domingo, 17 de mayo de 2015

LA CONSPIRACION: CANANEA 1910
Gustavo A. Moreno Martínez moremar@prodigy.net.mx
INTRODUCCION
En Cananea y sus alrededores la semilla de la revolución ya estaba sembrada, ya que algunos de los antiguos participantes de la huelga de 1906, desde 1909 comulgaban con los preceptos maderista y habían estado reuniendo armas, y en víspera de las elecciones presidenciales primarias del 26 de junio de 1910 y de las secundarias el 10 de julio; Juan G. Cabral en compañía de Salvador Alvarado Rubio, Pedro F. Bracamonte y Rafael T. Romero, trataban de encabezar un levantamiento armado en Cananea, pero la conspiración fue traicionada, muchos fueron aprehendidos y otros lograron escapar a las garras del porfirismo.
ANTECEDENTES
Es conveniente recordar que los clubes liberales dominaron desde principios del siglo XX la franja fronteriza entre Sonora y Arizona; los clubes formaron un cinturón ideológico que abarcaba toda la frontera. La huelga de Cananea en 1906 era tan sólo una expresión de la intensa actividad política que generaba el anarquismo y el descontento social en la región. Es necesario recordar esta labor política y social que desarrollaron estos clubes, por que sin duda, al menos en Cananea, fueron la base para la mayoría de los movimientos laborales, sociales y políticos que nuevamente empezaron a aflorar en la zona en 1909, sobretodo, al asimilarse el pensamiento político de Madero, que vendría a remover las cenizas de aquella Cananea de 1906 que todavía clamaba justicia social, laboral y libertad política.
Cananea, desde la huelga, se encontraba fuertemente guarnecida, y al inicio del levantamiento de Madero donde exigía respeto al derecho al voto y la no reelección, el gobierno vigilaba con gran celo este mineral, ya que seguían latente los reclamos laborales de los obreros y el resentimiento social por la discriminación de que seguían siendo objeto por los empleadores y trabajadores americanos.
Durante los primeros meses de 1910, Madero había estado realizando proselitismo político en el norte del país, preparándose para presentar su candidatura a la presidencia de la República, ya que se aproximaba la celebración de la Convención Antirreeleccionista, que había sido convocada por el Centro Antirreeleccionista de México para el 15 de abril en la capital de la República, a la cual concurrieron, por acuerdo previo, el Partido Nacional Antirreeleccionista y el Partido Nacionalista Democrático recién constituido, de donde surgiría la candidatura de don Francisco I. Madero y del doctor Francisco Vázquez Gómez, para Presidente y Vicepresidente, respectivamente, y las de los licenciados José María Pino Suárez, José Ferrel, Toribio Esquivel Obregón, Celedonio Padilla y Jesús L. González para Magistrados de la Suprema Corte de Justicia. Sobra decir que Porfirio Díaz, desde 1909, ya había manifestado su intensión de contender de nuevo por la presidencia, aunque con anterioridad había manifestado lo contrario.
A principios de 1910 se llevó a cabo la visita de don Francisco I. Madero al Estado de Sonora, quien desde que pisó el territorio sonorense empezó a sentir la presión de las autoridades locales. El 9 de enero tocó Álamos, donde se le prohibieron reuniones de tipo político; después fue a Navojoa y Guaymas, donde fue recibido con entusiasmo por sus simpatizantes. En Hermosillo se multiplicaron los atropellos de las autoridades, habiendo ordenado a los hoteles y casas de huéspedes que no dieran alojamiento. Para amedrentar a Madero y a sus acompañantes hicieron circular rumores en el sentido de que se había dictado orden de aprehensión en su contra y de que el jefe de rurales había recibido la consigna de hacer desaparecer al líder Antirreeleccionista en su viaje para Cananea. Aunque esto último no se pudo comprobar, si hicieron su efecto, pues Madero tenía planeado ir a Cananea y otros lugares, pero Maytorena lo convenció de que era mejor no hacerlo porque el gobierno estaba buscando provocarlo para así justificar una intervención de la policía. Madero, desistió de visitar otras poblaciones sonorenses y se dirigió a Nogales, Arizona para dejar Sonora y viajar a Cd. Juárez por el lado americano. A pesar de ello se fundó un Club Antirreeleccionista en Cananea.
