domingo, 22 de marzo de 2015

CANANEA EN LA HISTORIA (ETAPA REVOLUCIONARIA 1910-1913).
Gustavo A. Moreno Martínez moremar@prodigy.net.mx
Que hay algo grave, muy grave, es cosa segura, y quienes miran con indiferencia la situación actual, cometen imperdonable error y contraen una seria responsabilidad para ante la historia. Los pequeños movimientos que se han operado hasta ahora en Cananea, Aguascalientes, Chihuahua y aún en esta misma capital, precursores de los que se preparan en otros grandes centros del país, bajo la cuestión obrera, no son más que ensayos de fuerza, de expansión, de virilidad, para saber con lo que se cuenta y calcular hasta dónde se puede llegar.
Rafael de Zayas Enríquez (Agosto de 1906) Informe a P. Díaz.
Introducción
En el capítulo anterior se incluyó la historia durante el Siglo XIX hasta la muerte de Greene, sin mencionar la etapa revolucionaria que en Cananea ya se había vislumbrado desde 1909 con personajes que habían participado en la huelga de 1906 y comulgaban con el maderismo. Durante la revolución, a diferencia de las guerras de independencia y de reforma, Cananea si tuvo una actuación importante en la estrategia de los grupos en pugna. En esta tercera entrega de “Cananea en la Historia”, se hará un recorrido por la etapa revolucionaria de 1910-1913, hasta la visita de Carranza a Sonora para consolidar su posición política para aspirar a la presidencia de la república y como primer jefe del Ejército Constitucionalista.
La etapa revolucionaria 1910-1913.
En Cananea y sus alrededores la semilla de la revolución ya estaba sembrada, ya que algunos de los antiguos participantes de la huelga de 1906, desde 1909 comulgaban con los preceptos maderista y habían estado reuniendo armas, y en víspera de las elecciones presidenciales de julio de 1910, Juan G. Cabral en compañía de Salvador Alvarado Rubio, Pedro F. Bracamonte y Rafael T. Romero, trataban de encabezar un levantamiento armado en Cananea, planeado para el 19 de junio de ese año, pero la conspiración fue denunciada y los tres se vieron obligados a huir cruzando la frontera hacia Tucson y finalmente se establecieron en el mineral de Ray en Arizona, donde empezaron, de nuevo, a reunir fondos para adquirir pertrechos de guerra.
Juan G. Cabral, Salvador Alvarado Rubio y Pedro F. Bracamonte.
Al estallar la revolución el primer núcleo revolucionario en la zona apareció en el mes de febrero de 1911, comandado por Juan G. Cabral y Salvador Alvarado, quienes había organizado una sección de 17 hombres en territorio americano y se internaron a Sonora con la ayuda económica de José María Maytorena, en donde se les incorporaron nuevos adeptos y se dirigieron a Cuquiárachi, Fronteras y Bacoachi, y se internan en la Sierra de Los Ajos, sede de la Junta Revolucionaria Sonorense. Cabral y Alvarado se reúnen con otros grupos, entre ellos con Antonio Arvizu quien comandaba una partida rebelde en la región.
El 12 de abril Cabral se dirigió a Cananea sin atreverse a atacarla, mientras que Girón y Rojas luchaban en San Rafael, cerca de Ures, con la gente de Medina Barrón; quienes se vieron en situación muy comprometida y se salvaron porque Cabral llegó oportunamente a auxiliarlos y obligó al jefe federal a retirarse rumbo al norte. Éste tomó la revancha en Bacanuchi derrotando a Cambetos y Rojas; Girón quien se había dirigido a Cananea y había tomado la plaza, posteriormente fue obligado a evacuarla, por lo que estuvo muy pocos días en su poder, por otro lado Ojeda obligó a Cabral y a Juan Antonio García a remontarse a la Sierra de Los Ajos. Una vez preparados, de nuevo, Cabral y sus gentes partiendo de Los Ajos se dirigen a Cananea entrando el 13 de mayo de 1911 sin disparar un solo tiro, donde fueron recibidos bulliciosamente por la población. Allí Cabral nombra presidente municipal a Ignacio L. Pesqueira y demás funcionarios municipales, además reclutó unos 800 hombres con los que se integraría de lleno a la lucha armada.
Como consecuencia inmediata de la firma de los Tratados de Paz de Cd. Juárez el 21 de mayo de 1911, mediante el cual Diaz renuncia a la presidencia, también todos los gobernadores de los estados renunciaron y sus puestos los ocuparon funcionarios interinos. En Sonora durante los breves interinatos del ingeniero Gayou y del señor Randall, se efectuó el licenciamiento de las fuerzas anti-reeleccionistas en el Estado, habiendo gratificado a cada soldado licenciado con la cantidad de cincuenta pesos y una orden de pasaje de ferrocarril a la estación más cercana a sus hogares, solo en Cananea los maderistas se opusieron a su licenciamiento manifestando el teniente coronel Juan N. Medina, que no entregarían las armas mientras no se les suministrara ropa, sus haberes vencidos y pasajes para regresar a sus lugares de origen, considerando injusta y falta de equidad Ia gratificación de cincuenta pesos acordada después de un periodo de varios meses en armas. Para convencerlos tuvo que acudir a Cananea el Col. Benjamín G. Hill, previamente nombrado prefecto de Arizpe, quien negoció infructuosamente que aceptaran lo ofrecido.
