral.

Recomendaciones

De lo anterior se puede discernir con facilidad que la recomendación tanto del Sr. Sanders como mía, es que en el terreno de la mina Víctor el trabajo realizado ya no tiene ningún valor y el terreno debe ser explorado sobre la veta, donde un buen pozo de trabajo debe ser excavado y de esa forma seguir la veta. Sobre la mina Guerrero el túnel está en buen terreno, y debe ser continuarse y extenderse. Hay madera disponible para todos los propósitos y el agua es abundante. Con la inversión económica en las líneas indicadas hay altas probabilidades de desarrollar buenas minas en ambas propiedades. El terreno adyacente al este y hacia el extremo norte de la mina Víctor debe ser denunciado, al igual que el trabajo realizado en la veta de plata mencionada.

Respetuosamente

Allen T. Bird.

Nogales, Arizona a 21 de noviembre de 1912.


El relato de este viaje fue publicado en el periódico The Oasis de fechas 16 y 23 de noviembre de 1912 editado en Nogales, Arizona y nos ilustra como se exploraba en esa época, como se vivía en los ranchos, sus temores, sus comidas. También nos muestra como los americanos no cejaban en la búsqueda de minas que explotar, aun en plena revolución, lo que nos indica que a los líderes revolucionarios, muchos de ellos empresarios, les convenía seguir impulsando la apertura de empresas con capitales extranjeros, principalmente americanos, porque eso significaba entrada de dinero, vía impuestos y concesiones, a las exhaustas arcas estatales, que después de más de un año del triunfo de la revolución maderista, la economía estatal no lograba salir de la crisis en la que estaba sumida y hacía falta dinero para mantener una burocracia en ascenso y un ejército que garantizara la paz en el estado.

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