La amenaza del antireeleccionismo crecía incontenible y entre los amigos de Porfirio Díaz no faltó quien quisiera servir de mediador entre el decadente dictador y Madero que había logrado conmover al pueblo con sus preceptos democráticos. Fue Teodoro A. Dehesa, gobernador de Veracruz, el intermediario para que ambos celebraran una entrevista en la ciudad de México el 16 de abril. La conversación no tuvo trascendencia alguna para el momento político de la nación.
En esta entrevista Madero le pide a Díaz que respete el voto popular, Diaz, creyendo todavía en su poder, escuchó a Madero en la exposición de sus ideales democráticos y lo alentó a seguir en la lucha, finalizando la entrevista al decirle que ya sabía que tenía dos contrincantes, él, Madero, y don Nicolás Zúñiga y Miranda, este último había servido de “palero” a las anteriores campañas políticas de reelección de Diaz, pero esta vez, al ver la fuerza arrolladora de los ideales Antirreeleccionistas, silenciosamente se hizo a un lado del escenario político.
Debe tenerse presente que los nacionalistas demócratas integraban un partido de acción circunscrita a los límites del Distrito Federal, en tanto que los Antirreeleccionistas, gracias a la dedicación de Emilio Vázquez y al trabajo de Madero, habían conseguido la instalación de clubes Antirreeleccionistas en el territorio de Baja California, en la población de SiIverbell (Arizona) y en los Estados de Aguascalientes, Chiapas, Chihuahua, Coahuila, Colima. Durango, Guanajuato. Guerrero. Hidalgo. Jalisco, México, Michoacán, Morelos, Nuevo León, Oaxaca. Puebla, Querétaro, San Luis Potosí, Sinaloa, Sonora, Tamaulipas, Tlaxcala, Veracruz, Yucatán y Zacatecas, todos los cuales enviaron representantes a la convención del 15 de abril.
Pero ya se sabía cómo estaba preparando las elecciones Díaz y en muchos lugares surgieron o se reactivaron movimientos revolucionarios con la intención de levantarse en armas. Al igual que en Cananea, surgieron levantamientos Antirreeleccionista en Tlaxcala y Sinaloa. Se reprimen revueltas campesinas en Cabrero de Inzunza, Sinaloa, y Valladolid, Yucatán. Además, Francisco I. Madero y Roque Estrada son detenidos a principios de junio y encarcelados en Monterrey por orden de Díaz, bajo los cargos de conato de rebelión y ultraje a las autoridades. En este estado de exaltación política y social se llega a la víspera de las elecciones en Cananea.
LA CONSPIRACION
Como ya se mencionó, en Cananea y sus alrededores la semilla de la revolución ya estaba sembrada, y algunos de los participantes de la huelga de 1906, desde 1909 habían asimilado el pensamiento político y social de Madero y comulgaban con sus preceptos esenciales de respeto al voto y la no reelección. Los conceptos revolucionarios vertidos a través de periódicos como Regeneración, órgano de difusión del Partido Liberal Mexicano (PLM), Diario del Hogar, El Demófilo, El Hijo del Ahuizote, El Padre del Ahuizote, El Nieto del Ahuizote, Vésper, Excélsior, La Voz de Juárez, El Colmillo Público, etcétera; habían hecho madurar la conciencia de muchos líderes mineros cananenses sensibles a la problemática social de México, que respondieron de inmediato al llamamiento de Madero en su campaña electoral desde principios de 1910, formando el Club Antirreeleccionista en Cananea al que denominaban Club Constitución de 1857, integrado en su gran mayoría por mineros. Hacían sus reuniones en el subterráneo de una casa ubicada en la 4ta Oeste, en las faldas de la Mesa Sur, propiedad de un chino llamado Chunguí, simpatizante de la causa revolucionaria, a donde llegaban los maderistas miembros del Partido Antirreeleccionista y de otros grupos.