Al renunciar Porfirio Díaz, el día 25 de mayo de 1911 León de la Barra asumió, con carácter provisional, el Poder Ejecutivo, donde permanece hasta el 6 de noviembre de 1911 cuando se lo entrega a Madero. Uno de los primeros problemas a los que tuvo que enfrentarse el presidente de la Barra, fue el de los presos políticos que se encontraban recluidos en las cárceles porfiristas, que quedó resuelto con la expedición de la Ley General de Amnistía del 27 de mayo de 1911, ley mediante la cual los presos de la Huelga de Cananea fueron liberados y pudieron regresar a esta ciudad e integrarse, todos ellos, primero a puestos públicos y después a la lucha revolucionaria.
Durante la primera semana de julio, el presidente municipal Ignacio L. Pesqueira, quien había sido nombrado por Juan G. Cabral después de quitar a Eduard Arnold, manda apresar a las personas que acuden a una reunión de trabajadores convocada en Cananea, entre ellos estaban varios magonistas y socialistas procedentes de Arizona y otras regiones de Estados Unidos.
Ya bajo el régimen de la revolución se convoca a elecciones en Sonora y Cananea, como gobernador sale triunfante José María Maytorena quien toma posesión del cargo el 1 de septiembre, mientras que como presidente municipal en Cananea, triunfa José Clemente Venegas asumiendo el cargo el 16 del mismo mes.
En octubre de 1911, poco antes de asumir la presidencia Francisco I. Madero, estallaron huelgas en las empresas mineras más importantes de Sonora. Iniciando por el mineral de Cananea en donde las ofertas de Madero provocaron esperanzas de mejoría económica y libertad de participación política entre los obreros, ocasionando así, que surgiera la organización Unión Obrera de Cananea; la cual le ocasionó problemas a la Cananea Consolidated Copper Company (la 4C) al estallar un movimiento de huelga que demandaba mejor trato en el trabajo y un mayor salario, cuentas pendientes desde la huelga de 1906. El conflicto comenzó en la mina Eureka al declararse en huelga 800 trabajadores, paro que se extendió a la mina Oversight; cuya petición en común era la destitución de dos capataces estadounidenses. Para esa época el mineral de Cananea se había recuperado de la crisis demográfica en que había caído desde 1908 y volvía a ser un dinámico centro poblacional.
Los acontecimientos de finales de 1911, mostraron anticipadamente el ambiente político que experimentarían las comunidades mineras y pronosticaron la tensión que viviría la relación entre gobierno local, empresas mineras y trabajadores. El periodo comprendido entre 1912 y 1915, estuvo marcados por inestabilidad política generalizada en casi todo el país y Sonora se convirtió en tierra de nadie. En los hechos se anuló el orden estatal, lo que dio lugar a un paréntesis; tal situación comenzó a sentirse durante la segunda mitad de 1912, cuando estalló la primera oposición armada contra Madero, encabezada por el chihuahuense Pascual Orozco. Este conflicto dio a los mineros la cobertura propicia para poner a prueba los patrones extranjeros.
Los primeros brotes rebeldes de orientación orozquista ocurridos en el Sonora se registraron en marzo. En el sur, José Lorenzo Otero se levantó en armas en el municipio de Huatabampo, tuvo que retirarse rumbo al norte y semanas después fue derrotado y muerto en Los Hornos, actual municipio de Cajeme. En el norte Ignacio Romero se sublevó en el municipio de Cananea y también fue derrotado y muerto por los voluntarios de Arizpe. En el este, Cayetano Montenegro igualmente fue vencido por el mayor Alvarado en el Cañón de Santa Rosa y el 5 de abril se rindió ante el prefecto de Sahuaripa, mientras que el cabecilla Huerta fue derrotado por los voluntarios de El Tigre.
Posteriormente, nuevas incursiones orozquistas se presentan en el este del estado durante 1912, una columna al mando del Gral. Antonio Rojas se desprende de Temósachic, Chih. llegando a Dolores, Chih., posteriormente pasa a Sahuaripa y otros pueblos de la cuenca alta del Río Yaqui, decidiendo atacar a Nacozari el 1 de septiembre, plaza defendida por los capitanes Cosme Herrera y Beltrán Rojas, quienes logran contenerlo; sin embargo, Maytorena temiendo que la plaza sucumbiera, ordena la movilización de 100 hombres de Cumpas y 200 de Cananea para auxiliar la plaza sitiada. Ante la movilización de los hombres de Cananea el superintendente de las 4C, considerando que él y sus empleados tenían derecho de preferencia para gozar de garantías en sus personas e intereses sobre todos los demás habitantes, inclusive las autoridades y vecinos de Nacozari, que estaban en peligro inminente. El mismo 1 de septiembre se dirigió al cónsul mexicano en Bisbee, Arizona, y este transcribió al gobernador el siguiente telegrama:
"Dr. L. de Ricketts, Superintendente de Cananea Consolidated Cooper Co., informa que toda la guarnición de Cananea ha sido retirada y enviada a Naco. En vista de este hecho Walter Douglas. Superintendente de la Compañía Minera de Nacozari informa que los rebeldes se han retirado de allí hacia el oeste y que 100 soldados federales de Cumpas han llegado a Nacozari. Por tal motivo que hay más necesidad de que las fuerzas permanezcan en Cananea y no en Nacozari y bajo esta circunstancias es mi deber protestar por haber dejado a Cananea sin la adecuada protección.”
Al día a siguiente se recibió en Cananea la noticia de la retirada de los atacantes de Nacozari, y el insolente superintendente dirigió otro telegrama más apremiante al mismo cónsul, que transcribió de nuevo al gobernador, que dice:
"En vista del hecho de que todo está quieto en Nacozari y apareciendo, según informes, que los rebeldes están moviéndose hacia el oeste, urgentemente suplico que para la protección de los intereses americanos en Cananea, sean devueltos doscientos federales de los que ahora van en camino entre Naco y Agua Prieta, sin ninguna demora.”
La insolencia y prepotencia que manifiesta Ricketts en estos telegramas enviados al cónsul, es la misma que utilizó Greene urgiendo al gobernador Izabal para que se presentara en Cananea cuando estalla la huelga el 1 de junio de 1906; y al igual que entonces, el gobernador dobla la cerviz y le responde de la manera siguiente:
''Contesto sus telegramas de hoy, manifestándole que fuerza salió de Cananea con instrucciones de atacar rebeldes, procure evitar se dirijan a ese mineral. Sin embargo a fin dc mantener la confianza en los habitantes de ese mineral, se procura llegada a el mismo de nuevas fuerzas lo más pronto posible. Gobierno de mi cargo afánese especialmente en garantizar intereses de extranjeros y tienen confianza en que, como hasta hoy, no tendrán los ciudadanos americanos a quienes usted representa motivos de queja contra el Gobierno de Sonora.”
De cualquier forma, la coyuntura de la rebelión orozquista propició la acción directa de parte de los obreros. Manifestándose el año de 1912 como crítico para la política interna, ya que afloraron tres situaciones en los minerales: 1) aparece en forma generalizada una posición nacionalista; 2) vuelven los movimientos de huelga y; 3) las zonas mineras se convierten en escenario de batalla y continúa la política rebelde de avituallarse de alimentos y dinero. Los mineros vuelven con todo, en diciembre estallan huelgas simultáneas en los minerales de Cananea, La Colorada y La Dura; aunque no se puede comprobar que se trataba de una acción orquestada por los clubes anarquistas, lo cierto es que manejaban demandas comunes como la destitución de capataces estadounidenses, la regularización y modificación del sistema de pago, la petición de una jornada laboral de ocho horas y el mejoramiento en el servicio de los hospitales.
De los centros mineros en conflicto, el de Cananea fue el que se vigiló con mayor celo, y algunos de los dirigentes del conflicto que habían sido protagonistas de la huelga de 1906 fueron encarcelados. Juan José Ríos, quien era secretario del municipio y había apoyado la huelga, junto con Esteban Baca Calderón, J. M. Olguín y Pablo Quiroga, fueron a Hermosillo para abogar por los huelguista, pero el gobernador interino Ismael Padilla ordenó arrestarlos justificando la medida con el siguiente argumento:
"…había que parar un socialismo mal entendido que ha traído como resultado los conflictos que se están lamentando en diversas partes del país entre el capital y el trabajo."
Bajo esta tensión social y laboral se desenvuelven tantos los obreros, como los patrones y autoridades estatales, ya que por un lado está la constante amenaza de huelga de los obreros, y por otro, estaban los grupos involucrados en el movimiento revolucionario que exigían a las empresas cantidades fuertes de dinero para financiar la rebelión civil, mientras las autoridades estatales trataban de mediar entre unos y otros para evitar el cierre de las empresas y de la frontera por donde entraban todo tipo de avituallamientos de uso común y para la guerra; mientras que por ellas se exportaban los minerales beneficiados en el estado, una de las principales o la principal fuente de entradas económicas para el estado vía impuestos.
Así pues, en este estado de cosas se suscita el asesinato de Francisco I. Madero y José María Pino Suárez, presidente y vicepresidente de México, respectivamente, el 22 de febrero de 1913 en el Palacio de Lecumberri de la ciudad de México, perpetrado por el comandante de las Fuerzas Armadas Victoriano Huerta quien, tras traicionar a Madero y Pino Suárez, dio un golpe de Estado al gobierno legal de Madero.
En cuanto se supo la noticia del asesinato de Madero y Pino Suárez, Manuel M. Diéguez, presidente municipal, citó a los jefes de las agrupaciones liberales a una reunión secreta en el Palacio Municipal, donde se acordó el desconocimiento de Huerta, quedando como jefe del movimiento que se planteaba el propio Diéguez. También se acordó establecer el cuartel de reclutamiento en Buenavista a cargo de Pablo Quiroga jefe de la Unión Minera. Al constituirse el cuartel de reclutamiento, la policía de Cananea, por órdenes de Diéguez, hizo una requisa de caballos, sin que interviniera el Col. José R. Moreno jefe de la guarnición en Cananea.
El 5 de marzo de 1913, Plutarco Elías Calles estaba al mando de un pequeño grupo de soldados dispuestos a la lucha, se relacionó con otros jefes revolucionarios, entre ellos: Manuel M. Diéguez, Pedro F. Bracamontes y Esteban Baca Calderón, quienes firmaron el Plan de Nacozari el 12 de marzo de ese año, donde se desconocía el gobierno de Huerta.