Como se había evidenciado desde la visita de Madero a Sonora, las actividades de los antirreeleccionistas y anarquistas no eran vistas con buenos ojos, tampoco lo eran en Cananea y el 16 de mayo en una redada encabezada por el presidente municipal Eduardo R. Arnold y el comandante de la policía, la casa del chino Chunguí es rodeada y son aprehendidas 29 personas, entre ellas los principales dirigentes del movimiento antirreeleccionista. Entre los detenidos estaban Juan G. Cabral, Salvador Alvarado, los hermanos Ignacio y Rafael T. Romero, Demetrio R. Silva, los hermanos Macario y Manuel Cabral, Pedro F. Bracamonte, Isidro Ayala y Palemón Blanco. Los detenidos fueron llevados a la carcelita de El Ronquillo y después los trasladaron a la Cárcel de Cananea, donde permanecieron varios días. Probablemente al no encontrarles armas y no poder configurar otros delitos, fueron consignados como vagos y obligados a trabajos forzados en la apertura del tajo de lo que ahora es el puente de la Juárez, trabajos que habían iniciado en ese año, para abrir el paso a través de la pendiente occidental de La Mesa para comunicar El Ronquillo por esta avenida.
La Cárcel de Cananea en junio de 1910.
Al salir de la cárcel Juan G. Cabral, Salvador Alvarado y Pedro F. Bracamonte; siguieron planeando el levantamiento armado. Ellos trabajaban activamente para colectar armas y municiones. Además, se unieron a un grupo de rebeldes bajo el liderazgo de Luis Arvizu, quien había incursionado en Cananea hacía varios meses, uno de los comprometidos en ese grupo era Jesús Q. Hernández, quien también había participado en la huelga de Cananea en 1906.
Juan G. Cabral, Salvador Alvarado Rubio y Pedro F. Bracamonte.
Estos líderes estaban reuniendo armas con la intención de lanzarse a la lucha armada, ya que se había registrado la fórmula Díaz-Corral para las elecciones presidenciales y la maquinaria electoral estaba en manos del gobierno y no habría medio alguno de que se disputara el poder al general Díaz con probabilidades de éxito; por lo que se preparaba la lucha armada, sí como estaba previsto, Díaz ganaba las elecciones.
La represión que inició el dictador contra todas las expresiones antirreeleccionistas que surgieron en varios estados de la república, como Tlaxcala (27 de mayo), Sinaloa (2 de junio) y Yucatán (4 de junio), y que días después empezaron a ser reprimidas, venían a evidenciar las intenciones de Díaz de que por ningún motivo cedería el poder. Sin embargo, la gota que vino a derramar el vaso fue la detención y encarcelamiento de Madero y Estrada el 6 de junio en Monterrey, ya que, aunque el grupo liderado por Juan G. Cabral, seguía reclutando gente, comprando pertrechos de guerra y haciendo reuniones ahora en Buenavista (El Pueblo) y Chivatera, a partir de la detención de Madero este proceso se aceleró.
En la primera quincena de junio de 1910, en las tiendas Copper Queen de Bisbee, Douglas, Warren y Lowell, en Arizona, y con otros distribuidores independientes, estaba sucediendo un hecho poco común y que era comentado por todos los distribuidores de armas y sus empleados. Todos ellos, en unos cuantos días habían agotado las reservas de rifles 30-30, carabinas y pistolas, principalmente 44-40; así como las balas para estos tipos de armas. Pero además, todas las armas habían sido compradas por mexicanos y no había forma de conseguir más armas a lo largo de la frontera del sureste de Arizona. Otro dato por demás inusual: la gran mayoría de ellas se habían vendido entre el 14 y 15 de junio.