Recién nombrado gobernador interino en lugar de Maytorena, Ignacio L. Pesqueira, también desconoce al régimen del usurpador, y en marzo de ese año nombra a Juan G. Cabral jefe de operaciones militares en la zona norte, bajo el mando de Álvaro Obregón, colaborando en importantes acciones armadas, entre ellas, la toma de Cananea entre el 24 y 26 de marzo 1913, donde atacan a las fuerzas federales con unos 1900 hombres al mando de Juan José Ríos, Francisco Serrano y Manuel M. Diéguez, este último, al momento del cuartelazo era presidente municipal de Cananea, y después de dejar la presidencia, al frente de 400 hombres se une a Álvaro Obregón y atacan desde todos los flancos a la guarnición federal ubicada en el cuartel militar de la Mesa Sur, que estaba defendido por 600 hombres con 4 ametralladoras, al mando del Col. José R. Moreno, quien capitula la tarde del 26 de marzo de 1913 bajo promesa de vida, junto con 15 oficiales y 300 soldados, quienes fueron recluidos en la Penitenciaría de Hermosillo.
Ignacio L. Pesqueira, para asegurar el flujo continuo de fondos y pertrechos para la guerra provenientes de la frontera con Estados Unidos, nombró a Roberto Pesqueira agente comercial, quien desde su oficina establecida en Douglas, Arizona, negoció la compra y exportación de armas a Sonora. Se apoyó también en la mayoría de los miembros del Congreso Local, quienes desempeñaron diversas tareas para tramitar préstamos y obtener recursos materiales para la causa, así mismo, especificó penas por delitos militares y creó tribunales de competencia.
A principios de abril de 1913, el gobierno de Pesqueira tuvo fricciones con la 4C, la que amenazó con el paro laboral, por lo que autorizó al prefecto de Arizpe a negociar con la compañía norteamericana todo tipo de garantías y que continuara sus actividades laborales. A partir de este hecho obtuvo la colaboración incondicional de la minera.
Vendría después la siguiente fase revolucionaria, dirigida ahora por Venustiano Carranza; cuando el mismo día de la toma de Cananea (26 de marzo), lanza el Plan de Guadalupe desde la hacienda del mismo nombre, donde desconocía al gobierno de Huerta. A partir de entonces comienza su participación en la lucha armada y la organización del Ejército Constitucionalista del que nombran Comandante en Jefe.
Carranza, buscando consolidar su posición para acceder a la presidencia de la república, visita Sonora en septiembre, estableciendo los Poderes de la Revolución en Hermosillo, a la que se adhieren los estados de Sonora, Chihuahua, Durango, Coahuila y Zacatecas. De esta manera Sonora, a la postre, se convertiría en un bastión del Ejército Constitucionalista.

El Primer Jefe del Ejército Constitucionalista y su Estado Mayor en Sonora. (Foto: INEHRM, 1985).
Al adherirse los sonorenses a la causa constitucionalista, tuvieron que darse a la tarea de integrar un ejército regular y definir formas para obtener recursos económicos. Para lograr esto último, impulsaron una política que consistió en un control militar de los molinos harineros, de la escasa industria textil y de las haciendas ganaderas. Además de la recaudación de impuestos federales y la creación de la Dirección General de Aduanas para controlar fiscalmente la entrada y salida de mercancía.
Los grandes minerales quedarían al margen de la intervención estatal directa, como estaba acordado en el plan emergente; sin embargo, eran un mercado cautivo para la harina que producían los molinos intervenidos. En especial la 4C fue un cliente importante para los revolucionarios sonorenses, pues se convino con ella, después de obtener una rebaja en el precio, la adquisición de 2,000 cargas de harina con un valor de 41,000 pesos oro, transacción que se realizó en el Bank of Douglas en Arizona y sirvió para adquirir armamento y parque.
La falta de un gobierno fuerte y la crisis política generalizada que se vivía en la entidad influyeron para que los mineros presionaran directamente a los empresarios y en algunos casos, como en Cananea, ejercieran, aunque por poco tiempo, un control absoluto. La población de este centro minero logró imponer un poder popular aprovechando el desconcierto que provocó la falta de combustible debido al bloqueo del ferrocarril que venía de Nacozari. La carencia de combustible hizo que la fundición se paralizara, además de otros departamentos de la 4C. Debido a esto, la minera desocupó a muchos obreros, provocando un ambiente de tensión laboral y zozobra política que aprovecho muy bien la Unión Obrera de Cananea. En una asamblea popular, realizada por los trabajadores agrupados en la Unión, se culpó a la dirección de la 4C del recorte de obreros, mostrando su inconformidad a través de un manifiesto público, a la vez que solicitaron la expulsión del país del gerente general de la empresa James S. Douglas. Propusieron además, como una estrategia de sobrevivencia y en un rasgo de solidaridad, que el escaso trabajo se distribuyera entre toda la población trabajadora, lo cual incluía a los mineros despedidos. En el mando militar hubo respaldo a su propuesta. Salvador Alvarado, el comandante que controlaba el mineral, encabezó la manifestación popular de protesta y ejecutó la petición expulsando al gerente estadounidense, aunque días después regresa, ya que las frágiles relaciones diplomáticas con Estados Unidos podían provocar un rompimiento y el cierre de la frontera, lo que era un golpe para la causa constitucionalista, porque esto significaba el cierre de la frontera al paso de armas.
En este ambiente de tensión política y laboral, Carranza visita Cananea meses después de que hubiere sido tomada por Cabral, presentándose también en Puertecitos y viene acompañado por José María Maytorena, Ignacio L. Pesqueira, Felipe Ángeles y Adolfo de la Huerta, entre otros. Carranza, proveniente de Hermosillo, llega el martes 14 de octubre de 1913 y el jueves 16 viaja a Nogales. Se realizó una recepción sin parangón en Cananea, donde durante semanas se instalaron postes a ambos lados de la Av. Juárez de un extremo de la Mesa a las oficinas de la compañía 4C en El Ronquillo, con cables eléctricos y sockets para focos, de manera que la Av. Juárez  quedara iluminada de un extremo al otro.
Por donde pasaría la comitiva se instalaron “Arcos de Triunfo” a todo lo largo de la avenida, construidos por varias organizaciones políticas y civiles, además de colonias extranjeras. El primer arco estaba cerca de las oficinas de la empresa, y se construyó por la comisión encargada de la celebración. En este punto, a Carranza le fueron entregadas las llaves de la ciudad. El siguiente arco estaba en Calle 5ta Oeste frente a la oficina de correos y fue erigido por los empleados de esa oficina. Un arco instalado por la cámara  de comercio se encontraba frente al Banco Mercantil (Banco de Cananea). En la 2da Oeste se instaló un arco construido conjuntamente por el club Severiano Talamantes y el sindicato de Carpinteros. La sociedad Aquiles Serdán puso un arco frente al palacio. El arco de la colonia china estaba a una cuadra al este del ayuntamiento (Calle 5ta Este) y era con mucho, el más ricamente decorado. La colonia americana, que incluía a todos los demás extranjeros, colocó un arco frente de la residencia en la que Carranza pernoctó, probablemente en la Calle 6ta Este, donde terminaba la decoración de la avenida. El Palacio también estaba decorado con luces eléctricas y pancartas, al igual que otros edificios públicos.
Preparativos para la visita de Venustiano Carranza. Se observan al menos 4 de los arcos construidos en la Av. Juárez por organizaciones civiles en octubre de 1913.

Venustiano Carranza en Puertecitos el 15 de octubre de 1913. 
(Foto: UACJ. Fondo Pictórico. Colecciones Especiales).

lunes, 9 de marzo de 2015

CANANEA EN LA HISTORIA (HASTA LA MUERTE DE GREENE).
Gustavo A. Moreno Martínez moremar@prodigy.net.mx
Y en tanto que media ciudad duerme, la otra sigue laborando en el fondo de las minas y entre el fuego […] y así pasan las horas y nunca el alba sorprende a la ciudad durmiendo toda [...] Y cuando las sombras de la noche han sido arrolladas por los rayos del sol –que desciende por las montañas a los campos y a la ciudad–, los trabajadores de la noche salen de las bocas de las minas y de los talleres y van a recuperar las fuerzas perdidas al dichoso y honrado hogar, en tanto que sus compañeros, los que descansaron con el día, siguen funcionando en esta interesante y gigantesca empresa minera.
García (1905-1907)
Introducción
En el capítulo anterior se incluyó la historia hasta la etapa de la colonización de esta zona de Sonora, incluyendo el descubrimiento de las minas de Cananea, mismas que con el tiempo, regirían los tiempos en este mineral, ya que muy pocas cosas ocurrirían que impactaran a la población, que no estuvieran ligadas con la explotación minera y los mineros. En esta segunda entrega de “Cananea en la Historia”, se hará un recorrido por su historia durante el siglo XIX, hasta la muerte de Greene en 1911.
Siglo XIX
Mientras en Cananea, a finales del siglo XVIII y principios de XIX, las minas continuaban sin poder aprovecharse de manera permanente y seguía siendo una población con escasos habitantes, principalmente indígenas, ya que los españoles se encontraban asentados en poblaciones más seguras, como Bacanuchi y Bacoachi o más al sur.
A partir de 1808, el imperio español entro en un periodo de crisis aguda, que en los años siguientes, habría de terminar en su desarticulación. En sólo un par de décadas, España perdió casi la totalidad de sus colonias americanas. Se formó de este lado del Océano Atlántico, un conjunto de países, separados ya de su antiguo centro de poder, enfrentados a constituirse como estados independientes.
En Sonora no existieron brotes de rebelión que apoyaran el movimiento de Independencia encabezado por Miguel Hidalgo, debido principalmente a la lejanía con la capital de la Nueva España y la ruta comercial de recuas de mulas que hacía muy lenta la comunicación, además que los intereses económicos de los españoles de la región, dueños del capital o Notables, como se les conocía, no se vieron afectados y no había motivos para participar a favor de la causa del movimiento insurgente. Por otra parte, debido al aislamiento geográfico en el que se encontraba Cananea en esa época, y a la poca importancia de la población, difícilmente habría tenido participación en esta guerra. Sin embargo, aunque con efecto retardado, habrían de sentirse, como en todo el Estado de Sonora, los cambios políticos y administrativos que se dieron una vez lograda la independencia e iniciada la República.
La vida independiente ofreció a la población regional la oportunidad de organizarse políticamente y manifestarse, tanto en los asuntos de carácter nacional, como en los de carácter local. En cuanto a los primeros, es obvio que las opiniones, tendencias políticas e intereses de las personas y grupos de la región no podían tener influencia decisiva en los foros nacionales; más bien, ocurrió lo contrario, por tratarse de zonas aisladas y marginadas, con poca población, sin medios para influir en los acontecimientos que se desarrollaban en el centro del país.