Se especulaba si los compradores de las armas y las municiones eran residentes de Cananea y no se podía establecer en esos días sí las armas se iban a utilizar para un propósito legal. Ninguno de los distribuidores se sentía capaz de ofrecer explicación alguna a esta acelerada compra de armas, ya que hasta esos días de junio no se hablaba de alguna actividad revolucionaria en Sonora, solo se hablaba de las próximas elecciones y de la escasa oportunidad que tenían los contrincantes de Díaz de ganarlas.
Durante la primera quincena de junio en Cananea se respiraba un ambiente tenso debido a la represión del gobernador interino Alberto Cubillas y Luis E. Torres, representantes del porfirismo en el estado, en contra de los grupos antirreeleccionistas de Sonora. Los miembros del Club Antirreeleccionista y del Partido Liberal Mexicano estaban organizando a los mineros para un levantamiento en la zona, que se llevaría a cabo en caso de ganar Díaz las elecciones. Sin embargo, esta compra acelerada de armas se debía a que Juan G. Cabral y su grupo de seguidores, al saber de la aprehensión de Madero, habían decidido atacar Cananea en víspera de las elecciones primarias y estaban planeando su levantamiento para el 19 de junio. Aunque hay versiones de que este se podía llevar a cabo el 24 de junio, día de San Juan, o el 26 de junio, día de las elecciones primarias.
Es probable que esta inusual compra de armas haya llegado a oídos de los servicios secretos de Díaz, que seguramente venían dando seguimiento a todos los movimientos políticos del Estado, pero principalmente en aquellas poblaciones donde había un fuerte arraigo anti-porfirista, como sucedía en Cananea; pero además, es probable que hubiera tenido personas infiltradas en el grupo de Cabral, ya que este fue traicionado y la conspiración fue denunciada por Jesús Q. Hernández y tres días antes de la fecha, la noche del 16 de junio, 63 hombres fueron detenidos en una reunión secreta y les decomisaron cerca de 100 rifles y muchas balas, la mayoría eran rifles 30-30. En una casa de Chivatera fueron decomisados 45 rifles y muchas balas. En otra casa de Buenavista se encontraron 12 rifles y 500 balas.
Parte del grupo capturado el 16 de junio de 1910. Estos 12 fueron enviados a Hermosillo y el resto a Nogales. (Foto: El Paso Herald, 21/06/1910).
A los detenidos los mantuvieron incomunicados y las autoridades mexicanas negaban conocer la detención de los 63 miembros del Club Antirreeleccionista y haber confiscado las armas y municiones en una reunión política secreta el pasado jueves 16 de junio por la noche, lo negaban ante las preguntas de reporteros y familiares. Se decía que al menos unas 400 personas fueron arrestadas en el norte de Sonora y se estuvieron realizando revisiones casa por casa en búsqueda de más armas.
De los doce que se enviaron a Hermosillo. Z. González, Carso Madiro y Raymundo Mersadena, tres prominentes hombres del PLM, escaparon de las tropas mientras se dirigían a la cárcel en Hermosillo. Se dice que lograron escapar vestidos de mujer, ya que algunos amigos les proporcionaron las vestimentas para que pudieran escapar. Un centenar de soldados fueron comisionados a su captura y una recompensa de 200 dólares fue ofrecida por la captura de cada uno. Además, esto motivó que se tomara la decisión desde México, de enviar 500 soldados adicionales que serían enviados al campo alrededor de Cananea, cuyas órdenes eran detener cuando menos a 500 hombres cuyos nombres habían sido proporcionados como integrantes del movimiento antirreeleccionista.
Juan G. Cabral, Pedro F. Bracamonte, Rafael T. Romero, Salvador Alvarado y otros líderes logran escapar a esta traición y se vieron obligados a huir hacia Estados Unidos. Al menos Cabral y Alvarado cruzaron a pie la frontera hacia Tucson y finalmente llegaron al mineral de Ray, Arizona, después de caminar durante cinco días. Con el objeto de allegarse, de nuevo, fondos para adquirir armas e implementos de guerra, Cabral estableció un pequeño comercio con el que encubrió sus actividades mientras estuvieron en Ray.