En Cananea, cuyo destino estaba ligado a la minería, las minas habían sido adquiridas por Francisco Manuel de Elguea, quién las vendió en 1820 a José Pérez de Arizpe, persona que asentaría la primera mina importante en el mineral. Don José Pérez de Arizpe traspaso las minas a su hijo, el teniente coronel Ignacio Pérez, quién se asoció con José María Arballo estableciendo en 1831 una hacienda de beneficio en ¨El Riíto¨, sin embargo, al igual que los intentos anteriores por desarrollar las minas de Cananea, se vieron frustrados por la inseguridad que representaban los cada vez más constantes y feroces ataques de los apaches, quedando abandonadas las minas hasta poco antes de 1860, cuando el Gral. Ignacio Pesqueira adquirió las primeras propiedades mineras que incluían las minas ¨El Ronquillo¨, ¨Chivatera¨, ¨La Plomosa¨, ¨La Tordilla¨ y ¨Cobre Grande¨, logrando trabajarlas continuamente mediante la permanencia de soldados en Cananea (Vieja) y posterior construcción de un fuerte a principios de 1865, probablemente en lo que ahora es el barrio del Barrilito, al norte de la estación del ferrocarril, permitiendo esto, que la minería en Cananea creciera y empezaran a llegar buscadores de minas y capitales extranjeros, principalmente de Estados Unidos.
Al igual que la guerra de independencia, en las guerras de reforma y de la intervención francesa, Cananea no tuvo injerencia directa, solo indirecta, cuando durante la intervención francesa, Ignacio Pesqueira, después de ser derrotado el 22 de mayo de1865 en La Pasión, cerca de Guaymas, huye hacia el norte, pasa por Hermosillo donde abandona la plaza sin combatir y se reconcentró en Ures. Allí fue atacado el día 13 de julio y resistió a sus enemigos hasta el 31 de julio en que rompió el sitio y se dirige a Cananea. Le quedaban como 400 hombres de su división en completo estado de desmoralización, que se le desbandaron en La Concepción, y casi solo llega a Cananea (Vieja) y allí, el 11 de agosto de 1865, en el Fuerte Pesqueira entregó el gobierno y la comandancia militar al Gral. Jesús García Morales, con el propósito de trasladarse a California en busca de pertrechos de guerra.
Las minas seguirían operándose como lo había venido haciendo desde que las adquirió Pesqueira y es hasta principios de los 1880´s, que con el uso de la electricidad, primero en la industria, y luego en forma generalizada, se inicia una segunda revolución industrial, donde también se descubrió que el cobre era el metal ideal para conducirla, por su abundancia y costo, lo que desembocó en una desenfrenada búsqueda del metal rojo, que apenas unos años atrás era desdeñado en la explotación de las minas. Explicándose de esta manera, una mayor afluencia de capitales extranjeros que ya habían empezado a fluir hacia Cananea, con más frecuencia y en mayor cantidad.
En 1883 Pesqueira vendió las minas que había adquirido al anglo-americano C. S. Benhan, quién organizó la Cananea Mining Co. que operó hasta 1886. Durante 1884 y 1885 también operó en Cananea, la minera King Copper Company.
En 1885 el general Ignacio Pesqueira denunció o volvió a denunciar las minas ¨Pavo Real¨, ¨Elenita¨, ¨Verde o Cobre Grande 5¨, ¨El Tordillo¨, ”San Rafael”, “Alfredeña”, “San Ignacio” y “El Ronquillo”, y estas serían las últimas minas que denunciaría, ya que muere el 4 de enero de 1886, y para abril del mismo año, las minas de Cananea habían dejado de operar y se encontraban abandonadas.
Hilario S. Gavilondo, quien a su vez había denunciado el fundo ¨Juárez¨ que había sido propiedad de O. D. Croker, constituyó la Empresa Minera Mexicana, compañía que crecería en 1888 con la adquisición de la mina ¨Que Esperanzas¨ de Jorge Kent, y en 1889 compra “La Elenita” a los herederos de Pesqueira y después denunció los fundos mineros ¨La Quintera¨, ¨Alfredeña¨ y ¨Unión Mexicana¨, esta última había pertenecido a los hermanos Robles.
Época de Greene
A fines del siglo XIX llega a Cananea el Coronel William C. Green quién adquirió las propiedades de Empresa Minera Mexicana y organizó en 1896 The Cananea Cooper Co., así como otras empresas que terminarían por ser absorbidas por la Cananea Consolidated Cooper Company, del mismo Greene, empresa que después sería coloquialmente conocida como las ¨4C¨.


Mina Cobre Grande. Primera mina adquirida por William C. Greene.
(Arizona Historical Society. Tomada de:Sonnichsen, C. L.)

Para 1891 Cananea tenía solo unos 100 habitantes fijos, que vivían en un caserío de madera y lámina, que aparecían y desaparecían conforme se descubrían las vetas y/o las minas dejaban de operar por diferentes causas. Para 1900 ya contaba con 891 habitantes y se notaba el crecimiento de la minería que empezaba a atraer migrantes de todo México y otros países, principalmente de Estados Unidos.
Primeras casas en Cananea (Foto: UACJ. Fondo Pictórico. Colecciones Especiales).

En diciembre de 1899 William C. Greene celebra un contrato con las autoridades para el establecimiento de una planta de beneficio con capacidad de 200 toneladas diarias, la instalación de vías de ferrocarril, líneas telefónicas y telegráficas; con lo que termina la transición de la minería colonial a la industrial e inicia la transformación de Cananea hacia la modernidad, y la explotación cuprífera de Cananea cobra mayor importancia en México e internacionalmente al convertirse en una de las zona mineras productoras de cobre más grandes del mundo.

 Planta de beneficio (Concentradora) de las 4C. Cananea, Son.

Esta etapa de modernidad que se experimentaba en las minas de Cananea, también se manifiesta desde el punto de vista administrativo y político, ya que Cananea se independiza del municipio de Fronteras al constituirse como cabecera municipal mediante decreto del 31 de Octubre de 1901, meses después, el 31 de Marzo de 1902, Francisco Larrañaga, primer presidente municipal, contrata los servicios de luz eléctrica, agua potable, teléfono urbano y tranvías, y de esta manera el municipio entra de lleno en la modernidad tecnológica y urbana.
Para 1901 se reconocían dos áreas bastante identificables del poblado, por un lado estaba Cananea (Vieja) y por otro El Ronquillo y entre ambos tenían una población cercana a los 3,500 habitantes, pero gracias al rápido florecimiento de la minería y otras actividades comerciales, para mediados de 1902 ya contaba con unos 12,000 habitantes. Cananea no estaba preparada para esta explosión demográfica, ya que era difícil instalar infraestructura y servicios en un tiempo tan corto, gran parte de esa gente se encontraba en terrenos de fuerte pendiente, pero además, los terrenos eran propiedad de la compañía minera. Greene para resolver esa problemática, ordenó el trazo de una nueva población sobre la Mesa Norte o La Mesa, meseta que se extiende desde la Calle Primera, hacia el este, hasta confundirse con el valle, y así, alejar el desarrollo urbano del quebrado terreno de El Ronquillo y Cananea (Vieja).


Plano de Cananea 1906 con la planeación urbana de 1902.

Al mismo tiempo que se refundaba Cananea, con una nueva estructura urbana, la bonanza del cobre enriquecía a Greene, riqueza que aprovechaba para invertir en la construcción del poblado, donde solo había donado algunos terrenos para el equipamiento urbano y el resto lo manejaba como propiedad privada a través de la Cananea Realty Company. Así mismo, invertía en el ferrocarril que comunicaría a Cananea con Naco, y de allí a todo Estado Unidos, mercado principal del cobre y otros metales que salían de las minas de Cananea. Para estas fechas, Greene ya contaba con una fortuna personal de 14 millones de dólares.
Tal era el poder de Greene, que en Cananea se festejaba anualmente el día 4 de julio, aniversario de la independencia de los Estados Unidos, aquello no era Cananea, ni un pedazo de tierra mexicana, parecía una sucursal de “Dolaria”.
Por otra parte, Greene organizaba un emporio ganadero en ambos lados de la frontera internacional, que después sería conocido como Latifundio Greene. Compraría los ranchos San Rafael y Palominas en Arizona pegados a la línea fronteriza, al mismo tiempo que se adueñaba de una gran extensión de terreno en los alrededores de Cananea, que abarcaban por el norte hasta la frontera, por el sur hasta Bacanuchi, por el oeste hasta Cocóspera y por el este hasta Naco. Para la producción de ganado en Arizona creo la Greene Cattle Company. En Sonora el 30 de septiembre de 1899 funda la Cananea Cattle Company S.A. y la Turkey Track Cattle Company S.A., que en 1906 alcanzarían una superficie de 143,657 ha y seguirían creciendo hasta alcanzar 280,118 ha en 1911. A la compañía sonorense le asignó la marca RO mientras que a la de Arizona la OR, marcas que trascenderían, con mucho, la frontera.

Emporio Ganadero de William C. Greene en 1911 (Tomada de:Sonnichsen, C. L.)

Sin embargo, esta modernidad no se reflejaba en lo social y laboral, la población en general, llevaba una vida de explotación, discriminación y miseria; reflejo de la política socioeconómica del dictador Porfirio Díaz, presidente de México. De este modo, aunque la industria, la ganadería, la agricultura y el comercio habían florecido, no beneficiaban de manera equitativa y proporcional a todas las clases sociales, y en las  minas los obreros eran explotados y maltratados por los propietarios y capataces americanos, protegidos por las autoridades locales, estatales y federales, pagándoles además, miserables sueldos comparados con los que se les pagaban a los trabajadores americanos por ejercer actividades similares.
Así pues, bajo estas condiciones socioeconómicas y políticas, para principios de 1906, Cananea tenía una población cercana a los 22 mil habitantes estando en auge la minería. De estos habitantes, unos 7,500 trabajaban en las 4C, y de ellos, unos 5,300 eran mexicanos y unos 2,200 extranjeros, principalmente norteamericanos. Los trabajadores mexicanos, en su gran mayoría, recibían un salario entre $2.50 y $3.00 pesos diarios y los norteamericanos recibían salarios mayores y pagados en dólares.
Estas condiciones hicieron que el 1 de Junio de 1906 más de 2000 trabajadores de las minas estallaron una huelga liderados por Juan José Ríos, Lázaro Gutiérrez de Lara, Manuel M. Diéguez y Esteban Baca Calderón del anarquista Partido Liberal Mexicano de filiación magonista que previamente habían fundado la Unión Liberal Humanidad y el Club Liberal de Cananea a principios de 1906.