Mineral de Ray, AZ (1908) donde se refugiaron Cabral y Alvarado en junio de 1910.
(Foto: http://www.westernmininghistory.com/.)
Localización del mineral de Ray, AZ donde se refugiaron Cabral y Alvarado
(Plano: http://tucson.com/news/local/mine-tales-ray-mining-district-has-history-of-more-than/)
Cananea desde ese momento estuvo custodiada por dos compañías del 25o Batallón de Infantería y un comando de rurales bajo el mando del Col. Emilio Kosterlitzky que estaban vigilando las tres entradas más importantes de la ciudad, además, la policía local estaba en alerta y en armas para que actuasen si era necesario. Quinientos soldados ya se encontraban en Cananea, pero se creía que se necesitarían más para prevenir un brote en contra del gobierno. El general Torres avisó a las autoridades municipales que en el momento que se requiriera, él enviaría 400 hombres más en un tren especial, tropas que llegarían la mañana del  22 de junio, comandados por el propio general Torres.
Una persona, prominente líder antiporfirista, del que no se dio su nombre, se rio por el hecho de que las tropas habían recibido la orden del general Torres de trasladarse a Cananea y seguramente porque sabía lo que se estaba planeando, comentó:
"Va a necesitar todas sus tropas en Hermosillo, más de lo que lo hará en Cananea….."
Tres días después, cuatro hombres fueron detenidos la mañana del domingo 19 de junio al noreste de Cananea, cerca de la estación Villa Verde (Estación El Riito), con 3,500 paquetes de cartuchos, dos rifles, dos carabinas y dos revólveres. Estos también fueron llevados a Nogales para su juicio. Los contrabandistas estaban en Nogales vigilados por 20 hombres fuertemente armados. Dos de estos hombres eran de Naco y dos de Cananea, y se dijo que estos hombres iban a Cananea provenientes de Naco, con el armamento cargado en dos burros, pero no pudieron llegar a su destino debido a la falta de capacidad de sus animales para llevar la carga, es decir, los aprehendieron porque se les cansaron los burros. Se supo que el mismo domingo en la noche, personas enmascaradas arriando tres burros cargados con sacos de municiones, fueron vistos en el lado americano de las estribaciones de la Sierra de San José y esperaban aprehenderlos en cualquier momento. El lunes 20 de junio, otra persona con armas fue capturada en Cananea y otro traficante fue arrestado cerca de Naco, sin declarar la cantidad de armas decomisadas en estos casos.
Ante este alud de contrabando de armas y municiones, Kosterlitzky al mando de 50 rurales fueron distribuidos en la frontera para evitar que se siguieran introduciendo armas a Sonora por la frontera sureste de Arizona, ya que solo los tres últimos decomisos estaban valuados en miles de dólares.
El descubrimiento de las armas contrabandeadas por la frontera fue seguido por redadas policiales en muchos pueblos en el norte de Sonora, donde los líderes tuvieron que huir. Los seguidores de los líderes antirreeleccionistas, en su mayoría jóvenes supuestamente reyistas, exigían libertad política, libertad de expresión y el derecho a votar. Declaraban que irían a las urnas el día de las elecciones preparados para luchar sí se les negaban sus derechos constitucionales.
El mismo día domingo 19 de junio, el servicio secreto mexicano descubrió que los antirreeleccionista celebraron dos reuniones en una casa de la calle South Stanton de El Paso, Tx, los agentes del servicio secreto creían que era un intento de levantamiento general para cuando el general Bernardo Reyes regresara de Europa (Estaba comisionado por Díaz en Londres). Los oficiales de las tropas mexicanas estacionadas en Ciudad Juárez, también tuvieron informes de la adquisición masiva de armas en El Paso, Bisbee, Douglas y Naco.
En Cananea, las autoridades tomaron medidas para que las reuniones, que de algún modo pudieran crear problemas, fueran disueltas y la policía tenía órdenes de dispersar cualquier reunión de más de cincuenta personas, ya que se aseguraba que muchas armas y municiones estaban todavía en manos de los antirreeleccionistas, aunque se creía que difícilmente habría problemas serios, ya que para entonces los soldados, los rurales y la policía estaban en alerta. Las autoridades comentaban que el temprano descubrimiento de la presencia de armas de fuego y municiones, y la captura y encarcelamiento de miembros y líderes del movimiento antirreeleccionista, probablemente hubiere desanimado a los revolucionarios al verse privados de sus líderes y de muchas de las armas con las que pensaban llevar a cabo la toma de Cananea.
El 20 de junio en la tarde, el cónsul mexicano Torres, en Naco, Arizona recibió información de que se había planeado un ataque a Naco, Sonora y desde Cananea se enviaron al menos 20 hombres para proteger el resguardo aduanal y el dinero recolectado por la aduana se envió a la casa del cónsul Torres en Naco, Arizona, donde fue custodiado por funcionarios estadounidenses.
El Comisario Cubillas de Naco estuvo comprando todas las armas se pudieran obtener en Naco, Arizona y colocó una guardia para proteger las propiedades del gobierno. Los soldados enviados de Cananea se acuartelaron en el almacén de la 4C preparándose para una estancia prolongada. Durante la noche el edificio de la aduana mexicana y la oficina de correos quedaron custodiados anticipando un ataque de los antirreeleccionistas. Por temor al ataque, todas las mujeres de la parte mexicana se trasladaron a Naco, Arizona y durmieron en la casa del cónsul mexicano, donde también estaba el Administrador de la Aduana, el Comisario Cubillas y sus familias, quedando todos bajo la custodia del alguacil Newell, el mariscal Will White y un pelotón de guardias.
Aunque el ataque esperado en la aduana mexicana en Naco. Sonora, se vio frustrado por la llegada de soldados de Cananea, toda la frontera desde Cananea a Ciudad Porfirio Díaz en Coahuila, se encontraban en un estado de efervescencia revolucionaria y se temían revueltas en al menos una docena de lugares. Todas las tropas mexicanas disponibles se acantonaron a lo largo de la frontera con la orden de suprimir todos los disturbios con mano de hierro.
El gobierno del estado, previendo cualquier sorpresa, ordenó al general Luis E. Torres establecer su residencia oficial en Cananea para hacerse cargo directamente de las fuerzas armadas acantonadas en este mineral, por lo menos hasta después de las elecciones secundarias del 10 de julio. También, en previsión de posibles manifestaciones de descontentos a lo largo de la frontera, se fortalecieron las guarniciones en todos los puntos fronterizos y los agentes federales de Estados Unidos en la frontera, recibieron la orden de estar en alerta máxima hasta después que hayan pasado las elecciones en México. Se proclamó la ley marcial en Cananea y otras ciudades fronterizas. También se ordenó cerrar las cantinas desde el viernes 24 hasta el lunes 27 de junio.
Se decía por parte de las autoridades mexicanas que los periódicos impresos en español en el lado estadounidense de la frontera, habían sido un factor importante en el incremento del descontento ampliamente expresado por las poblaciones localizadas a lo largo de la frontera. Por otra parte, trataban de negar los eventos que estaban sucediendo en Sonora, y al igual que con los hechos de la huelga de 1906, también trataban de ocultar la conspiración descubierta en Cananea y el contrabando masivo de armas a lo largo de la frontera sureste de Arizona, culpando a los medios de información de exagerados.
Sin embargo, así como no pasó nada en Cananea, en la gran mayoría de las poblaciones de Sonora tampoco, y tan se tranquilizaron las aguas revolucionarias con este gran golpe a la estructura antirreeleccionista en Cananea, que el presidente municipal, Eduardo R. Arnold, viajo a la Ciudad de México el 23 de junio como delegado a la convención donde habría de ser elegida la fórmula Díaz-Corral para contender en las elecciones primarias del 26 de junio y secundarias el 10 de julio, mismas que ganarían días después.