Las principales exigencias del pliego petitorio de los huelguistas eran jornadas de 8 horas y salario de 5 pesos diarios, pero los obreros fueron duramente reprimidos por trabajadores de William C. Greene, propietario de la empresa las 4C, rangers traídos de Estados Unidos y por miembros del ejército, rurales y policías mexicanos, al mando del Gral. Luis E. Torres Jefe de la Zona Militar, Coronel Emilio Kosterlitzky Comandante de los Rurales de Sonora y Francisco Ortiz alcaide de la policía municipal.
Oficialmente el saldo de la huelga fue de 21 muertos y 19 heridos (Informe de Vázquez Barroso), más de 50 personas detenidas y cientos que huyeron por temor; sin embargo, en análisis posteriores de los eventos de la huelga, se ha logrado establecer que fueron como mínimo 36 los muertos mexicanos, 2 calcinados no identificados y 10 los americanos (G. Moreno, 2015), y alrededor de 50 heridos, en los principales días de la represión.
Como consecuencia de esta huelga, además de la dura represión contra los mineros y que siguieron trabajando en las mismas condiciones o peores, fueron apresados los principales líderes anarco-magonista y condenados a 15 años de prisión en la cárcel de San Juan de Ulúa, a donde eran enviados los enemigos políticos de Porfirio Díaz, pero fueron liberados al triunfo de Madero en 1911. Muchos obreros tuvieron que emigrar en busca de un trabajo distinto, pero la gran mayoría simplemente siguió en las minas de Cananea rumiando sus rencores y su impotencia.
Los funcionarios públicos, que eran impuestos o quitados a voluntad de Greene, probablemente porque no le gusto la actuación de estos durante el movimiento de huelga,  a petición, fueron destituidos el Presidente Municipal Filiberto Vázquez Barroso, el comisario de El Ronquillo Pablo Rubio, el director de la escuela pública Leopoldo Rodríguez Calderón y varios policías municipales.
Los directivos de la empresa también pagaron un precio, Dwight fue destituido como gerente general al mes siguiente. Greene, perdida su capacidad de maniobra y su credibilidad frente a los accionistas y la junta directiva, tuvo que pedir ayuda a Thomas F. Colé, que sin saberlo Greene, estaba asociado con John D. Ryan, quien había sido presidente a de la Anaconda una de las gigantes mineras, rival de las 4C, y ambos eran miembros de  Amalgamated Copper Complex. Fueron en su “auxilio” sólo para apoderarse de la empresa y al final del año, Greene había sido excluido de su empresa y las 4C sería una subsidiaria más de Anaconda. Con esto, además, llegaba a su fin una administración dispendiosa y deficiente en el terreno profesional. La administración estilo "viejo oeste" había llegado a su límite y si la empresa quería sobrevivir, requería una administración científica, y fue lo que el nuevo director general, Dr. Louis D. Ricketts, vino a realizar.
Las consecuencias fueron una inyección extraordinaria de capital, la reconversión tecnológica y el descenso paulatino del número de obreros extranjeros. La renovación, incluso. requirió de un cierre total de las 4C entre octubre de 1907 y julio de 1908. Cuando reanudó operaciones, lo hizo con un 82% de obreros mexicanos, proporción que aumentó todavía más en los años siguientes. La empresa, durante el periodo de 1908 a 1910, no pagó dividendos, pero el sacrificio de los accionistas valió la pena. Su futuro y las ganancias para las siguientes dos décadas estaban asegurados. De cualquier forma, las condiciones de los trabajadores mexicanos de las minas de Cananea siguieron siendo casi las mismas que en 1906.
Pero el costo social más grave de la reconversión tecnológica fue el desempleo y hasta el despoblamiento de Cananea, ya que siendo las 4C la industria más prospera del mineral, dio de baja a millares de obreros que migraron hacia otros lugares, causando una baja sensible en el dinero circulante en la población. El impacto fue de tal magnitud que para 1910, Cananea contaba con 14,841 habitantes y había perdido el 32% de la población que tenía en 1906, aunque hay que agregar, que el inicio del movimiento de la revolución tuvo influencia en la disminución de la población, al integrar a cientos de habitantes a sus filas.
Entre 1880 y 1910, la minería de Cananea vivió un periodo de auténtica restructuración y modernización productivas que siguió a más de un siglo de inestabilidad y franco estancamiento (prácticamente desde el descubrimiento de las minas), y que fue en gran medida, desde mediados de los 1880´s, una actividad concebida, dirigida y orientada por los intereses de consorcios extranjeros, particularmente norteamericanos.
Mientras tanto, William C. Greene, quien había traído la modernidad a Cananea, se encontraba viviendo entre Estados Unidos y Cananea, y había hecho crecer su emporio ganadero y otras empresas. Para mediados de 1911 se encontraba en Cananea y el 31 de julio tiene un accidente saliendo del Hotel Alejandría, donde acudía al barbero, uno de los caballos de su carruaje se encabrita y desbocado el animal, el vehículo se estrella contra una cerca de madera de una casa ubicada frente a la iglesia, queda malherido y muere a las 5:00 a.m. del 5 de agosto de 1911, al complicarse sus heridas con una neumonía. De esta trágica manera, terminaría toda una época en la que Cananea, de ser una ranchería Pima con una minería incipiente, pasaría a ser una ciudad minera de las principales del mundo en la producción de cobre y otros metales preciosos.