Así llegó el día de las elecciones en Cananea, donde estuvo lloviendo buena parte de la tarde, no hubo la menor incitación a la violencia. La ciudad estaba bien vigilada y los rurales hicieron su función. Las elecciones transcurrieron sin el menor problema y la ciudad estaba tranquila. No hubo disturbios, no se observaron tropas armadas durante todo el día y los soldados acudieron a las urnas sin armas, pero todo el día estuvieron en los sitios de votación en número considerable, al igual que agentes armados de la policía local y la policía secreta de Porfirio Díaz que no dejaban votar a las personas identificadas con grupos antirreeleccionistas. Hubo relleno de urnas hasta con votantes que ya habían muerto. Durante el día el Gral. Torres estuvo acompañado por el presidente Eduardo R. Arnold, estuvieron conduciendo por todas las calles de Cananea y manteniéndose informado del transcurso de las lecciones y manteniendo contacto con todo lo que sucedía en la ciudad.
La facción antirreeleccionista fue derrotada en La Mesa con una votación de 262 a 164 y en El Ronquillo el voto estuvo 304 a 95, también ganando la fórmula Díaz-Corral. Decían, esto demuestra la fuerza de los antirreeleccionistas, pero más bien lo que mostraba era esa falsa paz impuesta bajo el terror del puño de hierro de Díaz; así mismo, mostraba un alto porcentaje de abstencionismo, ya que aun cuando las mujeres todavía no tenían derecho al voto, el porcentaje de votación fue mínimo, considerando que Cananea para esas fechas tenía cerca de 15 mil habitantes y solo votaron 825 personas, de estos, muchos eran soldados traídos de otras partes.
Para cerrar con broche de oro, por la tarde se celebraría un partido de béisbol entre Cananea y El Paso, correspondiente a la Liga Cactus, pero se suspendió por lluvia en la tercera entrada quedando el score 3 a 0 favor Cananea. Al anochecer se celebraría un concierto en honor al Gral. Torres y esposa, que llego ese día de Hermosillo y pasarían el verano en Cananea en una casa que les había regalado las 4C.
En una entrevista con el Gral. Luis E. Torres, ese mismo día, declaraba que no se esperaban disturbios en ningún lugar del estado. Comentó que el sábado en la noche había telegrafiado al Vicepresidente Ramón Corral diciéndole que Cananea estaba tranquila, recibiendo mediante otro telegrama la respuesta ese domingo por la mañana, que decía:
"Estoy encantado de saber de la condición de tranquilidad en Cananea. Tal es, sin embargo, la condición de toda la República. Ramón Corral."
Qué manera de autoengañarse y es aquí donde aplica con más claridad aún, que cuando se escribió en agosto de 1906, el párrafo escrito por Rafael de Zayas Enríquez en un informe que envió a Porfirio Díaz después de los eventos de la huelga de 1906:
Que hay algo grave, muy grave, es cosa segura, y quienes miran con indiferencia la situación actual, cometen imperdonable error y contraen una seria responsabilidad para ante la historia. Los pequeños movimientos que se han operado hasta ahora en Cananea, Aguscalientes, Chihuahua y aún en esta misma capital, precursores de los que se preparan en otros grandes centros del país, bajo la cuestión obrera, no son más que ensayos de fuerza, de expansión, de virilidad, para saber con lo que se cuenta y calcular hasta dónde se puede llegar.
La fase armada de la revolución, reconocida oficialmente, solo tardaría 5 meses más en mostrarse con toda crudeza en la anhelada búsqueda de justicia social, económica y de libertad política; mostrada en frustración y coraje tantas décadas contenidos por el pueblo mexicano, que finalmente empezaría a ver una esperanza aquel 20 de noviembre de 1910 y que aún, hoy día, no consigue a cabalidad.

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